Confidencial, Steven Soderbergh
Black
Bag, Bolso Negro, estas son las palabras clave del servicio
secreto inglés para lo que nosotros llamamos Confidencial o los americanos Clasificado.
Son todos aquellos secretos de los que no se puede hablar, ni siquiera con tu
pareja aunque también sea espía. O, quizás, por eso mismo, menos con tu pareja.
Cuando al agente Fassbender, perdón George Woodhouse, le encargan averiguar
quién es el topo de la agencia que está vendiendo secretos al enemigo, le dan
cinco nombres entre los que está su propia mujer Blanchett, perdón Kathryn.
¿Cómo se investiga a tu mujer sin que eso afecte a un matrimonio tan perfecto
como el suyo? George tiene una semana para averiguarlo. Soderbergh sigue con su
peculiar revisión de los géneros cinematográficos que intercala entre películas
más personales, encargos comerciales y experimentos. Alguien debería estudiar a
fondo la carrera de este prolífico y ecléctico director capaz de hacer lo más
raro y lo más comercial sin despeinarse los pocos pelos que le quedan. Si con Presence, el film que estrenó en 2024,
revisaba el género del terror, variante casas misteriosas, sin salir nunca de
la mansión encantada donde el único punto de vista que tenemos es el del
fantasma, (por eso no salimos de la casa, el fantasma, pobre, no existe más
allá de sus muros), en Confidencial remite
al cine de espías de John le Carré en un cruce divertido y muy inteligente con
Agatha Christie y quién es el asesino. Fassbender sigue perfeccionando su cara
de palo como agente secreto (la misma que tiene en La
Agencia, serie de la que me gustaría hablar cuando acabe de verla) y Cate
Banchett, con el pelo castaño, sigue siendo fascinante en cuanto aparece. Pero
no le van a la zaga los cuatro sospechosos más un quinto inesperado que aparece
por ahí. Confidencial es entretenida, corta, ¡dura 93 minutos! y muy
estimulante aunque en el fondo no sea más que lo que un buen amigo definió al
salir del cine como “un fabuloso juego de mesa para adultos.”
La viajera, Hong Sang-soo
El director coreano más
francés del mundo, el Rohmer de Corea, como lo definía yo en la entrada de La cámara de Claire, vuelve a Isabelle
Huppert para hacer un tercer film con ella. Viendo esta última entrega de la
serie Huppert, podemos pensar que en realidad, esta viajera sin nombre es la Claire
que en 2017 conocía a una actriz coreana en el festival de Cannes. Me gusta
imaginar que Claire, sin su cámara pero si con sus sueños, ha ido a Corea a
buscar a la triste y hermosa Kim Min-hee y, como no la
encuentra, se dedica a pasear por los parques, dormitar en las rocas, tocar la
flauta y enseñar francés con un método muy poco ortodoxo. Solo le falta a esta
Claire sin nombre, viajar a una playa para alojarse en el hotel de Ann, la
primera Huppert de Hong Sang –soo En otro
país. 2012, Ann, 2017, Claire, 2024 la viajera ¿qué hará el director
coreano con su criatura francesa dentro de unos años? De momento me quedo con
lo que ha hecho con esta viajera tranquila, serena, libre, divertida y con una
manera de enseñar francés que haría las delicias de los alumnos y el desespero
de los profesores de idiomas. La viajera no tiene un rumbo fijo, deambula,
dormita, habla y, naturalmente, bebe la bebida alcohólica coreana que le
encanta, el makgeolli. Isabelle Huppert disfruta con sus periodos de calma
coreanos de la mano de Hong Sang-soo que la alejan de los personajes más
complejos y difíciles que normalmente hace en el cine francés. Se deja llevar
por una playa, En otro país, por las
calles de Cannes, La cámara de Claire
o por los parques de Seúl. Y nos invita a acompañarla.
¡FELICIDADES JAUME!
La
noticia llegó a los medios después de pasar. “El periodista Jaume
Figueras , Premio de Comunicación Alfonso Sánchez 2024, recibió la
distinción con la que la Academia de Cine reconoce la labor de los medios y sus
profesionales para divulgar y promocionar nuestro cine, en un acto de entrega
privado celebrado en Barcelona el 11 de abril. "Me hace especial ilusión
un premio que lleva el nombre de Alfonso Sánchez. Siempre pensé que
era el crítico natural y coloquial, la persona que te hablaba del cine como lo
hubiera hecho de su familia", declaró el cronista cinematográfico catalán
tras tomar la estatuilla de manos del presidente de la institución, Fernando
Méndez-Leite”. Eran muy pocos los que sabían que le habían dado el premio y
menos aún los que le acompañaron ese día. Fue decisión suya que fuera así. No
quería ceremonias públicas, ni con mucha gente. Y habría sido mucha la gente
que habría ido a felicitarle porque Jaume es “de la familia”, alguien cercano
que siempre ha estado ahí, un amigo al que echamos de menos no ver más a
menudo, pero nos alegramos cuando le pasan cosas buenas como ésta. Cada uno
puede tener su historia personal con Jaume, desde la cercanía o desde la
distancia del televisor. La mía se remonta a 1984. Ya le conocía, claro, pero
ese año empecé a trabajar con él en Cinema
3. Y desde entonces, hemos sido colegas, amigos, compañeros. Nos hemos
reído mucho, hemos viajado juntos, asistido a festivales y a estrenos. Hemos
compartido oficina, cuando el Festival de Sitges estuvo de okupa en el mítico Círculo A. Y muchas comidas y
meriendas y vasos de leche nocturnos al salir de la última sesión de cualquier
festival. Estoy muy contenta de que le hayan dado este premio que se suma a
muchos más que ya tiene o debería tener. ¡Felicidades Jaume!
El
regalo de esta semana es para Jaume