viernes, 24 de junio de 2016

AMIGOS


(con Daniel Monzón y Jaume Figueras en Puerto Rico, año 1994)
Un amigo feliz: Jaume Figueras
Jaume Figueras ha sido galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Cultural 2016.
Leer este  titular en la prensa del 16 de junio fue una auténtica alegría. Fue una sensación de esas que te hacen exclamar ¡BIEN!, así con mayúsculas. Conozco a Jaume desde hace tanto tiempo que no puedo acordarme. Bueno, si me acuerdo. Me acuerdo como si fuera hoy mismo. Yo sabía quién era él, por supuesto, y él sabía quién era yo, no tan por supuesto. Estábamos en 1984, yo empezaba a publicar en La Vanguardia, él, además de ser el único Mr, Belvedere posible de la revista Fotogramas, empezaba a dirigir un programa de cine en la recién nacida TV3. Y en Valencia, si en Valencia, durante la Mostra de aquel año, me propuso trabajar con él, con ellos. Desde entonces hemos seguido hablando, viajando, compartiendo el cine, las amistades, las alegrías, las pérdidas. Jaume ha sabido establecer un hilo umbilical transparente con su público, un público que se renueva generación tras generación sin perder ni un gramo de su entusiasmo. Supongo que esa ha sido una de las razones fundamentales de otorgarle este premio más que merecido. Porque Jaume Figueras habla de cine, de ese cine que es cultura, pero es también y  por encima de todo, una forma de relacionarse con el mundo.  Felicidades Jaume¡¡¡




Un amigo nuevo: Pius Alibek
Desde hace unos meses colaboro cada semana en un programa de BTV. Se llama Les 10 noticies, lo presenta Xavier Muixi. Es un programa informativo donde las noticias se enfocan desde ámbitos inesperados. A mí me toca tratarlas a través del cine. A Pius Alibek, le toca tratarlas desde las palabras y su etimología. Pius Alibek es iraquí, pero vive en Barcelona desde 1981. Habla idiomas extraños como el arameo o el kurdo, además de árabe, inglés, catalán y castellano. Es filólogo, lingüista y cocinero. Pius ha sido uno de los nuevos amigos que me ha proporcionado el programa. Otro es Joan Francesc Ainaud, que se encarga de hablar de las noticias desde el arte; y desde luego no puedo dejar de considerar nuevos amigos a Xavi, Sergi, Sonia y Marta.
Pero aquí y ahora, quiero hablar de un libro de Pius Alibek. Se titula Arrels nómades/Raíces nómadas, está escrito en un catalán precioso, pero también se encuentra en castellano. Cuenta su vida desde la infancia en una pequeña ciudad iraquí, su paso por el seminario, la vida universitaria en Bagdad, el desierto y toda su belleza y la enorme vida que encierra, la guerra… Es un libro de memorias sin serlo. Es sobre todo un retrato de un mundo que ya no existe, Irak es uno de los países más castigados en el siglo XXI y el territorio de la infancia y adolescencia de Pius prácticamente ha desaparecido. Pero si los nombres que evoca, Basora, Bagdad, suenan a las mil y una noches, lugares lejanos y exóticos, sorprende encontrar en sus páginas situaciones y personajes que son tremendamente cotidianos y cercanos. Arrels nómades deja muy claro que los seres humanos tenemos los mismos deseos, y las mismas frustraciones en todas partes.



Amigos y amigas
Estos no son exactamente amigos míos, lo son entre ellos. Estoy hablando de Dory, la pececita azul y amarilla desmemoriada y simpática, imaginativa y poco ortodoxa que ayudaba al padre de Nemo a buscarlo hace unos años y que ahora vuelve en plan estelar en este Buscando a Dory de Pixar/Disney. Lo confieso, soy una fan de Pixar. Me rindo ante sus personajes llenos de vida, de ternura, de sentimiento (nunca de sentimentalismo) de solidaridad y de optimismo. Como Dory que a pesar de olvidar continuamente dónde está, qué quiere hacer o porqué dice lo que dice, tiene muy claro que debe encontrar a su familia, su padres, aunque solo sea para descubrir que su otra familia, Nemo y Marlin son tan importantes o más que los verdaderos. Desmemoriada como es, repite continuamente las cosas para no olvidarlas y quizás por eso el film es como esos cuentos que los niños piden una y otra vez: cuéntamelo otra vez, pero ¡no cambies nada!. Dory lo cuenta y uno no se cansa de escucharla y de descubrir a la tiburona cegata, al delfín sordo, al pulpo cascarrabias, los leones marinos vagos. Ah! Me olvidaba. Hay un corto antes tan bonito como la película. Se llama Piper, es una lección de aprendizaje en cinco minutos impecable. Y también una recomendación: si van a ver la película, esperen a que se acaben los créditos. Son largos, hace falta mucha gente para hacer un film así, pero tienen sorpresa final.

Amigos que se van
No tengo palabras. Escribo esta coda al post de los amigos la mañana de San Juan con la noticia de que ha ganado el Brexit en Gran Bretaña. Tengo la sensación de que estamos en el principio de una época histórica que no me gusta nada. Todos pagaremos las consecuencias de esta irresponsabilidad. Y si no esperen: Trump en noviembre, Marine Le Pen el año que viene, y una larga lista de nacionalistas feroces que prefieren hundirse solos que intentar salir adelante entre todos. Lo siento por las nuevas generaciones. Los que tenemos una edad, podemos decir que hemos disfrutado del mas largo periodo de prosperidad del mundo, de Europa y de España. Pero a ellos les va tocar construir desde la destrucción de los ideales de solidaridad y libertad. 

jueves, 23 de junio de 2016

DIEZ AÑOS SIN JORDÁ


(Roberto Turigliato y Joaquín Jordá en Barcelona, junio, 2006)

Mañana 24 de junio, se cumplen diez años de la muerte de Joaquín Jordá. El tiempo es una cosa terrible, nos persigue, y no nos deja darnos cuenta de que pasa. Diez años ya desde que preparábamos juntos el libro y la retrospectiva para el Festival de Turín; diez años en los que el mundo ha cambiado, el cine ha cambiado y él seguramente habría cambiado. Porque Joaquín cambiaba, se movía, renacía constantemente.
He vuelto a leer lo que escribí en el libro de Turín  pocos días después de su muerte (si alguien quiere leer el texto entero, lo cuelgo en el otro blog). Entre otras cosas recordaba mi último encuentro con él, cuando le presenté a Roberto Turigliato, director del festival italiano:
“Fue puntual y más que puntual. Llegó incluso antes de la hora. Esa conversación bajo un sol de justicia un día de junio, iba a ser la última que tenía con él. Roberto y Joaquín se entendieron muy bien. Hablaban el mismo idioma (y no me refiero al italiano), Roberto escuchaba con atención las cosas que Jordá le contaba de su etapa italiana, de su vida en Roma, de los films que había hecho para el Partido Comunista Italiano, del proyecto de hacer una película sobre la mujer de Toni Negri, de su último encuentro con el ex brigadista en San Sebastián un par de años antes. Habló de sus proyectos y de la ilusión que le hacía la retrospectiva de Turín. Al acercarse la hora de la presentación del libro de Laia Manresa, le recordé que debíamos ir al Palau Marc. Se sintió ligeramente desorientado al bajar a la calle, pero enseguida aceptó la ayuda para llegar al lugar donde le esperaba una Laia nerviosa pero feliz.

No había mucha gente en la sala, pero todos eran amigos. Roc Villas los presentó, Laia leyó la introducción del libro y luego habló él. Habló de Laia, de la gente que trabajaba con él, de sus chicas, de sus alumnos, de su vida. Habló de su enfermedad con una entereza y una sencillez que desarmaba; habló del ictus, del coma, del cáncer. Habló de cómo había cambiado su vida para bien después de cada uno de estos “incidentes”. “Nunca habría hecho las películas que he hecho si no hubiera tenido el infarto cerebral. Mi idea, antes de eso, era retirarme a leer todo lo que me faltaba por leer y releer todo lo que quería releer. Como me quedé sin esa posibilidad, busqué en la imagen una ayuda y la imagen me llevó a hacer el cine que he hecho en estos diez años”. Habló del cáncer no como un enemigo al que vencer, sino como algo con lo que convivir, aprendiendo de él cada día. Habló del inmediato pasado y el inmediato futuro. Acabar el film que tenía entre manos, comenzar el musical… Fue impresionante. Entonces no me di cuenta, pero fue una despedida.”


(Joaquín en los años italianos)

Estos días he pensado mucho el él. Me acordé de Joaquín viendo las tres entregas de Las 1001 noches de Miguel Gomes. Creo que ese cine le habría encantado. Hablar del ahora y el aquí, a través de la fantasía, la imaginación y la libertad. Joaquín sigue en la memoria  de mucha gente. Lo pude comprobar hace unos días cuando Luis E. Parés, mostró uno de sus cortos italianos que se creía perdido  y que él recordaba bajo el título. Il per chè del dissenso: “ Parte de una “crónica de sucesos”, la bomba que los fascistas italianos arrojaron en el lugar donde se reunía una especie de Concilio paralelo de “curas rojos”. Acudí allí con la cámara, filmé los restos de la bomba y algunas intervenciones, y convoqué en otro lugar a los curas vascos asistentes para que hablaran de Euskadi. Supongo que la copia se ha perdido.”

Ver esta pieza de arqueología fue muy interesante; oír su voz juvenil, fue un shock para muchos; comprobar que su discurso seguía siendo vigente, una constatación de que era una persona que estaba siempre atenta a todo lo que pasa. También me sirvió para pensar que Jordá se habría reído mucho de ese acto tan protocolario. Seguro que le habría dado la vuelta.

sábado, 18 de junio de 2016

EL BOSCO Y LOS PINZONES


(una de las “arquitecturas mas inquietantes del cuadro de El Bosco)

La semana pasada hablaba de que se había estrenado de una forma inusual y arriesgada el documental de López Linares sobre El Bosco. Ahora lo he visto y puedo comentarlo.
Lo primero es destacar el hecho de que el film se haya estrenado como un evento, un acto, más que como una película. Me parece una buena idea para dar relieve y distinguir un producto que se debe consumir no como simple entretenimiento, que lo es, ni tampoco como solo cultura, que también lo es. Es una idea de riesgo ofrecer el film como si fuera una obra de teatro o un concierto. Pero algo ha fallado en la comunicación y por eso ha sido difícil verlo. El camino me parece bueno, pero se tiene que encontrar la forma de que la gente, el público potencial de este tipo de productos, se entere y vaya a verlos.
Y ya en materia del documental. Dos cosas.
La primera es agradecerle a la película las ganas que despierta de ver el cuadro El jardín de las delicias, directamente o a través de imágenes, de sumergirse en él, descubrir las sirenas, las frutas, los instrumentos, los animales. Ver las caras y donde miran, las escenas de amor, intuir su arquitectura interna, las máquinas de anticipación futurista de ese jardín del edén. El jardín de las delicias es un cuadro lleno de misterio, de múltiples lecturas, de ensoñaciones. Es también un retrato de su tiempo, tanto de la vida cotidiana como de los monstruos y fantasmas que poblaban la imaginación en ese momento de transición entre la Edad Media y el Renacimiento.  También de su sabiduría, las artes ocultas que empezaban a dejar de serlo como anticipo de las ciencias.
El Bosco es un personaje de leyenda que merece una novela o muchas novelas, como dice Salman Rushdie, uno de los que se ponen delante del cuadro y lo miran.
Y esa es la segunda cosa que me gustaría destacar. El cuadro está ahí para ser mirado. Desde siempre, desde su creación, desde que se pintó. Y es la mirada la que completa el cuadro (esto vale para toda la pintura, para todo el arte que intenta llegar al espectador, no excluirle y considerarle un ignorante incapaz de entender lo que el artista quiere expresar y que no se entiende a ningún nivel). El Bosco pintaba para la gente y es la gente la que mira el cuadro y se queda con una cosa u otra. Y en esta mirada, el que queda retratado es el que mira, ya que proyecta en el cuadro su inteligencia, su sensibilidad, su capacidad de emocionarse o de ir mas allá. Esa mirada dice mucho de cada uno de los que en la película se posicionan delante del cuadro y a algunos, la verdad, no les hace ningún favor. Lo que la mirada de la gente ve en este cuadro es a si mismos, afirma uno de los mejores interlocutores del cuadro. Y tiene razón.
El Bosco, el documental, es un primer paso de aproximación al cuadro y al pintor, quizás una aproximación un tanto académica, un poco acotada en la historia. Pero se siente en la selección de imágenes y en el contrapunto musical, que su director no es ajeno a ese misterio que emana del cuadro. Y por eso cierra el film con unas palabras que dan la clave de su propia posición delante del cuadro. El cuadro quiere atrapar al espectador, ser entendido, pero no del todo. El autor no quiere que resuelvas el misterio. Quiere que permanezcas en el misterio.




(estos pájaros del cuadro El jardín de las delicias son una buena ilustración para la película de Miguel Gomes)
Este viernes se ha estrenado la tercera parte de Las 1001 noches de Miguel Gomes. El tercer volumen se llama El encantado y es, de los tres, el más sorprendente y también el más hermoso. En esta tercera entrega Sherezade aparece ante nuestros ojos en un largo paseo fuera de la ciudad. Intuye que su fin está cerca y quiere ver el mundo antes de que el sultán la mande decapitar. Se encuentra con múltiples personajes, cada uno de ellos susceptible de ser objeto de una historia. Pero ella sigue. Al final del día vuelve al palacio y empieza contar la mas extraña de sus narraciones: El embriagador canto de los pinzones. Prácticamente sin hablar, con los trinos de los pájaros estableciendo un diálogo musical entre ellos y una serie de letreros semi explicativos, este largo episodio se mueve entre el documental sobre un submundo desconocido para la mayoría, el de los criadores de pájaros que también retrato Marc Recha en Petit Indi, y una mirada sobre una zona marginal de la ciudad, de la sociedad, del mundo.
Esta semana se pueden ver las tres entregas. Una cada dos días es lo que su autor recomienda. Si pueden, no se las pierdan. Pocas veces se ve un retrato tan preciso de la realidad contemporánea a través de una mirada que va de la poesía a la comedia, de la fantasía al western, del cuento oriental a la broma mas actual. Y todo con una gran belleza.

 LES COWBOYS

De los estrenos de esta semana, solo quiero destacar uno, Mi hija, mi hermana, del francés Thomas Bidegain. Remake confesado de Hardcore, de Paul Schrader que a su vez era un remake confesado de Centauros del desierto, de John Ford, este film que en su título original se llama Los cowboys, (buen punto de enlace con Ford) tiene el acierto de convertir el submundo del porno y la droga de la película de Schrader, en el submundo del terror y el aislamiento del yihadismo contemporánea. El viaje al fin de la noche de un padre y su hijo tras las huellas de una niña perdida, es tan terrible por su dilatación en el tiempo (espléndidas elipsis temporales resueltas con una sola frase) como en su constatación de que es un viaje sin retorno. Kelly nunca volverá a casa, ni tendrá, como Debbie en Centauros, una segunda oportunidad. Estupenda película, debut del guionista de las tres mejores películas de Jacques Audiard: Un profeta, De óxido y hueso, Deephan. 

UTOPIA

El sábado 20 de febrero escribí este texto en el blog. Quizás algunos lo recuerden, pero por si acaso, lo vuelvo a reproducir. Hablaba de un gol magnífico marcado por Messi, Neymar y Suárez que puso de los nervios a muchos comentaristas deportivos por su originalidad y por su riesgo:

Por ejemplo, un gol
El que compusieron como una gran pieza de arte mayor, Messi, Suárez y Neymar el domingo 14 de febrero. Si hablo de este gol, este penalti inesperado y magnífico es porque quiero reivindicar, y no solo en el fútbol, la capacidad de sorprender, de salirse del guión, de romper rutinas establecidas, normas que se siguen porque siempre se ha hecho así. Lo que me gusta de esta jugada es lo que tiene de innovar, de crear algo nuevo a partir de lo ya conocido. Me parece fundamental esa  capacidad. Y me gustaría verla, descubrirla y disfrutarla en otros campos de la vida. Por ejemplo en la política donde lo más fácil es seguir el guión ya escrito: las izquierdas haciendo de izquierdas, las derechas de derechas, los nacionalistas de nacionalistas. Me encantaría que alguien hiciera de Messi, Suárez y Neymar y pudiéramos ver un gol marcado a la vieja y acartonada política. Me encantaría que de repente, los políticos nos dieran una sorpresa y pusieran en marcha un tridente que no se mirará en el pasado, sino en ese futuro que tenemos la obligación de construir. Y disfrutar. Como este gol extraordinario.

Me acordé de este texto el lunes por la noche viendo el debate  de los cuatro candidatos a presidente en las próximas elecciones. Y pensé como me gustaría que se pudiera hacer una gran coalición arriesgada, valiente, distinta: una coalición entre PSOE, Ciudadanos y Podemos, donde PSOE y Ciudadanos sirvieran de contrapeso al populismo de Podemos bajándolo a la realidad, pero manteniendo su esencia de cambio social; donde PSOE y Podemos sirvieran de contrapeso al liberalismo a veces difícil de entender y de aplicar de Ciudadanos, pero manteniendo su sensatez y su conexión con la sociedad; donde Ciudadanos y Podemos sirvieran con su energía, ímpetu, fuerza y modernidad de contrapeso al polvo de los siglos de un partido acartonado pero con grandes valores en su historia. ¿Se lo imaginan? Cuesta un poco viendo como se detestan unos a otros a niveles personales. Por eso habría que buscar un presidente de gobierno independiente, que fuera respetado por todos y que tuviera la capacidad de formar un gobierno con los tres en paridad.
Ya sé que esto es política ficción, ya sé que no pasará. Pero tampoco parecía posible el gol de Messi, Neymar y Suárez. Y si se consiguiera, este sí que sería un buen gol al inmovilismo y el conservadurismo  de la vieja política.





sábado, 11 de junio de 2016

ÁGATA Y PEDRO

Esta ha sido una semana muy rara. Tan rara que me enfrento al texto de este blog sin saber exactamente de qué escribir. Se han estrenado 13 películas y ninguna me estimula suficiente para dedicarle unas líneas. Bueno no es cierto. Hay dos que si lo hacen. Una es la segunda entrega de Las 1001 noches de  Miguel Gomes de la que hablé la semana pasada y a la que volveré cuando se estrene la tercera parte el viernes que viene. La otra es Las amigas de Ágata, un film colectivo escrito y realizado a ocho manos y con cuatro rostros como protagonistas. Ahora  entraré a hablar de ellas.
Antes simplemente decir tres cosas. Una que tantas películas estrenadas se hacen daño una a otras y no es posible llegar a verlas todas. Por ejemplo, Dos buenos tipos, de la que he leído cosas apetecibles  a pesar de ese lamentable título y que intentaré ver la semana que viene. Dos, hay películas de las que ni siquiera te enteras que se han estrenado. Caso del documental sobre El Bosco dirigido por López Linares que he descubierto casi por casualidad que se estrenaba esta semana y que, y esta es la tercera cosa que quería comentar, no he logrado hacer encajar en ninguno de los cines y horarios raros donde se proyecta ya que cambia de cine y dentro del cine de hora cada día.
La verdad es que ponen las cosas  difíciles para poder seguir la actualidad cinematográfica. Dan ganas de tirar la toalla y encerrarse en casa a revistar clásicos o descubrir series en Filmin, Netflix o lo que cada uno tenga más a mano.




(estas podría ser las tres amigas de Ágata) 
Bueno, para centrarnos en Las amigas de Ágata. Si pueden, véanla. Hay varias razones para hacer de este film ligero, fresco, veraniego y al mismo tiempo, con aires de fin de etapa un proyecto apetecible. Y digo proyecto dándole todo el sentido a la palabra ya que es el proyecto de fin de carrera de cuatro alumnas de Comunicación Audiovisual de la Pompeu que unieron sus esfuerzos y sus deseos para contar una historia de amistad y de transición. Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen, contaron con la complicidad y colaboración de cuatro jóvenes actrices, Marta Cañas, Carla Linares, Elena Martín y Victoria Serra para hacer este cuento rohmeriano que trata de cuatro amigas adolescentes que siguen viéndose a pesar de que cada una de ellas ha emprendido un camino distinto al entrar en la Universidad. Ágata asume el papel de centro, pero podía haber sido cualquiera de las otras tres, Mar, Ari o Carla. Lo más bonito de este film es la sensación de estar asistiendo a una metamorfosis. Delante de nuestros ojos se produce ese cambio tan importante y al mismo tiempo tan sutil en el que un capullo se abre para dejar salir a una mariposa de su interior. Las cuatro amigas viven los últimos días de estar en el capullo de la inocencia, la ingenuidad, los sueños, las alegrías, los riesgos y tras un viaje a la costa, acaban por asumir que cada una de ellas es una mariposa diferente. Podrán seguir queriéndose, pero ya no serán amigas. Las amigas de Ágata señala una situación que pasa varias veces en la vida. Antes de la que ellas viven, ha estado seguramente la que significa separarse de los amigos del cole; mas adelante se producirán otras situaciones similares cuando se tengan que separar de los amigos de la universidad o de los amigos de trabajos que se acaban o… La vida precisamente se compone de ir asumiendo estas separaciones y de saber conservar de cada etapa lo que de verdad es importante. Ágata lo empieza a experimentar ante nuestros ojos y nos deja una sensación de añoranza por nuestras amigas perdidas. Eso quiere decir que la película funciona. Ojala puedan seguir todas ellas adelante, juntas o separadas, haciendo cine, contando historias.

Pedro Costa
Solo unas líneas para recordar a Pedro Costa, el productor de algunas películas memorable del cine español, que siempre se mantuvo en segundo plano sin querer acapara titulares, dejando que sus directores se llevaran el protagonismo. Al leer la noticia de su muerte, me acordé de lo que había escrito sobre él en el libro que hice con Maribel Verdú. Lo recuerdo aquí a modo de homenaje:
“No quiero acabar este capítulo sin dejar constancia de una figura que casi sin que nadie lo haya señalado se erige en un pilar fundamental de la carrera de Maribel Verdú. Se trata de un productor que ha estado detrás de tres de los momentos mas importantes de su vida como actriz: Pedro Costa. Costa era el productor de La huella del crimen, la serie en la debutó Maribel con El crimen del capitán Sánchez; Costa fue el productor de Amantes, la película que hizo que Maribel Verdú se considerara una actriz, marcando un antes y un después en su carrera; Pedro Costa sería el productor de La buena estrella, de Ricardo Franco, donde Maribel volvió a demostrar su talla de actriz dramática en el que, sin duda, es el segundo gran salto en su filmografía. Curioso que este antiguo periodista de sucesos, metido a productor, haya estado en las bambalinas de su debut y en los dos momentos cinematográficos mas importantes de su vida en los años noventa.”


sábado, 4 de junio de 2016

RAREZAS ESTUPENDAS


(seguirán estos arbolitos en pie o estarán sumergido bajo las aguas del Sena)
Rareza 1 Francofonía
¡El Louvre inundado¡ ¡París sitiado por el Sena desbordado de agua y por la gente desbordada de indignación! ¿Arde París? Nos lo podemos preguntar y nos lo podemos contestar con una película importante y hermosa que se ha estrenado esta semana: Francofonía, de Alexander Sokurov. Después de su viaje por el Museo de L’Hermitage en San Petesburgo, Sokurov empezó a pensar en hacer una serie sobre los grandes museos europeos. Ahí nace esta Francofonia que tiene en Louvre como escenario. Pero no era cuestión de repetir la jugada del plano secuencia, asi que el director Sokurov se pone en primera plano y con su propia imagen y voz nos va contando dos historias, o tres, o cuatro… que pasan en ese museo emblema de cultura y de arte y de vida y de respeto. Si, de respeto, porque aunque una de las historias nos la cuente un Napoleón escapado de los cuadros recordando como “robó” los tesoros de Egipto, de Mesopotamia y de Grecia, es gracias a ese “robo” que hoy podemos admirar esas obras que de haberse quedado allí, quien sabe que habría pasado con ellas (recientes desgracias culturales nos demuestran que no todas los pueblos y las religiones respetan el arte del pasado). Pero volvamos a Francofonia. Mientras el director Sokurov habla por Skipe con un amigo capitán de un barco cargado de obras de arte en medio de una tormenta en el mar, se va desarrollando en paralelo el relato del momento más difícil por el que atravesó el museo en toda su historia: la amenaza de desmantelamiento y expolio de sus fondos durante la ocupación nazi de París. Si el museo se salvó fue gracias a la inteligencia y la sensibilidad de dos hombres: Jacques Jaujard, conservador del museo y el conde Franz Wolff-Metternich, encargado por Hitler de requisar los tesoros artísticos de Europa. Los diálogos entre estos dos personajes alternan con el recorrido por las salas del museo de los fantasmas de Napoleón y Marianne, la imagen de La República. El resultado es un film deslumbrante, que te mantiene atento a los cambios de ritmo, de tono, de lenguaje, pero sobre todo, te deja con una idea en la cabeza: el arte es patrimonio de todos, el arte es indispensable para la vida, el arte es una de las pocas cosas que todavía nos permiten llamarnos civilización.



(Portugal en ruinas)
Rareza 2 Las 1001 noches
Volumen1 El inquieto. Volumen 2 El desolado. Volumen 3 El encantado
Esta es una gran obra o una obra magna. Las dos cosas le sirven. Estamos ante un experimento apasionante si se entra en su juego. No es una adaptación de las 1001 y una noches, pero si es un relato que utiliza su estructura. El primer volumen se ha estrenado este viernes, el segundo la semana que viene y el tercero, el viernes 17. Se puede ver uno cada semana o se pueden ver los tres seguidos, uno cada día, no los tres el mismo día, según recomendación expresa del director. En total son seis horas de un cine apasionante realizadas por el portugués Miguel Gomes, un hombre que se ha dado cuenta de una cosa elemental. Hablar de la crisis desde una perspectiva de denuncia social y de cine militante, es francamente aburrido y muy descorazonador. En cambio, hablar de la crisis como si fuera una aventura, erase una vez… con humor, ironía, imágenes sorprendentes, personajes inesperados, situaciones insólitas, todo absolutamente reconocible y real, basado en historias que han sucedido en los últimos años en un Portugal destruido por los recortes y la austeridad, no solo es mucho mas eficaz para dejar constancia del momento que está atravesando Europa, sino que es mucho mas entretenido y rico para el espectador. En un relato tan dilatado, como en las propias 1001 noches que cuenta Sherezade, hay historias que gustan a unos y hay historias que gustan a otros. Yo me quedo (me gusta toda la trilogía pero por escoger una de cada una de las dos partes que he visto) con la historia del gallo y el fuego de la primera; y con la historia de las lágrimas de la jueza, de la segunda.  Estas 1001 noches son un regalo para quien esté dispuesto a sentarse en la sala y dejarse llevar. Ah! Y no se asusten por el principio que parece un documental sobre los astilleros o por la desconcertante secuencia de la huida del propio realizador incapaz de enfrentarse a una película narrativa viendo lo que sucede en su país. Superadas estas dos pruebas, llega Sherezade y el cuento empieza; “Has de saber ¡oh rey feliz! que…”



Rareza 3: Sexo, maracas y chihuahuas
Los que me conocen saben cómo agradezco que se hagan documentales felices, divertidos, con imágenes inéditas, con historias desconocidas. Por eso me ha gustado tanto este documental de Diego Mas Trelles y Albert Solé que nos recuerda la figura extravagante de Xavier Cugat, un nombre que a mucha gente joven quizás no le diga nada, pero que seguro no olvidarán fácilmente después de verlo. Sexo, maracas y chihuahuas, las tres cosas abundan en la vida de este catalán que llegó a Hollywood en los tiempos del cine mudo y en pocos años se convirtió en un rey de las orquestas, inventor de estrellas y de ritmos tropicales. Un hombre ambiguo, que se caso seis veces y tuvo una auténtica legión de pequeños perros chihuahuas. Solo por el material desconocido que han sabido encontrar y montar con un ritmo tan potente como sus rumbas y sus cha chas, vale la pena ver este trabajo. Y recordar de paso que hubo un tiempo en que el cine musical era en technicolor, la mafia regentaba casinos donde se jugaba y se bailaba y Cugat descubría chicas  y ritmos sin parar.