Pareja: “Conjunto de dos personas, animales o
cosas que tienen entre sí alguna correlación o semejanza.”
Esta semana que anuncia la Navidad se estrenan
dos películas muy poco navideñas y quizás por eso muy recomendables. Una es
rusa, la otra franco-japonesa, las dos tienen una pareja como protagonista.
Pero no son parejas convencionales, se trata más bien de extrañas parejas.
Pareja 1 Beanpole/Una gran mujer
Iya es alta, flaca, pálida, siempre va vestida de
verde. Iya vive en un Leningrado en ruinas morales y reales en el invierno de
1945. Iya ha sido soldado y padece un extraño trauma postbélico: de pronto se
queda congelada, quieta, emitiendo extraños ruidos. Iya es frágil y a veces
parece un extraterrestre (que extrañamente recuerda mucho a Tilda Swinton
joven). A Iya todo el mundo la llama “larguirucha” porque parece una jirafa.
Precisamente Jirafa es lo que quiere decir el titulo original de esta película
rusa, Beanpole/Jirafa. Masha es una
chica normal. Bueno, normal no mucho. Masha es violenta, se enciende facilmente
como el fuego de su cabello. Masha también ha sido soldado, pero su trauma
posbélico es menos visible. Masha es una mujer herida que tiene un objetivo.
Cuando Masha aparece en Leningrado para vivir en la misma habitación que Iya
comparte en una casa colectiva, el mundo de ambas se trastoca. Las ruinas de la
ciudad y las ruinas humanas que las rodean, son el paisaje en el que se
inscribe su extraña relación de dependencia mutua. Beanpole se ha estrenado como Una
gran mujer, titulo poco afortunado, a no ser que entendamos por grande la
altura de Iya. Es la segunda película de un joven director ruso de 28 años
llamado Kantemir Bagalov que pertenece a la generación que nació con la caída
del comunismo, en 1991. Prácticamente toda su vida se ha forjado bajo el
mandato único y autoritario de Vladimir Putin. Quizás por eso, Bagalov quiso
acercarse a una realidad que el discurso histórico dominante de la Rusia de
Putin se ha dedicado a glorificar patrioticamente, olvidando contar que la vida
entonces no tenía nada de heroica, porque en realidad era un gran agujero negro
de tristeza, hambre y depresión. El guión original, escrito con la colaboración
del novelista Alexsander Terekhov, se inspira en el ensayo La guerra no tiene rostro de mujer, de la nobel ucraniana Svetlana
Alexievich, un libro que pone el acento en las casi siempre olvidadas mujeres
soldado durante la segunda guerra mundial. Una
gran mujer es una película que retrata personajes heridos, mutilados, en
ruinas, como la propia ciudad nevada donde viven, pero lo hace con un cuidado
exquisito en la elección de espacios, decorados y personajes secundarios. A
pesar de lo terrible que cuenta, el film es de una belleza pictórica
impresionante en sus encuadres de largos planos y en la composición y uso de
los colores que se mueven en alternancia entre los rojos de Masha y los verdes
de Iya. Nunca cae en el melodrama ni en la fácil relación lésbica. Se mantiene
siempre en un sutil equilibrio entre lo horrible y lo cotidiano que produce una
sensación fascinante. Beanpole es una
rareza en estas fechas de estrenos llenos de buenos sentimientos y cuentos de
navidad. Precisamente porque lo único navideño que tiene son los colores rojo y
verde, vale la pena verla. Es un hermoso antídoto.
(Catherine Deneuve y su hermana Françoise Dorléac)
Pareja 2 La verdad
Fabienne es una leyenda, una gran estrella del
cine francés, acaba de publicar sus memorias y está trabajando en una película
de ciencia ficción. Vive en París en una gran casa rodeada de hombres que la
adoran. Su hija Lumir, guionista en Estados Unidos, llega a la casa familiar
con su marido y su hija pequeña para asistir a la presentación del libro de su
madre en el que descubre un cúmulo de falsedades. Su relación nunca ha sido
buena, Fabienne no ha sido una buena madre, Lumir no ha sido una buena hija.
Este es el paisaje emocional en el que Kore-eda sitúa a sus dos actrices,
Catherine Deneuve y Juliette Binoche, en su primera película rodada fuera de
Japón. ¿Qué ha podido llevar a este cineasta profundamente arraigado en su
entorno a contar el encuentro de esta madre y esta hija? No lo sé, pero el
resultado, siendo muy francés, lleva su estilo en cada uno de los planos.
Kore-eda consigue que en esta historia de memoria y paso del tiempo, de cine, arte,
creación, rivalidad, pequeñas venganzas y familia, se cuele su mirada tranquila
y siempre atenta a los pequeños detalles. Hay dos niveles de narración en la
película: el de la relación de Fabienne con su hija Lumir ocupa el plano del
presente del film. Pero hay otro nivel muy importante: el de la película que
está rodando Fabienne, un film de ciencia ficción donde una madre siempre
joven, obligada a vivir fuera de la tierra por una extraña enfermedad, visita a
su hija cada siete años, viéndola crecer y envejecer, mientras ella permanece
igual visita a visita. Madre e hija en los dos planos. Y un fantasma que
recorre todo el relato proyectando su muerte sobre la vida, una sombra que sin
duda en la mente de Catherine Deneuve tiene un nombre: Françoise Dorléac, su
hermana muerta en un accidente en 1967, cuando tenía 25 años. Françoise que
siempre será joven, como la madre que vuelve cada siete años, mientras ella,
Catherine, ha envejecido delante de las cámaras. Kore-eda ha sabido captar esa
verdad oculta tras la frialdad hierática de Catherine Deneuve en un fil sutil,
inteligente, hermoso, lleno de recovecos y matices. Catherine Deneuve tuvo que
ser hospitalizada hace poco menos de un mes. Seguramente no rodará nada más.
Pero Deneuve nunca le podrá agradecer bastante a Kore-eda la posibilidad de
reconciliarse con el fantasma de su hermana como lo ha hecho en este film que,
aunque aun tiene varias películas por estrenar, es sin duda su testamento
cinematográfico. La verdad de esta Verdad
es que está llena de verdad.
EL RINCÓN DE LAS SERIES
Pareja 3 Killing Eve
Eve Polastri es una inteligente agente del
servicio secreto británico, casada con un profesor de instituto. Eve se aburre
en su puesto de trabajo, quiere hacer algo mas excitante. Villanelle, es joven,
guapa, extravagante, exhibicionista, y una cruel y efectiva asesina al servicio
de las mafias rusas. El asesinato de un político ruso en Londres será el motivo
para que Eve salga de su aburrimiento al encargarle la caza y captura de
Villanelle. Este es el punto de partida de Killing
Eve, serie de HBO que tiene dos temporadas y anuncia dos más. Basadas en
las novelas de Luke Jennings, el principal atractivo de la serie está en el
contraste entre los dos personajes. La seria y aparentemente convencional Eve, interpretada
por Sandra Oh, y la imprevisible y atractiva Villenelle que hace estupendamente
Jodie Comer. Las dos mujeres sienten fascinación una por la otra precisamente
por representar lo mas opuesto a ellas mismas. La trama las lleva de Londres a
Berlín o París, en una persecución donde Eve quiere encontrar a Villanelle, y
Villanelle quiere que Eve la encuentre. Si la primera temporada es adictiva, la
segunda mantiene el nivel sin repetirse con la aparición de una nueva asesina
llamada El Fantasma que provoca los
violentos celos de la rusa y las empuja a una extraña complicidad. Son pocas las secuencias que tienen juntas ambas
protagonistas, pero hay un hilo invisible que las mantiene unidas en todo
momento en su mutua dependencia emocional. Killing
Eve no es una serie de espías, aunque hay muchos servicios secretos, ni de
asesinos, aunque hay muchos asesinatos. Tampoco cae nunca en el estereotipo de
la atracción fatal (sexual) entre dos mujeres. Lo que une a Eve y Villanelle es
algo mucho mas profundo que aflora poco a poco en los dieciséis capítulos de
las dos temporadas. Ver Killing Eve
estos días puede ser un excelente plan para contrarrestar estragos navideños de
cualquier tipo.
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