sábado, 28 de diciembre de 2013

DIARIO DE UNA DAMA DE PROVINCIAS

No he visto Nymphomaniac 1 todavía. Así que mi opinión tendrá que esperar al año que viene. De los estrenos de esta semana recomiendo El médico, si tienen ganas de volver a las tardes de sábado en un cine de programa doble; Ernest y Celestine, si tienen niños que aprecien hermosos dibujos y hermosas historias; Una vida sencilla, si tienen ganas de compartir una historia de cariño y fidelidad muy poco convencional y sin ningún dramatismo.


Ya que las películas no dan para mucho más, me permito recomendarles un libro delicioso. Se titula Diario de una dama de provincias, de E.M. Delafield. Está escrito en 1929, pero su actualidad es absoluta. Lo ha publicado Libros del Asteroide en una excelente traducción de  Patricia Antón. ¿Para cuando los siguientes Diarios de la dama de provincias?

Dejo aquí algunos de los pensamientos de la dama que mas contemporáneos me parecen. Pero hay muchos más, sobre todo los relacionados a madres e hijos.

Me preguntan que me parece Harriet Hume, pero no puedo opinar puesto que no lo he leído. Tengo la deprimente sensación de que podría pasarme como con Orlando, sobre el que fui perfectamente capaz de hacer comentarios muy inteligentes hasta que lo leí y me encontré con que, desgraciadamente, no conseguía entenderlo.

Llega el ejemplar del mes del club del libro, y vaya chasco me llevo. El libro en cuestión es la historia de un sitio que no me interesa, escrita por un  autor que no me gusta. Lo devuelvo a su envoltorio y elijo otro de la lista de recomendaciones. Cuando leo un pequeño suplemento literario que venía con el libro, me encuentro con que ya estaba previsto que alguien procediera exactamente como lo he hecho yo, proceder que se describe como “el mayor error de su vida”. Me llevo un gran disgusto, no tanto por haber cometido (posiblemente) el mayor error de mi vida como ante la deprimente idea de que todos nos parecemos tanto que, por lo visto, los escritores inteligentes son capaces de predecir nuestra conducta con toda exactitud.

(He de plantearme aquí una duda inevitable: ¿No peca acaso todo el género humano de un optimismo erróneo que lleva al falso convencimiento de que los compromisos sociales, si quedan lo suficientemente lejos en el tiempo, nunca se materializarán?)

En  la vida cotidiana, decir la verdad resulta extraordinariamente difícil. ¿Es solo mía esta idiosincrasia tan deplorable o hay otros que también la padecen?

Comprendo que tendré que ir tarde o temprano a la exposición italiana, y en realidad estoy decidida a ir, pero también estoy segura de que no voy a entender nada cuando vaya y me veré en grandísimas dificultades cuando me pidan después mi opinión.

Feliz Fin de Año¡¡¡


sábado, 21 de diciembre de 2013

ESTRENO DE STUPOR MUNDI


(Ramón Herreros, pintor. Hilari M. Pellicé, director, en la presentación del documental)
El miércoles 18 hicimos un pase de STUPOR MUNDI. UNA APROXIMACIO A L’OBRA DE RAMON HERREROS, en los Cines Girona de Barcelona. Fue una noche muy emocionante. Era la primera vez que se veía el documental en una pantalla de cine (la proyección en el Festival de Valladolid fue en una sala del Museo Patio Herreriano) y la verdad es que verlo en una pantalla tan grande como la de la Sala 1 de los Girona impresionaba. La calidad y la belleza de los cuadros de Ramón ganaba con las dimensiones.
Vino mucha gente. Algunos conocían a Ramón y su obra; otros conocían a Ramón, pero no su trabajo; y hubo también personas que no le conocían, ni a él, ni su pintura. Amigos de amigos, compañeros del mundo del cine, conocidos recientes que poco a poco se van acercando a su obra.  Fue muy interesante escucharles a la salida o leer los comentarios que nos han ido enviando tras la proyección.
Interesante por dos cosas. Una, que me parece la mas importante, es la sorpresa que produce escuchar como se vive con los cuadros.  “Se trata de un argumento que no está legitimado, frente a los más elaborados de los sabios del arte”, me ha escrito entre otras cosas un viejo amigo. Comprobar que los cuadros forman parte de la vida, te ayudan a vivirla, te acompañan, es algo que no se podían imaginar.
Y esto me lleva a la otra consideración. Darme cuenta que para muchas personas el arte, la pintura, los artistas se sienten como algo lejano, elitista, incomprensible, solo apto para entendidos que utilizan un lenguaje críptico, que necesita traducción. Una sensación que te hace sentir mal por no ser capaz de entenderlo o de disfrutarlo. En este documental, de repente, se encontraron frente a una obra que, cargada como está de contenido filosófico, de simbolismo, de profundidad y de belleza, no solo “se entendía” sino que se “disfrutaba”.
Una amiga me dijo algo muy revelador al salir del pase: “no nos han enseñado a mirar la pintura como algo cercano”. La culpa de que esto suceda está muy repartida. La educación que por un lado academiza y aburre en su rutinaria manera de enseñar el arte, cuando lo enseña, porque últimamente ya ni eso, convirtiéndolo en objeto de museo, muerto. El mercado del arte que vive de construir fenómenos incomprensibles ajenos a los deseos y necesidades del público, expulsando a la gente normal de las galerías y los museos de arte contemporáneo  (una persona que me conoce muy poco y que no sabe mi vinculación con un pintor me dijo hace unos días que había ido al Gugenheim hace mucho tiempo y que había visto una exposición por lo visto de alguien muy famoso. Había cuadros enormes pintados solo de un color, se llamaban, Red, Blue. Se los miró y pensó que o bien era una tomadura de pelo o bien ella debía ser una analfabeta artística. Nunca mas volvió al museo). Esta especie de encumbramiento de la NADA,  es lo que ha alejado el arte de la gente de la calle. No se trata de rebajar planteamientos. La pintura de Ramon es compleja y tiene muchos significados. Pero tiene antes que nada un valor de cercanía. Se disfruta, se siente, se quiere. Como dice una de las personas que intervienen en el documental. “hay un enamoramiento”.
Mas allá de su valor como “documento”, este film, realizado sin ninguna ayuda institucional y sin ningún apoyo oficial, nos está sirviendo para intentar acercar las obras a sus legítimos destinatarios: el público.


GENTE EN SITIOS



Gente y sitios, dos conceptos indispensables para hacer una película, una novela, una pieza de música, o un cuadro. Hace falta gente que esté, que lea, que vea, que escuche;  y hacen falta sitios para estar, leer, ver o escuchar. Gente en sitios es un film  diferente. No es prosa, no es poesía. Son aforismos. Y utilizo esta definición antigua más que la muy contemporánea tweet, porque creo que un aforismo tiene mas complejidad que un tweet. Y la gente en sitios de Juan Cavestany tiene mucha complejidad. Mas de la que su sencilla y simple apariencia deja entrever. Estas pequeñas anécdotas, surrealistas, divertidas, desconcertantes, inusuales, inesperadas, se encadenan entre si como un tapiz de patchwork humano, un retrato de retratos. Pero lo mas sorprendente, al menos para mi, es que ese conjunto de gentes como cualquiera de nosotros, que se encuentra en sitios tan cotidianos como los que nos rodean y por donde nos movemos, acaban por ser alienígenas, seres de otro planeta cuando la película da un salto de la comedia de costumbres al cine de ciencia ficción, sin que en realidad sepamos porque sucede esto.  Gente en sitios es un film para ver con calma, detenerse en algunos episodios y pasar por encima de otros según el momento de cada espectador. Por eso, por el tipo de producción, por su campaña de difusión, es una película de consulta mas que de consumo.

No quiero dejar de destacar un efecto colateral del film. Ser un muestrario de jóvenes actores y actrices del cine español de ahora mismo, unos consagrados, otros por empezar. Solo por esa gente, ya merece ocupar un sitio en la pequeña historia del cine español.  

Aprovecho para recomendar el Festival Márgenes que se está celebrando estos días. Todas las películas de su sección oficial se pueden ver GRATIS, en su web. Abierto hasta el 31 de diciembre. Si tienen curiosidad, arriesguénse a descubrir películas distintas que no se ven normalmente. Hay sorpresas.

sábado, 14 de diciembre de 2013

ESCLAVOS



Esta semana los estrenos de cine están dominados por la apabullante, en todos los sentidos, 12 años de esclavitud, de Steve McQueen. No me atreveré a decir que no es una gran película, potente, dura y, quizás, necesaria. Pero que ponga eso por delante no quita para que piense que si bien la historia que cuenta este film es impresionante y terrible, la manera de contarla me produce una cierta sensación de malestar. Me pasa con McQueen lo que me pasa con los Pasos de Semana Santa de Juan de Juni o Gregorio Fernández: reconozco su valor artístico y escultórico, aprecio su importancia histórica y propagandística, pero no puedo dejar de sentir un rechazo ante la morbosidad con la que se detienen en la representación de la violencia, el dolor y la tortura.
Dicho esto, y añadiendo que 12 años de esclavitud es sin duda uno de los títulos del año, me gustaría utilizar este punto de partida para una reflexión que hace tiempo vengo pensando. Es evidente que este libro de Solomon Northup, publicado en 1853 y en el que narra el terrible calvario de los doce años que vivió como esclavo en una plantación de Luisiana, no podía haberse convertido en película hace diez, veinte o mucho menos treinta años, cuando los negros todavía, y a pesar de haber conquistado muchos derechos, eran  “leidos” históricamente desde la perspectiva de los blancos.
Y eso me lleva a plantearme la pregunta: ¿Quién escribe la historia?  La respuesta es obvia: la historia la escriben los vencedores. Sean los que sean. Es algo evidente que ya Homero dejó claro en la Odisea al narrar la Guerra de Troya. Los vencedores adaptan la realidad histórica a sus deseos y necesidades de poder. Establecen lo que se puede considerar la Historia Oficial. Sin remontarnos a épocas tan lejanas, los que tenemos una cierta edad podemos recordar como se contaba la Historia de  España, Una, Grande, Libre, Imperial y Católica,  en los años del franquismo.
Por eso ahora me asombra que ante un congreso como el que se está celebrando estos días en Barcelona,  titulado tontamente Espanya contra Catalunya, organizado y pagado desde los estamentos de la Cultura Oficial, haya personas que se sorprendan de los enunciados de sus ponencias. En definitiva, son exactamente iguales a  las del mas profundo franquismo, solo que desde el otro lado. Ahora los malos malísimos son los que ante eran buenos. La historia se relee siempre desde la perspectiva del que manda y en estos momentos en la Generalitat de Catalunya mandan los que quieren demostrar que todos los males de Catalunya son culpa de España. Ellos, naturalmente, no son responsables de nada.
Muchos de los agravios que estos días se están aireando en ese congreso, los padecieron igual otros pueblos de España: vascos, madrileños, andaluces,… No nos maltrataban por ser catalanes o gallegos, nos maltrataban porque podían. No nos olvidemos que los que detectan el auténtico poder, no tienen nacionalidad, únicamente la enarbolan cuando les sirve de escudo protector y arma arrojadiza para seguir mandando.

Y vuelvo a 12 años de esclavitud. Solomon era un hombre libre que fue engañado y vendido como esclavo. Durante doce años, padeció todo tipo de vejaciones, abusos y torturas, comprendió que debía humillarse para sobrevivir y consiguió recuperar su libertad. Aprendamos de él y no nos dejemos engañar y secuestrar por ideas que nos conducen a la esclavitud del pensamiento. Hay que sobrevivir, si, pero la humillación tiene un límite y a lo mejor un día nos cansamos. 

jueves, 12 de diciembre de 2013

RIOS

Guadalquivir y Fluvià. Dos ríos tan distintos y tan lejanos, uno cruza Andalucía desde la  Sierra de Cazorla hasta el Océano; el otro nace en las montañas de Collsacabra y desemboca en el  mar después de regar las tierras de Girona. Los dos funden sus aguas dulces con las marinas en marismas llenas de vida. Los dos vertebran un paisaje, un mundo. Da igual que uno sea un río que recorre 650 km y el otro solo 70. Son ríos que evocan sensaciones, que se hacen imagen y palabra, poesía en definitiva.
¿Por qué junto en este blog estos dos ríos tan distintos, uno árabe y caudaloso, otro mediterráneo y tranquilo? Hay una explicación.
El Guadalquivir es protagonista de un documental espectacular de Joaquín Gutiérrez Acha que se estrena esta semana; el Fluvià da nombre al último libro de poemas de Joan Teixidor, cuyo centenario se está celebrando desde hace unos meses de una manera callada, intima, sin las alharacas que acompañan a la cultura oficial catalana.
El mismo día que vi Guadalquivir por la mañana, asistí a una lectura de poemas de Joan Teixidor por la tarde y descubrí su libro Fluvià.
Ríos que llenan los ojos, los oídos evocando olores, sonidos.


El camino del río del sur lo hacemos acompañando a un zorro que viaja desde las agrestes montañas hasta el inmenso mar. Un zorro que es nuestro amigo y nuestro guía, con el que descubrimos la fauna y la flora que puebla las orillas de este magnífico paisaje de agua, con el que vivimos momentos de miedo y de dolor, al que dejamos que nos enseñe lo que hay en ese mundo invisible para los humanos, tan incapaces de ver lo que no es evidente: un insecto, un pájaro, una flor. Pero también un predador al acecho, un águila de grandes y doradas alas, un lince de ojos atentos. El zorro, como el río, acaba siendo mujer. Si el río nace hombre en la dura montaña, muere mujer en la dulce Doñana. El río violento y abrupto en su origen, se serena y se expande en las marismas de San Lucar de Barrameda. Hay que dejarse llevar por sus aguas y por la palabra de Estrella Morente que narra este viaje con el sonido de la música flotando tras sus palabras.


El camino del río mediterráneo lo hacemos de la mano y la voz de un poeta exquisito. Estremece pensar que el último poema de su último libro, el que habla de la muerte con una serenidad y una belleza increíble, está escrito un par de años antes de morir. No es el poema de un hombre mayor, es el poema de alguien que sabe que la vida es como el río y que pronto llegará  su propia marisma para fundirse con el mar.
No me resisto a transcribirlo. Está en catalán, pero estoy segura que su sonoridad y armonía no necesita traducción.
Desenllaç
S’allargassen les hores de la tarda
i ara arriba el riu cap a la plana.
El caminar es fa lent: la nit és a punt
com una mort acceptada.

El Fluvià ha fet el seu trajecte i no recorda
ni cascades ni afraus ni la campana d’aigua
caient sobre els còdols com en un dia de festa.
La pollancreda ha suspès el seu clam.
Hi ha fang i llot al fons enterbolit.

Ha arribat el temps de meditar, de fer balanç
de tot el que has viscut, del lloc feliç
i de la dissort que et malmenava i t’atuïa.
Ja no et queda res més que aquest tendal de silenci,
les canyes vora el riu que l’oreig fa moure.
Les dunes tenen un moviment d’onada
i s’encavalquen amb una gran parsimònia.

L’amor és la recança de jorns assolellats
i de nits de tumult i de batec dels cossos.
Hi havia plors en el tombant de les tardors que queien
però els hiverns tenien una tendresa de llar.
Per sant Joan els focs s’encenien a la serra.
Sant Pere Pescador ja t’ha deixat per sempre.

Tot s’ha acabat en aquesta tarda quieta
i només et toca l’última escomesa.
Prepara’t a morir i tanca’t a la crida
de tot allò que ja no pot tornar.

Són bons els núvols que lentament s’avancen.
Fes un respir petit i apropa’t al llindar.
“avui seràs amb Mi al Paradís”.


Vean Guadalquivir, lean los poemas de Joan Teixidor. No lo lamentarán 

domingo, 8 de diciembre de 2013

BODAS, HOTELES Y TRENES

Esta semana se han estrenado tres películas que merecen ser destacadas y no quedar perdidas bajo el peso de La gran belleza. Son tres films muy diferentes entre si que, de repente, han adquirido una notoriedad peculiar al leer los periódicos del sábado 7 de diciembre.


1
Empecemos por el mas festivo.  3 bodas de más, la divertida y escatológica, absurda y al mismo tiempo clásica comedia que ha hecho Javier Ruiz Caldera con una Inmensa Inma Cuesta en el papel de un Cary Grant con faldas, (la idea no es original mia, la han dicho muchos críticos). Inma despliega todo su encanto sin miedo ni al ridículo, ni a la broma pesada, moviéndose entre las tres bodas de sus ex novios con un vestuario precioso. Y es ahí donde este film que recomiendo simplemente para divertirse, lo cual ya es mucho, enlaza con la realidad de la Barcelona fastuosa que estos días ha llenado la zona de la Plaza España de lujo y esplendor en una fantástica boda india. Me parece muy bien que la ciudad se beneficie de miles de invitados dispuestos a dejarse sus dineros en el Paseo de Gracia; que las autoridades locales se disfracen con saris de colorines para asistir a sus fastos; que se utilice el MNAC para celebrar en la Sala Oval la ceremonia y se cierren las Fuentes de Montjuic para unos fuegos artificiales. Estupendo, de verdad. En medio de este jolgorio, la deprimida Ruth con su vestido rosa y sus flores en la cabeza se habría sentido como pez en el agua. Lo único que me pregunto es si la ciudad (el ayuntamiento) está dispuesto a dejar sus espacios urbanos y culturales para un acto como una boda india, ¿por qué no se permitió que se rodara una serie de televisión como Isabel que también traería a la ciudad gente, dinero y prestigio?
Está claro que una boda india, de esa India donde el president Mas casi se comparó con Gandhi, es mas importante que una serie de televisión como Isabel donde Fernando el Católico, rey de Aragón y Catalunya, demuestra tener mas sentido de estado que muchos contemporáneos. En fin, volvamos a las 3 bodas, si tienen ganas de reírse sin prejuicios, vayan a verla.


2
La segunda película de la que quiero hablar es Le Week-end, de Roger Michell. Es una comedia agridulce, o mas bien amarga, que se ha definido como la cuarta entrega de la serie Antes del… de Richard Linklater. La verdad es que el fin de semana que esta pareja de jubilados ingleses pasan en París, intentando recuperar algo de lo que hace años les unió, es mas bien triste. Pero menos (o mas según como se mire) que lo que nos contaba Gregorio Morán en su Sabatinas Intempestivas del sábado 7 de diciembre. Morán relata con un lenguaje lleno de ternura, el suicidio de una pareja de ancianos en el Hotel Lutetia de París. Dos personas adultas, en plena posesión de sus facultades, que deciden quitarse la vida juntas, como juntas han estado toda esa vida que ahora dejan atrás. Su suicidio es un acto de lucidez, de sabiduría, de amor. Al leer esta crónica no he podido menos que pensar en la película de Michell y en su pareja, que viajan a París para intentar renacer de alguna manera. Y lo consiguen.


3
El tercer estreno de la semana no tiene una noticia relacionada. No la tiene hoy, pero la tiene cada dos por tres. Se trata de La jaula de oro, de Diego Quemada-Diaz. Una película que cuenta el viaje de tres adolescentes, casi niños, a través de un México enorme cruzado por trenes que llevan en sus techos miles de esperanzas de alcanzar la jaula de oro del otro lado de la frontera. No es nada nuevo, hemos visto historias de este tipo muchas veces en el cine, pero lo que hace de este film algo especial es el tono sin dramatismos con que cuenta las cosas terribles que les pasan y el acento en la amistad y la relación de amor y cariño que se establece entre Sara, Juan y Chauk, que juegan a quererse y luchan por defenderse mientras cruzan los paisajes de ese México desolado. La jaula de oro no es una película original, pero si tiene una manera limpia de mirar una realidad que por pura casualidad no aparece en el diario del sábado 7 de diciembre, pero está presente continuamente en las noticias que nos llegan de pateras, vallas con navajas asesinas, o trenes abarrotados de ilusiones por alcanzar el paraíso de la nieve y el frío que es en definitiva una jaula distinta, una especie de bola de cristal de esas que al darle la vuelta cae la nieve sobre las figuritas. La última imagen de este film caluroso y blanco es precisamente una imagen blanca y fría donde Juan mira al cielo y se deja mecer por los copos de esa bola de cristal en la que está de nuevo encerrado.



jueves, 5 de diciembre de 2013

LA GRAN BELLEZA


(pinos romanos vistos por Ramon)
La realidad supera a la ficción. Aunque la ficción sea un desmadre total, una orgía barroca y deslumbrante. La realidad siempre nos da un poquito más. Por ejemplo esta semana en que se estrena un film apabullante en muchos sentidos, La gran belleza de Paolo Sorrentino, un artículo en La Vanguardia nos cuenta como la  “periodista especializada en cultura y creatividad e impulsora y dinamizadora del sector” Bibiana Ballbé que ha asumido las labores de “comisaria del nuevo centro de creatividad Arts Santa Mónica”, convocaba a 100 personalidades de la creación a participar en “un gran evento inaugural del centro” , una fiesta non stop de las 10 de la mañana a las 10 de la noche que reuniría a los mejores creadores “en la cresta de la ola”. Me encanta pensar que Jep Gambardella, el dandi escritor decadente protagonista de la fiesta berlusconiana de Sorrentino, se sentiría muy a gusto en este gran evento. No se si Arts Santa Mónica llegaría a los extremos de horterada y maldad, de delirio y desmesura de la gran fiesta inaugural de este film, pero seguro que se acercaba bastante.
Al margen de esta coincidencia festiva, me gustaría llamar la atención sobre esta película italiana que revisa a Fellini sin ningún rubor, mostrando las debilidades de su cine al ponerlo bajo los focos de las luces no de Cinecitta sino de Canale 5. Toni Servillo encarna un personaje heredero del Mastroianni de La dolce vita, cínico, observador, un paseante en esa Roma nocturna plagada de una belleza añorada. La impresionante fiesta de cumpleaños de Jep Gambardella no debe hacernos olvidar la primera secuencia de la película cuando un hombre se separa de un grupo de turistas japoneses, se acerca a la colina del Gianícolo, contempla la ciudad y cae muerto al instante bajo lo que se conoce  como el Síndrome de Stendhal. Roma, la ciudad mas hermosa del mundo, la Roma de colores dorados, ruinas y pinos, Roma, una ciudad capaz de sobrevivir a Nerón y su fuego y al nuevo Nerón-Berlusconi que les cayó encima como un chunda chunda de basura moral y política. Jep/Servillo se pasa toda la película buscando esa belleza que destila la ciudad y que la mugre del “aparato humano” no consigue contaminar.

Una gran película, excesiva, que provoca adhesiones o rechazos. Tanto unas como otras, sentimientos vivos.