sábado, 28 de diciembre de 2019

MUJERCITAS



Mujercitas: el libro
Mujercitas me ha acompañado toda mi vida. Fue uno de los primeros libros que leí, cuando tenía ocho años o nueve años. Primero Mujercitas, luego Aquellas mujercitas y un poco mas tarde, Hombrecitos y Qué fué de nuestros hombrecitos. Entonces no tenía ni idea de quién era Louisa May Alcott, el nombre que aparecía en las portadas de los libros y muchas de las cosas que se contaban en ellos, sobre todo en los dos últimos, se escapaban a mi comprensión. A mí lo que me gustaba era compartir la vida de las cuatro hermanas March, su vecino Laurie, el profesor Bhaer y sobre todo Jo. Jo era mi modelo. Yo quería ser Jo. Mi hermana, en cambio, quería ser Meg. Ninguna queríamos ser Amy y Beth nos daba mucha pena. Los cuatro libros de Mujercitas fueron de los pocos que conseguí rescatar cuando vinimos a vivir a España. Siguieron siendo una fiel compañía, en especial cuando estaba enferma o si las cosas se ponían feas en casa. Volver a ellas, era recuperar un espacio de la infancia. También me los llevé cuando me fuí de casa para vivir con Ramon. Y aquí siguen. Fue mucho mas tarde, en el año 2004, cuando Lumen publicó en un solo volumen los dos primeros libros de 1868 y 1869 en una nueva traducción y con un prólogo que situaba a la autora en su contexto, cuando descubrí quién era Louisa May Alcott. Hasta ese momento, nunca me había preocupado de averiguar nada de ella, pero el texto de ese prólogo hablaba de una mujer muy especial. Que Jo era ella, ya lo había imaginado al leer y releer los libros. Pero no sabía nada de su vida.Y su vida es muy interesante. Louisa May era la segunda de cuatro hermanas, todas hijas de un educador, un filósofo de ideas progresistas, abolicionista convencido y defensor de los derechos de las mujeres. Un hombre idealista pero con un escaso sentido práctico de la vida, que arrastró a toda la familia en una experiencia de vida muy sorprendente. Louisa tenía once años cuando su padre decidió que tenían que vivir en Fruitland, una especie de refugio utópico y espiritual en el que debían ser autosuficientes, vivir aislados del mundo y consagrados al estudio y la meditación. Fue un año muy duro que Louisa recogió en un pequeño libro titulado Fruitland. La experiencia vegana antes de que esa idea existiera, libertaria, antes de que se pensara siquiera en la idea, comunal, antes de que las comunas se pusieran de moda, respondía a las corrientes utópicas que a mediados del siglo XIX se extendieron por Estados Unidos y Europa. Como era de suponer, todo acabó mal y Fruitland desapareció, pero la semilla de esas enseñanzas dieron su fruto en los cuatro libros de las hermanas March que, leídos después de conocer su vida adquieren un sentido que va mucho mas lejos de las simples aventuras amorosas de las cuatro hermanitas.

Mujercitas: la película
Convertida en un best seller de la literatura juvenil, Mujercitas se adaptó al cine muy pronto. La primera versión es de 1917 y desde entonces ha habido más de diez películas, algunas de ellas memorables. La de 1933, de George Cukor, con cuatro grandes estrellas del momento, Katharine Hepburn, Frances Dee, Jane Parker y Joan Bennett, aún se recuerda y se revisa periódicamente. En 1949, Mervyn LeRoy, reunió a otras cuatro estrellas: June Allyson, Janet Leigh, Margareth O’Brien y Elizabeth Taylor. Aunque hubo otras adaptaciones, el libro no volvería a ser una gran película hasta 1994, cuando Susan Sarandon como Marmee, la madre, encabezó un reparto perfecto de actrices que aún no eran estrellas, Winona Ryder, Trini Alvarado, Claire Danes y Kirsten Dunst. 25 años después, en pleno auge del movimiento feminista, Greta Gerwig se ha atrevido con una nueva adaptación del clásico y lo ha hecho partiendo de la nueva lectura del libro mas allá de la historia romántica habitual, y con un reparto absolutamente perfecto. Saoirse Ronan es una Jo, hermosa, vital, inteligente, con las ideas muy claras. Emma Watson llena de equilibrio y serenidad a la responsable Meg. La más desconocida Eliza Scalen es una Beth callada y dulce. Y Florence Pugh, la inolvidable Lady Macbeth, convierte a la caprichosa Amy en una mujer que sabe lo que quiere en la vida. Que haya sido Greta Gerwig, actriz vinculada al cine de Noah Baumbach que consiguió colocarse entre las mejores directoras del momento con Lady Bird, la encargada de devolver a la actualidad la eterna historia de las cuatro hermanas, no es sorprendente. Greta Gerwig tiene algo de cada una de las hermanas March: la serenidad de Meg, la audacia de Jo, la calidez de Beth y la arrogancia de Amy. Era la persona ideal para recuperar la carga ideológica y moral del libro que ha sido reflejada muy pocas veces en el cine. Gerwig nos muestra las cuatro hermanas March como mujeres libres, que deciden su destino, en un guión que le devuelve al libro su capacidad de revuelta jugando con dos niveles de narración: el de un presente de colores fríos, -cuando Jo vive en Nueva York, Meg sufre la pobreza, pero es feliz al lado de John y sus dos hijos, Beth está enferma, confinada en casa y Amy viaja por Europa con Tía March y se reencuentra con Laurie-, con un pasado siete años atrás, cuando una fría mañana de Navidad, las hermanas conocieron a su vecino y empezó para ellas una etapa de gran felicidad, iluminada de tonos cálidos. Este relato de sus vidas en dos tiempos, alterna con la ficción que escribe el personaje de Jo, alter ego de la escritora que nunca llegó a casarse, enriquecido por las conversaciones con su editor. De esta manera, esta nueva versión se convierte tanto en una adaptación del clásico, con los grandes momentos que todo el mundo puede recordar, como una especia de biografía de la escritora encarnada en esa Jo luminosa e inteligente que acepta casar a su protagonista en un último y muy importante capítulo titulado Bajo el paraguas. Pero Gerwig va un paso más allá del final habitual de otras adaptaciones, y acaba el film en un capítulo que normalmente se olvida, La cosecha, donde se cuenta la fundación de Plumfield, punto de partida del tercer libro, Hombrecitos, un relato que nunca se ha llevado al cine. ¿Será un aviso de que pronto veremos a los hijos de las hermanas March en el cine? Ojalá. Mientras tanto, todo el mundo puede disfrutar de estas Mujercitas. Por descontado los muchos fans del libro, pero también los que nunca lo han leído porque piensan que es literatura romántica juvenil e intrascendente. Las hermanas March de Gerwig/Alcott es un auténtico regalo.



Este bonito dibujo de Ramon me sirve para desear que el 2020 nos permita vivir tranquilos, sin sobresaltos y si es posible, disfrutando de buen cine y buenos amigos. !Feliz Año Nuevo!








sábado, 21 de diciembre de 2019

EXTRAÑAS PAREJAS


Pareja: “Conjunto de dos personas, animales o cosas que tienen entre sí alguna correlación o semejanza.”
Esta semana que anuncia la Navidad se estrenan dos películas muy poco navideñas y quizás por eso muy recomendables. Una es rusa, la otra franco-japonesa, las dos tienen una pareja como protagonista. Pero no son parejas convencionales, se trata más bien de extrañas parejas.


Pareja 1 Beanpole/Una gran mujer
Iya es alta, flaca, pálida, siempre va vestida de verde. Iya vive en un Leningrado en ruinas morales y reales en el invierno de 1945. Iya ha sido soldado y padece un extraño trauma postbélico: de pronto se queda congelada, quieta, emitiendo extraños ruidos. Iya es frágil y a veces parece un extraterrestre (que extrañamente recuerda mucho a Tilda Swinton joven). A Iya todo el mundo la llama “larguirucha” porque parece una jirafa. Precisamente Jirafa es lo que quiere decir el titulo original de esta película rusa, Beanpole/Jirafa. Masha es una chica normal. Bueno, normal no mucho. Masha es violenta, se enciende facilmente como el fuego de su cabello. Masha también ha sido soldado, pero su trauma posbélico es menos visible. Masha es una mujer herida que tiene un objetivo. Cuando Masha aparece en Leningrado para vivir en la misma habitación que Iya comparte en una casa colectiva, el mundo de ambas se trastoca. Las ruinas de la ciudad y las ruinas humanas que las rodean, son el paisaje en el que se inscribe su extraña relación de dependencia mutua. Beanpole se ha estrenado como Una gran mujer, titulo poco afortunado, a no ser que entendamos por grande la altura de Iya. Es la segunda película de un joven director ruso de 28 años llamado Kantemir Bagalov que pertenece a la generación que nació con la caída del comunismo, en 1991. Prácticamente toda su vida se ha forjado bajo el mandato único y autoritario de Vladimir Putin. Quizás por eso, Bagalov quiso acercarse a una realidad que el discurso histórico dominante de la Rusia de Putin se ha dedicado a glorificar patrioticamente, olvidando contar que la vida entonces no tenía nada de heroica, porque en realidad era un gran agujero negro de tristeza, hambre y depresión. El guión original, escrito con la colaboración del novelista Alexsander Terekhov, se inspira en el ensayo La guerra no tiene rostro de mujer, de la nobel ucraniana Svetlana Alexievich, un libro que pone el acento en las casi siempre olvidadas mujeres soldado durante la segunda guerra mundial. Una gran mujer es una película que retrata personajes heridos, mutilados, en ruinas, como la propia ciudad nevada donde viven, pero lo hace con un cuidado exquisito en la elección de espacios, decorados y personajes secundarios. A pesar de lo terrible que cuenta, el film es de una belleza pictórica impresionante en sus encuadres de largos planos y en la composición y uso de los colores que se mueven en alternancia entre los rojos de Masha y los verdes de Iya. Nunca cae en el melodrama ni en la fácil relación lésbica. Se mantiene siempre en un sutil equilibrio entre lo horrible y lo cotidiano que produce una sensación fascinante. Beanpole es una rareza en estas fechas de estrenos llenos de buenos sentimientos y cuentos de navidad. Precisamente porque lo único navideño que tiene son los colores rojo y verde, vale la pena verla. Es un hermoso antídoto.


(Catherine Deneuve y su hermana Françoise Dorléac)  

Pareja 2 La verdad
Fabienne es una leyenda, una gran estrella del cine francés, acaba de publicar sus memorias y está trabajando en una película de ciencia ficción. Vive en París en una gran casa rodeada de hombres que la adoran. Su hija Lumir, guionista en Estados Unidos, llega a la casa familiar con su marido y su hija pequeña para asistir a la presentación del libro de su madre en el que descubre un cúmulo de falsedades. Su relación nunca ha sido buena, Fabienne no ha sido una buena madre, Lumir no ha sido una buena hija. Este es el paisaje emocional en el que Kore-eda sitúa a sus dos actrices, Catherine Deneuve y Juliette Binoche, en su primera película rodada fuera de Japón. ¿Qué ha podido llevar a este cineasta profundamente arraigado en su entorno a contar el encuentro de esta madre y esta hija? No lo sé, pero el resultado, siendo muy francés, lleva su estilo en cada uno de los planos. Kore-eda consigue que en esta historia de memoria y paso del tiempo, de cine, arte, creación, rivalidad, pequeñas venganzas y familia, se cuele su mirada tranquila y siempre atenta a los pequeños detalles. Hay dos niveles de narración en la película: el de la relación de Fabienne con su hija Lumir ocupa el plano del presente del film. Pero hay otro nivel muy importante: el de la película que está rodando Fabienne, un film de ciencia ficción donde una madre siempre joven, obligada a vivir fuera de la tierra por una extraña enfermedad, visita a su hija cada siete años, viéndola crecer y envejecer, mientras ella permanece igual visita a visita. Madre e hija en los dos planos. Y un fantasma que recorre todo el relato proyectando su muerte sobre la vida, una sombra que sin duda en la mente de Catherine Deneuve tiene un nombre: Françoise Dorléac, su hermana muerta en un accidente en 1967, cuando tenía 25 años. Françoise que siempre será joven, como la madre que vuelve cada siete años, mientras ella, Catherine, ha envejecido delante de las cámaras. Kore-eda ha sabido captar esa verdad oculta tras la frialdad hierática de Catherine Deneuve en un fil sutil, inteligente, hermoso, lleno de recovecos y matices. Catherine Deneuve tuvo que ser hospitalizada hace poco menos de un mes. Seguramente no rodará nada más. Pero Deneuve nunca le podrá agradecer bastante a Kore-eda la posibilidad de reconciliarse con el fantasma de su hermana como lo ha hecho en este film que, aunque aun tiene varias películas por estrenar, es sin duda su testamento cinematográfico. La verdad de esta Verdad es que está llena de verdad.


EL RINCÓN DE LAS SERIES


Pareja 3 Killing Eve
Eve Polastri es una inteligente agente del servicio secreto británico, casada con un profesor de instituto. Eve se aburre en su puesto de trabajo, quiere hacer algo mas excitante. Villanelle, es joven, guapa, extravagante, exhibicionista, y una cruel y efectiva asesina al servicio de las mafias rusas. El asesinato de un político ruso en Londres será el motivo para que Eve salga de su aburrimiento al encargarle la caza y captura de Villanelle. Este es el punto de partida de Killing Eve, serie de HBO que tiene dos temporadas y anuncia dos más. Basadas en las novelas de Luke Jennings, el principal atractivo de la serie está en el contraste entre los dos personajes. La seria y aparentemente convencional Eve, interpretada por Sandra Oh, y la imprevisible y atractiva Villenelle que hace estupendamente Jodie Comer. Las dos mujeres sienten fascinación una por la otra precisamente por representar lo mas opuesto a ellas mismas. La trama las lleva de Londres a Berlín o París, en una persecución donde Eve quiere encontrar a Villanelle, y Villanelle quiere que Eve la encuentre. Si la primera temporada es adictiva, la segunda mantiene el nivel sin repetirse con la aparición de una nueva asesina llamada El Fantasma que provoca los violentos celos de la rusa y las empuja a una extraña complicidad. Son pocas las secuencias que tienen juntas ambas protagonistas, pero hay un hilo invisible que las mantiene unidas en todo momento en su mutua dependencia emocional. Killing Eve no es una serie de espías, aunque hay muchos servicios secretos, ni de asesinos, aunque hay muchos asesinatos. Tampoco cae nunca en el estereotipo de la atracción fatal (sexual) entre dos mujeres. Lo que une a Eve y Villanelle es algo mucho mas profundo que aflora poco a poco en los dieciséis capítulos de las dos temporadas. Ver Killing Eve estos días puede ser un excelente plan para contrarrestar estragos navideños de cualquier tipo.





sábado, 14 de diciembre de 2019

SEPARACIONES



Las dos películas y la serie de esta semana tienen en común que hablan de separaciones. Pero son tres tipos de separaciones muy diferentes.



Primera separación. Proxima
Esta es una separación doble. La de una madre de su hija pequeña; la de una astronauta de la tierra. Proxima es una película inesperada, insólita incluso. En primer lugar por su protagonista. Sarah, una astronauta francesa que se prepara en un duro entrenamiento en la Agencia Espacial Europea para una misión en el espacio que durará un año, es un personaje muy alejado de los habituales astronautas (hombres y mujeres) norteamericanos. En eso se nota que Proxima es una película europea, y además dirigida por una mujer, la francesa Alice Winecour. En segundo lugar por lo que cuenta, la separación traumática entre Sarah y su hija Stella de siete años, una durísima ruptura sentimental que madre e hija tendrán que aprender a gestionar al mismo tiempo que Sarah se entrena no solo físicamente, sobre todo emocionalmente, para abandonar la seguridad de la Tierra. Pero aun hay otro ingrediente que hace de Proxima una película casi indispensable; esta historia, estructurada siguiendo las etapas de separación de secciones de un cohete en su lanzamiento al espacio, nos descubre una realidad muy desconocida, la de las muchas, porque son muchas, mujeres astronautas que han contribuido en los últimos treinta años al desarrollo de la carrera espacial. Mujeres que, sin dejar de ser madres, se entregaron a la conquista del espacio para cumplir sus sueños y construir un mundo mejor. Los títulos de crédito del final las recuerdan a todas con fotos donde las vemos con sus hijos. Porque, y esa es la gran lección de este film sobre el espacio profundamente terrenal, es que no hay que renunciar a tus sueños de ir al espacio (o lo que sea) y tener hijos. Hay que aprender a hacerlo y contar, como en el caso de Sarah, con hombres que entienden este conflicto y la ayudan a resolverlo. Cuando llega el momento final del despegue de la nave espacial, conocido en el mundo de la astronáutica como la separación umbilical, Sarah y Stella habrán alcanzado un equilibrio para seguir adelante. Lo que pase después, no es tema de esta película que tan solo tiene un momento hacia el final donde corre peligro de descarrilar. Pero Winecour lo soslaya con gran inteligencia.


Segunda separación: Historia de un matrimonio
Esta es una separación más tradicional: la de una pareja que se divorcia después de años de convivencia. El tema lo hemos visto mil veces en el cine Pero la película de Noah Baumbach es todo menos tradicional o convencional o previsible. Baumbach forma con Wes Anderson, Spike Jonze y Alexander Payne, el póquer de nuevos directores de un Hollywood que siempre sabe renovarse y mirar al futuro. Comedia y drama se entremezclan en su cine de una manera natural. Quizás sea Baumbach el menos conocido de los cuatro. Pero esta película que es Bergman sin serlo, que es Allen sin serlo, que es Baumbach en estado puro, puede colocarlo por fin en el lugar que se merece. El film se estrenó en salas hace un par de semanas, pero desde hace unos días se puede ver en Netflix. Está protagonizado por Adam Driver y Scarlett Johansson que encarnan a Charlie y Nicole. Él, director de teatro neoyorquino, es un intelectual, exquisito y muy culto. Ella, actriz en su teatro pero nacida en Los Ángeles, es espontanea y quiere ser libre para hacer otras cosas. Tienen un hijo pequeño, Henry, que es lo que mas les preocupa a los dos. En realidad Charlie y Nicole se quieren mucho, pero son incompatibles. Y sus diferencias acaban pesando más que su cariño. Porque lo que les separa es mucho más que una infidelidad o un desacuerdo; lo que les separa es una forma de entender el mundo, el arte, la creación. Es algo mucho más profundo y mucho más serio. Historia de un matrimonio es un ejemplo del divorcio que existe en Estados Unidos entre la Costa Este y la Costa Oeste. Por mucho que ellos se quieran, es imposible que puedan vivir juntos. En ese sentido el film de Baumbach es de una tristeza infinita, pero no de un desaliento infinito. El humor, la inteligencia, incluso los estereotipados abogados que interpretan Laura Dern y Ray Liotta, contribuyen a que este melodrama sea de una desarmante sinceridad.

EL RINCÓN DE LAS SERIES

Tercera separación: Eta, el final del silencio
La separación aquí es la de un país de otro país. Una independencia nunca alcanzada en nombre de la cual se permitían todo. Hasta el asesinato, mejor dicho, 826 asesinatos que ETA llevo a cabo en los cincuenta años de vida de la banda terrorista. La serie está dirigida por Jon Sistiaga y se puede ver en Movistar. Sin seguir un estricto orden cronológico, la serie de siete capítulos recorre la historia de ETA desde que el 7 de junio de 1968, cometió su primer asesinato matando al Guardia Civil José Pardines, hasta el 3 de mayo de 2018, cuando un comunicado de la banda anunciaba la disolución de sus estructuras. Entre esas dos fechas, se extienden 50 años de terror, miedo, dolor, treguas, indiferencia, desprecio, negación y vacío. Patria de Fernando Aramburu ya puso el dedo en el gran agujero negro de la sociedad en Euskadi. Pero la serie de Sistiaga va mas allá al dar voz y rostro a las víctimas (de todo tipo) que trajo consigo esta violenta y terrible idea.
El primer capítulo es un poco mas largo, se titula Zubiak es decir Puentes, y es eso lo que intenta trazar entre la mujer de un asesinado y uno de sus asesinos, condenado a 47 años de cárcel. El encuentro entre estas dos personas ocupa casi el tercio al final del capítulo y es absolutamente emocionante en su cotidianidad y sinceridad. El segundo capítulo se adentra en los extorsionados económicamente por la banda a lo largo de los años. El tercero es, para mí, el mas estremecedor. No solo porque está centrado en el asesinato de Miguel Ángel Blanco, uno de los más crueles, innecesarios y absurdos de la historia de ETA, que marcó un antes y un después en la respuesta de la sociedad a sus crímenes. Me ha impresionado porque comienza en una clase en la Facultad de Derecho de Vitoria, con alumnos de 21 años, nacidos el año que mataron a Miguel Ángel Blanco, que no saben quién era, nunca han oído hablar de él y apenas tienen una vaga idea de lo que era ETA. Esto tiene una doble lectura. La positiva: ésta generación mira al futuro y no carga con el peso de una historia reciente negra y muy traumática. Pero también tiene una negativa: ésta generación está construyendo ese futuro sobre el olvido de lo que sucedió y en la ignorancia de lo que llevó a cometer terribles barbaridades. Yo creo que no hay que vivir en el pasado (toda la historia con Franco me horroriza, no ha servido mas que para resucitarlo) pero también creo que hay que conocer el pasado precisamente para evitar caer en los mismos errores. La historia está ahí para conocerla, estudiarla, asumirla y sacar lecciones. No para olvidarla o ignorarla.
El resto de los capítulos son igualmente interesantes. El que se ocupa de reconstruir los orígenes y las traiciones internas de la organización. El que recorre los Años de Plomo, los ochenta y noventa, cuando ETA mataba a 100 personas al año, políticos, policías, guardias civiles, gente de la calle, son los años del atentado de Hipercor en Barcelona, de la muerte de Gregorio Ordóñez, de Ernest Lluch. En el Epílogo, se  intenta entender dónde estamos ahora mismo y un último capítulo, Las terceras generaciones, da voz a los hijos de las victimas de uno y otro lado, niños y adolescentes cuando sus padres murieron. Esta conversación a cuatro es un rayo de esperanza, una forma de trazar los puentes de los que se hablaba en el primer capítulo de la serie. Un no olvidamos, pero seguimos adelante.
Impresionante lección de historia moderna, filmada en libertad, rompiendo el silencio y dando voz a los que durante años no tuvieron voz en Euskadi, ETA el final del silencio es una serie que tendrían que enseñar en los colegios de toda España.









sábado, 7 de diciembre de 2019

OMBRA I LLUM/SOMBRA Y LUZ




El martes se presentó en la librería Laie de Barcelona un libro de Antoni Marí y Francesc Parcerisas. Es un largo poema escrito a dos manos hace cuarenta años mientras los autores paseaban por la isla de Ibiza. Quaderns Crema lo ha recuperado para celebrar precisamente los cuarenta años de una de las editoriales más interesantes de la España contemporánea. El poema se titula Ombra i llum, Sombra y luz. Un título que les robo para esta entrada. Porque sombra y luz es lo que vimos el martes en Barcelona. La luminosa luz mediterránea que desprendía el poema y la numerosa presencia de un público entregado a los autores (desgraciadamente tan mayor como ellos mismos, muy poco jóvenes disfrutaron de sus palabras y de la poesía), contrastaba con la sombra mortecina y de posguerra de las calles de Barcelona supuestamente iluminadas para la Navidad. Navidad es una fiesta triste, siempre lo he dicho, pero aun es mas triste si unas pálidas y blanquecinas luces con mariposas que parecen fantasmas y arbolitos encadenados por bombillas de los años cuarenta, son la única iluminación que acompaña a los paseantes de esta ciudad cada día mas oscura. Si salimos de Paseo de Gracia y Rambla Catalunya y nos acercamos a la Plaza Universidad y el Raval, la depresión se acentúa con las luces kenlochianas de pobres, inmigrantes y demás miserias que cuelgan de sus escasas farolas. No sé que es peor, la desmesura orgiástica de Vigo o Madrid o la miseria lumínica de esta Barcelona gris. Las dos consumen y contaminan (o no, no sé que diría a esto la niña-santa Greta) pero por lo menos una alegra la vista y la otra te sume en la tristeza. Menos mal que queda el poema ibicenco lleno de luz que atraviesa la sombra.



(paisaje de Sicilia, ruinas eternas)
El traidor
También me sirve lo de las sombras y las luces para hablar de El traidor, el último trabajo del veterano (tiene 80 años) Marco Bellocchio. Sombra del retrato siniestro de la Cosa Nostra, esa mafia siciliana que sin el aura trágica de Coppola, ni la mirada cómplice de Scorsese, aparece como una auténtica red de extorsión, corrupción y poder que, desgraciadamente y con otros nombres, sigue controlando la sociedad, no solo la italiana. La luz en este caso son las confesiones que el capo Tommaso Buschetta hizo al juez Falcone permitiendo el desmantelamiento de la Cosa Nostra en los años 80 y 90. Bellocchio conjuga el mejor cine político italiano, con un thriller judicial y una tragedia casi shakesperiana de traición y venganza, no exenta de ironía y gotas de humor. Una lección de historia y una lección política. Un buen broche para una carrera de más de cincuenta años.


(paisaje de Bruselas, frialdad en el ambiente)
Le jeune Ahmed
De esta película de los hermanos Dardenne quizás no habría hablado en el blog sino fuera por que, de repente, ha adquirido una rabiosa actualidad. No es la mejor película de los hermanos belgas, es un poco una repetición de lo que vienen contando desde hace años. Pero ese no es el problema, el problema principal, al menos para mí, es que tiene un protagonista que no me creo, mejor dicho (a mi me da igual no creérmelo) es que creo que no se cree a sí mismo. Ahmed es un impostor que no consigue transmitir ni empatía ni antipatía. Esa es su sombra. La luz es mucho mas terrible, porque después de ver los atentados unipersonales de Londres y La Haya ocurridos esta semana, el comportamiento de este joven musulmán de una familia normal (Ahmed no es un marginado) al que un imán fanático reduce a simple máquina repetidora de consignas y generadora de odio, hasta el punto de impulsarle a acuchillar a una profesora, es un ejemplo iluminador de lo que son los dos enajenados mentales que han atentado estos días en un puente de Londres y en una populosa calle de La Haya. El cine, a veces, refleja la realidad sin quererlo.


(paisaje aragonés, seco y con fantasmas)
Les Perseides
Les Perseides es la ópera prima de dos jóvenes directores, un chico y una chica, salidos de la Universidad Pompeu Fabra. De hecho, es su trabajo de fin de carrera que, por azares de la vida, ha conseguido saltar a los circuitos de festivales. Su sombra es esa precisamente, su poca entidad. Les Perseides no es una gran película ni mucho menos, pero apunta maneras en sus directores y deja ver hilos de los que tirar para hacer un cine mas personal, sobre todo cuando se alejen de esa especie de nuevo género en que se han convertido las historias de adolescentes de Barcelona de vacaciones en un pueblo donde deben enfrentarse a otra realidad. La luz de Les Perseides es doble, por un lado todo el juego con los fantasmas presentes y ausentes en ese pueblo semi abandonado y por otro la actriz protagonista, la joven Nora Sala-Patau, que consigue transmitir una sencilla ambigüedad a su personaje.


(paisaje gallego, brumoso y misterioso)
Longa Noite
Longa noite, tercera película del gallego Eloy Enciso, es un ejercicio estético con trasfondo político, un oscuro túnel de sombras en el que el personaje principal se adentra en la larga noche de la posguerra a través de textos literarios, recitados mas que dichos, y cartas emocionantes. Dividido en tres fragmentos, hay que superar la dureza formal de los dos primeros, para llegar a la emoción contenida de la tercera parte donde escuchamos las cartas y vemos la belleza de los bosques fotografiados por Mauro Herce. La luz la pone el propio realizador, lúcido, consciente de que su cine no es fácilmente asequible Longa noite se inscribe en una tradición que tiene en Straub-Huillet y Pedro Costa sus principales referentes. Un cine difícil, exquisito, que exige del espectador un esfuerzo especial.



sábado, 30 de noviembre de 2019

MUJERES


La casualidad ha hecho que esta semana haya varias noticias importantes relacionadas con el cine hecho por mujeres. Son éstas.


Mujeres 1
La lista de las 100 Mejores Películas Dirigidas por Mujeres
Esta es la cuarta vez que el departamento de cultura de la BBC organiza una macro encuesta para descubrir Los 100 mejores films de… La primera en el 2016 fue para escoger los mejores films del nuevo milenio; en el 2017, las mejores comedias; el 2018 fue para las mejores películas de habla no inglesa. Este año eran Las 100 mejores películas dirigidas por mujeres. Tal como explica en El Periódico Beatriz Martínez, una de las tres críticas españolas que han participado en esta encuesta junto con Desirée de Fez y yo misma, los organizadores decidieron elegir este tema al darse cuenta de los pocos films dirigidos por mujeres que había en las listas anteriores. Eso, y la corriente mundial de valoración, reconocimiento e incluso descubrimiento de las mujeres en el cine, les llevó a pensar en buscar las 100 mejores películas dirigidas por mujeres en la historia del cine. 368 críticos de 84 países han participado en esta encuesta que ha dado como ganadora absoluta El piano, de Jane Campion, del año 1993. Pero también podemos considerar ganadoras a Agnès Varda que cuenta con seis películas en la lista, una de ellas, Cléo de 5 a 7, en el segundo lugar; o a Kathryn Bigelow, con cinco títulos; o Chantal Akerman que sitúa su Jeanne Dielman en el tercer puesto, además de tener otros dos. Faltan muchos nombres, seguro. En su artículo, Beatriz se sorprende que no haya ninguna cineasta española. Pero no es raro. Nuestro cine nunca ha sabido promocionarse como es debido y el fenómeno del boom femenino es relativamente reciente. Seguro que se pueden extraer muchas mas conclusiones de esta lista, por eso, quién quiera saber mas sobre el tema, puede consultar estos links, o el artículo de Beatriz Martínez:


Mujeres 2
Women Make Film: A new Road Movie Through Cinema
Casi como un complemento indispensable a la lista de la BBC, se ha estrenado de forma un tanto extraña esta magnífica serie de Mark Cousins que se pudo ver en el Festival de Sevilla. Lo del estreno extraño merece una explicación: se trata de una serie de 14 horas dividida en cinco fragmentos que se verán, a razón de uno por semana, en Cineteca Matadero en Madrid y en los Cines Méliès de Barcelona. En el resto del país, habrá que esperar a que se suba a una u otra plataforma digital (en este momento no sé en cual). Aclarado ésto, hay que hablar de este imponente trabajo, uno de los mejores que se han hecho nunca, no solo sobre el cine realizado por mujeres en la historia del cine, sino simplemente de la historia del cine. Como continuación del magnífico documental que fue  La historia del cine: Una odisea del 2011, Cousins ha construido un documento mas que un documental donde propone una re lectura del cine desde otra mirada. Su enfoque no es ni cronológico, ni biográfico: es pura y simplemente cinematográfico. Las 14 horas divididas en cinco fragmentos están compuestas de cuarenta capítulos que responden a preguntas que se hace el director. Preguntas que tienen que ver con el qué, el cómo, el porqué, de hacer cine. Preguntas que en una historia normal se responderían con una mayoría de ejemplos de cine realizado por hombres y que él busca contestar descubriendo en los 125 años de vida del cine una multitud de ejemplos de films desconocidos, olvidados, ocultos o ignorados. Cousins utiliza mas de mil fragmentos de películas rodadas a lo largo de mas de cien años por mujeres de los seis continentes y los organiza temáticamente, mezclando épocas, tiempos, estilos, lenguas y objetivos. En este viaje, esta road movie, le acompañan varias narradoras que dan voz y sentido a lo que estamos viendo. Women Make a Film va mas allá de la reivindicación feminista o femenina, no se plantea como una competición, no reivindica ningún derecho mas que el de ser reconocidas. Es una lección de cine, de historia, de vida, que debería verse en los colegios y las universidades para recordar dos cosas muy importantes: el cine tiene un pasado que lo sustenta y sin el cual no podría existir; el cine no tiene género, solo creadores, grandes directores, sí, pero también grandes directoras. 


Mujeres 3
Dios existe, su nombre es Petrunya, de Teona Strugar Mitevska        
Esta semana se ha concedido en Estrasburgo el Premio Lux del Parlamento Europeo. Hace doce años ya que existe este curioso premio que otorgan los parlamentarios. Formé parte del panel de selección del premio durante tres años, el 2008, 2009 y 2010. Hay una entrada en este blog, de fecha 4 de junio 2010, donde explico qué es y cómo funciona el Premio Lux. Desde hace varios años, creo que desde el 2011, la Filmoteca de Catalunya ofrece la oportunidad de ver las tres películas seleccionadas en cada edición y, con la colaboración de la Oficina del Parlamento en Barcelona, invita a los directores a presentarlas. Los finalistas de este año eran, Rodrigo Sorogoyen con El reino, Mads Brügger con Cold Case Hammarskjold y Teona Strugar con Dios existe, su nombre es Petrunya que ha resultado la ganadora. La directora de Macedonia del Norte (hay que especificarlo para que no se enfaden los griegos), estuvo en Barcelona y un grupo de críticos tuvimos ocasión de hablar con ella sobre su curiosa y extraña película. Petrunya vive en un pueblo, tiene treinta y dos años, está en paro, es un poco obesa y no tiene grandes objetivos en la vida. Pero un día, sin tener una buena razón, se tira al río. Pero no para matarse, no. Petrunya se tira al río para conseguir la cruz que garantiza un año de suerte y prosperidad al que la consiga, en un ritual de la iglesia ortodoxa reservado exclusivamente a los hombres. Petrunya se hace con la cruz y se desencadena una tormenta de conflictos que se mueven entre la comedia surrealista, el drama rural, la incompetencia policial, la intolerancia religiosa y el machismo más primitivo. ¿Qué hacer con Petrunya? ¿Tiene o no tiene derecho a la cruz que ha rescatado del agua helada? Todo sucede en un día y una noche, el día que Petrunya sufre una nueva humillación en una entrevista de trabajo, se tira al río, rescata la cruz y pasa la noche en un cuartelillo donde no sé si alcanza la felicidad, pero si consigue recuperar la autoestima. Es una película inesperada y su directora resultó ser una mujer inteligente, incómoda e inconformista. Me alegra mucho haberla conocido y volveré sobre el film cuando se estrene en febrero.


Mujeres 4
La hija de un ladrón, de Belén Funes
La hija de un ladrón, es en realidad la hija de un actor. Pero si Sara no es ladrona como su padre, Greta Fernández si es actriz como el suyo en esta película que los enfrenta como padre e hija. Conocí, es un decir, a Belén Funes en el año 2015, cuando rodaba su primer corto Sara a la fuga. De hecho, me encontré con el rodaje del corto un domingo por la mañana en un autobús. Reconocí lo que rodaban porque había leído el guión del corto. Y me di a conocer a las chicas del equipo. Cuatro años mas tarde, Sara ha crecido, ahora tiene 22 años, vive en un piso de acogida, tiene un bebé, multiplica sus trabajos e intenta ser “normal”. Pero las Saras de este mundo no pueden ser normales. Ni la sociedad, ni su padre se lo permiten. Sara lo intentará y creo que al final, ya fuera de la película, lo conseguirá. Mientras tanto hemos visto como se enfrentaba a su padre, como luchaba por su hermano, e intentaba comprender porque el padre de su hijo no la quiere y porque ella no quiere a su bebé. Todo ambientado en una Barcelona desconocida, la de Torre Baró, Vallbona, fría e invernal, que recuerda los paisajes desolados de las ciudades belgas de los Dardenne a quien Funes hace un homenaje nada oculto vistiendo a su Sara como la Rosetta de uno de sus primeros films. La hija de un ladrón es una película dura como el asfalto, triste como esas chicas que viven como pueden. Pero no es un film desesperanzado. O al menos yo quiero creer que no lo es.


Mujeres 5
Ver a una mujer, de Mónica Rovira
Cuando estuve de jurado hace unas semanas en el Festival Most de Vilafranca, conocí a una chica, actriz y directora, de la que no sabía prácticamente nada. Se llama Mónica Rovira. Poco después descubrí que en Filmin estaba disponible Ver a una mujer , la película que había dirigido Mónica en el 2017. Y la vi. Y me encontré no con una, sino con dos mujeres en la pantalla viviendo un momento de ruptura de una relación. Rodada en blanco y negro, la película explora en sus 59 minutos el alma y el cuerpo de estas dos chicas en un ejercicio lingüístico que recuerda los diarios de Jonás Mekas por su arriesgada manera de filmar y el cine de Joaquín Jordá por su implicación personal en lo que cuenta. Me ha gustado mucho saber de ella y espero que no tarde mucho en hacer otra película. Mientras tanto, aquí va mi recomendación.

EL RINCÓN DE LAS SERIES


La serie que he escogido también está dirigida por una mujer y trata un tema de mujeres (pero universal, como todos los buenos temas). Se titula The Accident, tiene cuatro episodios y se puede ver en Filmin. The Accident se enmarca en una corriente de cine social y realista, dominante en el cine y la televisión británica. Pero Sandra Goldbacher, la directora, no intenta hacer cine a la manera de Ken Loach o Mike Leigh. No solo es menos dogmática y aleccionadora, sobre todo es muy incorrecta en el dibujo de sus personajes. La historia sucede en un pequeño pueblo de Gales donde está a punto de abrirse una fábrica que dará trabajo a todos sus habitantes. Durante la fiesta para celebrarlo, los adolescentes rebeldes del pueblo entran en las instalaciones para divertirse y desencadenan un accidente que acaba con la vida de 9 personas. A partir de esta tragedia, se inicia una batalla para hacer justicia en la que el pueblo tiene pocas posibilidades de ganar frente a la gran empresa constructora. Hasta aquí nada nuevo. Lo nuevo surge en ver cómo se comportan y reaccionan los personajes. Polly, que interpreta la estupenda Sarah Lancashire de Happy Valley, no solo permite que su marido la maltrate sin piedad, sino que le perdona y comprende; Harriet Paulsen, con el rostro de Sidse Babett Knudsen, la inolvidable presidenta de Borgen, es una ejecutiva despiadada que no duda en abusar sexualmente de su secretario, al que además intenta cargar con todas las culpas. En cuanto a las madres de los chicos que han muerto, puedes sentir cualquier cosa menos simpatía por ellas, son odiosas. Y a pesar de todo, The Accident es una serie que no quieres dejar de ver hasta que acabe, y te das cuenta de que prefieres mil veces que las mujeres que la protagonizan sean así, imperfectas y con muchos problemas por resolver, porque están mas cerca de la realidad que nos rodea cada día. No son heroínas, no son brujas malvadas, no son justicieras, son, simplemente, personas.




sábado, 23 de noviembre de 2019

PASADOS (Y PRESENTES)



Intemperie (pasado español)
La intemperie de este estupendo western andaluz es múltiple. Intemperie de los secos paisajes en los que transcurre la historia; intemperie de los sentimientos que afloran ante el abuso y la explotación. Adaptación de una novela de Jesús Carrasco publicada en el 2013, la cuarta película en veinte años que dirige Benito Zambrano bebe a partes iguales en la posguerra infinita y en el western fordiano. Historia de una huida, un encuentro, una redención y una no venganza, el film nos transporta a un espacio y un tiempo que pensamos definitivamente olvidados en medio de paisajes desolados y de personajes estilizados. El peso de la película recae en el Niño, el Pastor y el Capataz, los tres vértices de un triángulo emocional entre el Bien, el Mal y la Inocencia. Intemperie se puede ver de varias maneras: la mejor, como western crepuscular. También se puede leer como cuento moral sobre la necesidad, no de olvidar, pero sí de dejar de vivir en el pasado o incluso con una lectura contemporánea que nos recuerda que siempre habrá un capataz que abuse de los más débiles a cambio de protección (o de un sueldo vitalicio) y un pastor que ayude a cambio de redención. Y aquí, que cada uno adjudique a su gusto los roles en la realidad que nos rodea. Por favor, quédense hasta el final para escuchar la preciosa voz de Silvia Pérez Cruz cantando. Este es el enlace al videoclip:


Araña (pasado chileno)
El pasado siempre vuelve, nos acecha, nos persigue. Está ahí para recordarnos lo que fuimos y lo que somos. Muchos de los jóvenes que estos días se manifiestan en Chile contra su gobierno, son nietos de otros jóvenes que se manifestaban en los años setenta, y los que los reprimen son los mismos que entonces también se manifestaban, aunque no precisamente a favor del gobierno progresista de Salvador Allende, sino en su contra y que ahora mismo son los que deciden el rumbo político y económico del país desde los órganos del poder. La araña del titulo es el símbolo que tenía una organización paramilitar llamada Patria y libertad que operó en Chile entre 1970 y 1973. Copio lo que dice la Wikipedia de esta organización: “El Frente Nacionalista Patria y Libertad fue un movimiento paramilitar chileno de ideología fascista y nacionalista que pretendía cambios revolucionarios en la sociedad. Se formó en abril de 1971 como reacción paramilitar a las políticas socialistas del gobierno de Salvador Allende para lo cual realizó actividades políticas de activismo y proselitismo social, principalmente entre la juventud, y posteriormente, ya en la clandestinidad, optó por la vía armada, el terrorismo y el sabotaje para derrocar al gobierno de la Unidad Popular”. Es en este contexto donde Andrés Wood sitúa la historia de tres personajes a los que vemos en 1971 y en la actualidad. El trío lo integra un joven matrimonio de la alta burguesía chilena, con una ideología nacionalista de ultraderecha y un joven fanatizado y violento de origen popular. Los tres integran el núcleo duro del tsunami chileno que en los primeros setenta se dedicó a desestabilizar el país con todos los medios posibles. En la actualidad, ella es una empresaria de éxito, su marido es un ser anulado y el fanático sigue pensando que la calle es suya y tiene derecho a matar a quién le parezca. Este es el paisaje del pasado y el presente en un film muy bien resuelto, con dos actrices estupendas en los papeles de Inés joven, Maria Valverde y de Inés adulta, Mercedes Morán. Pasado, presente, la misma historia se va repitiendo con distintos símbolos pero con los mismos objetivos.


La vida invisible de Eurídice Gusmâo (pasado brasileño)
Por favor, no dejen que se les escape esta película. Y si se les escapa por la inclemente dictadura de los estrenos, búsquenla en cualquier sitio. Es un melodrama sirkiano, con formato epistolar. Pero es mucho más que eso. Inspirada mas que basada en la primera novela de la joven escritora brasileña Martha Batalha, la historia es un homenaje y reconocimiento a todas las mujeres invisibles que tuvieron que renunciar a sus sueños y a sus esperanzas en un mundo localizado en Río de Janeiro, pero reconocible en cualquier otro país. Escrita con mucho sentido del humor y un lenguaje fresco y desinhibido, la novela le proporcionó al director la estructura para hacer un melodrama tropical, con colores brillantes, ideas brillantes y actrices brillantes. A lo largo de cincuenta años seguimos a las dos hermanas Gusmâo, las dos mujeres invisibles que vivieron separadas en la misma ciudad por culpa de la intolerancia de una familia católica y muy conservadora. Karim Aïnouz, el director, transgrede y perturba el género y nos arrastra en el camino de estas dos mujeres que nunca consiguieron sus sueños. A Bolsonaro seguro que no le gusta nada este film, ni a Abascal, ni a las alegres muchachas que jalean sus reaccionarias ideas sobre las mujeres. Un apunte para reconocer el excelente guión de Munio Hauser y la preciosa fotografía de Hélène Louvart.


Hstorias de nuestro cine (pasado cinematográfico)
De este divertido y entrañable documental sobre el cine español solo quiero decir una cosa. El título debería escribirse así: Historias de “nuestrocine, con el nuestro entrecomillado. Porque esta es la historia del cine de un grupo de amigos que se reúnen para conversar entre ellos y con Antonio Resines sobre sus recuerdos, sus vivencias, su mirada sobre la historia del cine español, siempre desde su perspectiva. Y está muy bien, y es interesante y es divertida y cuentan muchas anécdotas. Pero es la historia de “su” cine, que también es el nuestro, pero en el cine hay mucha más historia que la que aquí nos cuentan.


El cuarto reino: El reino de los plásticos (presente y futuro)
El último documental de Adán Aliaga y Álex Lora, ganó el premio al Mejor Largometraje en el Festival de Madrid de este año. Fue por unanimidad del jurado. Todos (yo formaba parte) estuvimos de acuerdo en que este extraño y alucinado documental ambientado en un desguace de plásticos para reciclar en un barrio marginal de Nueva York, era no solo la mejor propuesta del festival, sino uno de los films mas raros y apasionantes que habíamos visto. El espacio nos remite a un planeta perdido y lejano donde Wall-E seria feliz con todos esos objetos abandonados entre gallinas, gatos, plantas y personajes marginales, no marginados. Lo que les pasa a todos ellos, aunque tiene una lectura naturalista y sociológica, en realidad es la crónica de la vida de unos auténticos aliens convencidos de que hay vida extraterrestre mas allá de los limites de su mundo/almacén. Podría ser el paraíso de los performers que no tendrían que hacer nada mas que firmar (y cobrar) por esa acumulación de chatarras varias. Y hay un personaje central, Ana, el alma de esa nave perdida en la ciudad, que no se te olvida fácilmente. No la dejen pasar. Vale la pena.


sábado, 16 de noviembre de 2019

VETERANOS


(la explicación de este bonito dibujo de Ramon, con un vaso de vino y un pan, la encontrarán cuando vean El irlandés)

Martin Scorsese tiene 77 años; Robert de Niro y Joe Pesci tienen 76; Al Pacino tiene 79. Es probable que la edad de estos cuatro gigantes del cine sea una de las claves de porque El irlandés es como es; es decir porque es tan buena. Hay más explicaciones, por ejemplo la inteligencia de Scorsese a la hora de plantear la película sabiendo dónde y cómo se va a ver. Puede que haya unos cuantos privilegiados en el mundo que verán El irlandés en un cine, pero la gran mayoría de los miles o cientos de miles de espectadores que tendrá, la verán en Netflix cuando se estrene dentro de muy poco. Scorsese, que ha hecho de todo en los más de cincuenta años que lleva trabajando en el cine, sabe que la televisión tiene un ritmo distinto, una planificación distinta, una manera de contar distinta. Por eso sus tres horas y media (que pasan sin darte cuenta) en la tele tendrán todo su sentido dilatador del tiempo; por eso tiene una planificación mucho más serena que la habitual; y por eso, también, los rostros, no solo los de su trío protagonista, todos los rostros de secundarios que la pueblan, son tan importantes. El irlandés es una película de mafiosos que enlaza, no formalmente pero si narrativamente, con Uno de los nuestros o Casino. Pero la serenidad que aporta la edad le permite a Scorsese dejar de juzgar a sus personajes, dejar de mostrarlos violentos y crueles. Hay mucha violencia en este irlandés, hay muchos muertos, pero no los vemos tanto. Sentimos la violencia amoral que ejercen estos hombres acostumbrados a mandar y a ser obedecidos, pero a Scorsese ya no le hace falta enseñárnosla. Basta con que la imaginemos. El irlandés adapta una obra de no ficción de Charles Brandt titulada, I Heard You Paint Houses, basada en un oscuro personaje, Frank, el Irlandés, Sheeran que fue considerado el principal sospechoso en la desaparición del líder sindical Jimmy Hoffa. Frank tiene en el film el rostro cambiante de Robert de Niro que, gracias a milagros de la tecnología, es él ahora y hace cuarenta años en una historia que abarca desde los años cincuenta hasta principios del siglo XXI. Toda la vida de sus actores y director; medio siglo de historia de Estados Unidos. Frank es el hombre que pinta paredes de rojo, siempre al servicio de su amigo el escurridizo jefe de la cosa nostra Russell Buffalino al que da vida un Joe Pesci soberbio. El tercer vértice de este triángulo infernal es Al Pacino en la piel de Jimmy Hoffa, el sindicalista mafioso que se consideraba a si mismo el rey del poderoso sindicato de camioneros. Jugando con distintos tiempos narrativos: el presente de un viejo Frank en una residencia de ancianos donde murió en el año 2003; el viaje que en 1975 realizan Buffalino y Frank con sus esposas con un objetivo muy concreto y la evocación de cómo se conocieron los tres implicados en este drama shakesperiano de amistad, conciencia, poder, y destrucción, el film avanza y retrocede descubriendo una trama de corrupción mucho mas profunda y oscura de lo que podíamos imaginar en el seno de la mafia. Una mafia que extiende sus tentáculos hasta muy arriba. Basta para explicarlo una frase de Buffalino a Frank: “La orden viene de arriba, si fueron capaces de callar al presidente del país, ¿crees que no podrán callar al presidente de un sindicato?” Una película mayúscula, cine de alta calidad, clásico en todos los sentidos. Hay quien la acusa de demasiado lenta (grave pecado viniendo de Scorsese) o discursiva, o dicen que se estanca en una parte central. Yo no estoy de acuerdo. No es lenta, tiene el ritmo que tiene que tener; sí es discursiva, pero hace falta que lo sea para entender el proceso por el que pasa Frank y para que el espectador tenga todos los datos necesarios; no se estanca, discurre como un profundo río que arrastra todo tipo de impurezas en su fondo dejando ver una superficie en la que nunca pasa nada. Una Obra con Mayúsculas, que se podrá ver en todas partes (si tienes Internet y Netflix, claro).


EL RINCÓN DE LAS SERIES


Ya que estamos hablando de grandes actores de una cierta edad, he pensado que era un buen momento para recordar de una serie estupenda protagonizada por dos actores… de una cierta edad. Se trata de El método Kominsky que se puede ver en Netflix. La protagonizan Michael Douglas a sus 75 años y Alan Arkin a sus 85 años. Muchos años, mucha experiencia, mucha inteligencia y sentido del humor para reírse de si mismos y de su profesión. Porque El método Kominsky habla de actuar, de interpretar. Sandy, es decir Michael Douglas, dirige una escuela de interpretación en Los Ángeles; Norman, su mejor amigo, dirige una agencia de actores, aunque está pensando en retirarse. Los dos no paran de hablar, de pelearse, de ayudarse, de quererse, mientras comparten su vida con sus hijas respectivas Mindy y Phoebe, y con las mujeres que se cruzan en su camino. Hay dos temporadas de la serie, cada una con ocho episodios de 20-25 minutos. La historia no termina, hay un continuará, pero si no continua no pasa nada. Ni Sandy ni Norman son especialmente simpáticos ni confortables ni recomendables, pero acabas por tomarles cariño y, sobre todo, les agradeces a ambos que sean capaces de reírse de sí mismos, de su edad y de su situación.