Mujercitas:
el libro
Mujercitas me ha acompañado toda mi vida. Fue uno de los
primeros libros que leí, cuando tenía ocho años o nueve años. Primero Mujercitas, luego Aquellas mujercitas y un poco mas tarde, Hombrecitos y Qué fué de
nuestros hombrecitos. Entonces no tenía ni idea de quién era Louisa May
Alcott, el nombre que aparecía en las portadas de los libros y muchas de las
cosas que se contaban en ellos, sobre todo en los dos últimos, se escapaban a
mi comprensión. A mí lo que me gustaba era compartir la vida de las cuatro
hermanas March, su vecino Laurie, el profesor Bhaer y sobre todo Jo. Jo era mi
modelo. Yo quería ser Jo. Mi hermana, en cambio, quería ser Meg. Ninguna
queríamos ser Amy y Beth nos daba mucha pena. Los cuatro libros de Mujercitas fueron de los pocos que
conseguí rescatar cuando vinimos a vivir a España. Siguieron siendo una fiel
compañía, en especial cuando estaba enferma o si las cosas se ponían feas en
casa. Volver a ellas, era recuperar un espacio de la infancia. También me los
llevé cuando me fuí de casa para vivir con Ramon. Y aquí siguen. Fue mucho mas
tarde, en el año 2004, cuando Lumen publicó en un solo volumen los dos primeros
libros de 1868 y 1869 en una nueva traducción y con un prólogo que situaba a la
autora en su contexto, cuando descubrí quién era Louisa May Alcott. Hasta ese
momento, nunca me había preocupado de averiguar nada de ella, pero el texto de
ese prólogo hablaba de una mujer muy especial. Que Jo era ella, ya lo había
imaginado al leer y releer los libros. Pero no sabía nada de su vida.Y su vida
es muy interesante. Louisa May era la segunda de cuatro hermanas, todas hijas
de un educador, un filósofo de ideas progresistas, abolicionista convencido y
defensor de los derechos de las mujeres. Un hombre idealista pero con un escaso
sentido práctico de la vida, que arrastró a toda la familia en una experiencia
de vida muy sorprendente. Louisa tenía once años cuando su padre decidió que
tenían que vivir en Fruitland, una especie de refugio utópico y espiritual en
el que debían ser autosuficientes, vivir aislados del mundo y consagrados al
estudio y la meditación. Fue un año muy duro que Louisa recogió en un pequeño
libro titulado Fruitland. La
experiencia vegana antes de que esa idea existiera, libertaria, antes de que se
pensara siquiera en la idea, comunal, antes de que las comunas se pusieran de
moda, respondía a las corrientes utópicas que a mediados del siglo XIX se
extendieron por Estados Unidos y Europa. Como era de suponer, todo acabó mal y
Fruitland desapareció, pero la semilla de esas enseñanzas dieron su fruto en
los cuatro libros de las hermanas March que, leídos después de conocer su vida
adquieren un sentido que va mucho mas lejos de las simples aventuras amorosas
de las cuatro hermanitas.
Mujercitas:
la película
Convertida en un best seller de la literatura
juvenil, Mujercitas se adaptó al cine
muy pronto. La primera versión es de 1917 y desde entonces ha habido más de diez
películas, algunas de ellas memorables. La de 1933, de George Cukor, con cuatro
grandes estrellas del momento, Katharine Hepburn, Frances Dee, Jane Parker y
Joan Bennett, aún se recuerda y se revisa periódicamente. En 1949, Mervyn LeRoy,
reunió a otras cuatro estrellas: June Allyson, Janet Leigh, Margareth O’Brien y
Elizabeth Taylor. Aunque hubo otras adaptaciones, el libro no volvería a ser
una gran película hasta 1994, cuando Susan Sarandon como Marmee, la madre,
encabezó un reparto perfecto de actrices que aún no eran estrellas, Winona
Ryder, Trini Alvarado, Claire Danes y Kirsten Dunst. 25 años después, en pleno
auge del movimiento feminista, Greta Gerwig se ha atrevido con una nueva adaptación
del clásico y lo ha hecho partiendo de la nueva lectura del libro mas allá de
la historia romántica habitual, y con un reparto absolutamente perfecto. Saoirse
Ronan es una Jo, hermosa, vital, inteligente, con las ideas muy claras. Emma
Watson llena de equilibrio y serenidad a la responsable Meg. La más desconocida
Eliza Scalen es una Beth callada y dulce. Y Florence Pugh, la inolvidable Lady
Macbeth, convierte a la caprichosa Amy en una mujer que sabe lo que quiere en
la vida. Que haya sido Greta Gerwig, actriz vinculada al cine de Noah Baumbach
que consiguió colocarse entre las mejores directoras del momento con Lady Bird, la encargada de devolver a la
actualidad la eterna historia de las cuatro hermanas, no es sorprendente. Greta
Gerwig tiene algo de cada una de las hermanas March: la serenidad de Meg, la
audacia de Jo, la calidez de Beth y la arrogancia de Amy. Era la persona ideal
para recuperar la carga ideológica y moral del libro que ha sido reflejada muy
pocas veces en el cine. Gerwig nos muestra las cuatro hermanas March como
mujeres libres, que deciden su destino, en un guión que le devuelve al libro su
capacidad de revuelta jugando con dos niveles de narración: el de un presente
de colores fríos, -cuando Jo vive en Nueva York, Meg sufre la pobreza, pero es
feliz al lado de John y sus dos hijos, Beth está enferma, confinada en casa y
Amy viaja por Europa con Tía March y se reencuentra con Laurie-, con un pasado
siete años atrás, cuando una fría mañana de Navidad, las hermanas conocieron a
su vecino y empezó para ellas una etapa de gran felicidad, iluminada de tonos
cálidos. Este relato de sus vidas en dos tiempos, alterna con la ficción que
escribe el personaje de Jo, alter ego de la escritora que nunca llegó a
casarse, enriquecido por las conversaciones con su editor. De esta manera, esta
nueva versión se convierte tanto en una adaptación del clásico, con los grandes
momentos que todo el mundo puede recordar, como una especia de biografía de la
escritora encarnada en esa Jo luminosa e inteligente que acepta casar a su
protagonista en un último y muy importante capítulo titulado Bajo el paraguas. Pero Gerwig va un paso
más allá del final habitual de otras adaptaciones, y acaba el film en un capítulo
que normalmente se olvida, La cosecha,
donde se cuenta la fundación de Plumfield, punto de partida del tercer libro, Hombrecitos, un relato que nunca se ha
llevado al cine. ¿Será un aviso de que pronto veremos a los hijos de las
hermanas March en el cine? Ojalá. Mientras tanto, todo el mundo puede disfrutar
de estas Mujercitas. Por descontado
los muchos fans del libro, pero también los que nunca lo han leído porque
piensan que es literatura romántica juvenil e intrascendente. Las hermanas March
de Gerwig/Alcott es un auténtico regalo.
Este bonito dibujo de Ramon me sirve para desear
que el 2020 nos permita vivir tranquilos, sin sobresaltos y si es posible,
disfrutando de buen cine y buenos amigos. !Feliz Año Nuevo!
Querida Nuria, muchas gracias por tus estupendos comentarios. Estoy disfrutando mucho de series que has ido sugiriendo. Endeavour, The accident, Killing Eve y experimentando con otras estupendas también como The night off, o algo así.
ResponderEliminarHe perdido tu número de teléfono así que por aquí aprovecho para desearte feliz año y que sigas escribiendo mucho tiempo. En el comentario de hoy sobre Mujercitas has puesto en palabras mis recuerdos de ese libro. Muchas gracias y un abrazo.
Soy Nuria Cortina.
ResponderEliminarMe ha parecido magnífico el artículo sobre Mujercitas. Y aprovecho para desearte lo mejor en 2020.
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