sábado, 25 de enero de 2014

BAJADA DEL IVA EN EL MUNDO DEL ARTE

La noticia de la bajada del IVA a las transacciones artísticas y las reacciones que ha producido en medios de comunicación y en redes sociales me ha hecho pensar dos cosas.
La primera es lo terriblemente cortos de miras que son algunos de los comentaristas y desde luego muchos de los opinadores de las redes que, en lugar de alegrarse de que baje este IVA y celebrarlo como síntoma de que las cosas, quizás, estén efectivamente mejorando o como el primer eslabón de una cadena de rebajas para otros sectores de la cultura, se lanzan en plancha a atacarlo, denigrarlo y considerarlo un “regalo” para las clases pudiente, para los ricos, para “los amigos del gobierno”.
Esta falta de visión del conjunto de la sociedad y sobre todo esta falta de solidaridad me lleva a la segunda reflexión. La de la enorme carencia en educación artística y cultural en nuestro país, donde nadie nos ha enseñado a disfrutar del arte como algo a lo que tenemos derecho como ciudadanos.
No existe en España ni en Catalunya una tradición de comprar pintura o escultura. En las casas no hay cuadros, como tampoco, es verdad, hay libros. La gente no tiene reparos en gastarse dinero en una comida, en un fin de semana esquiando, en ropa. Pero ni se plantea comprar un cuadro o un dibujo. “Eso es para los ricos”.  Mentira. Una de las cosas que demuestra el nivel cultural de un pueblo es precisamente su capacidad de disfrutar con las cosas que le pueden ayudar a vivir.
En otros países de Europa, con una mayor cultura democrática y  artística, son las clases medias e incluso las clases medias bajas las que compran obras de arte. Y no lo hacen para especular o pensando en su revalorización, lo hacen porque les gusta tener algo hermoso en casa y vivir con ello. Algo que perdura a lo largo de toda su vida; algo que además, se puede dejar en herencia a los hijos o a los nietos que, si han crecido viendo ese cuadro, esa escultura, sabrán apreciarlo mas allá de su valor económico.
Hay otra manifestación de esta falta de educación del gusto y del disfrute del arte: la idea de que todo es dinero. Es cierto que en el mundo de las subastas internacionales se mueve mucho dinero (negro y fraudulento, especialmente el dinero ruso y chino que se ha dedicado a la gran especulación haciendo subir artistas de una manera artificial igual que el lobo de wall street hace subir acciones de empresas ruinosas). También es cierto que hay algunos, muy pocos, artistas que cobran mucho dinero por su obra. Pero eso es solo la punta de un iceberg que esconde mucha gente que intenta vivir de su trabajo. Artistas sobre todo, pero también galeristas y coleccionistas, empeñados en conseguir que el arte sea verdaderamente democrático y llegue a todo el mundo. Un cuadro se puede comprar a plazos o en pequeñas cuotas que cualquiera se puede permitir si realmente lo quiere. Este tipo de comprador, este pequeño coleccionista es el que había desaparecido con el incremento del IVA al 21%. Un incremento que no beneficiaba a nadie: ni al artista, ni al galerista, ni al comprador. Un incremento que por suerte el gobierno se ha dado cuenta que era un error que le perjudicaba mas que le beneficiaba y lo ha corregido como primera medida para corregir muchos otros.

Y de eso deberíamos alegrarnos todos. TODOS, pero especialmente los que vivimos del mundo de la cultura en cualquiera de sus manifestaciones. 

viernes, 24 de enero de 2014

NYMPHOMANIAC 2


(estoy segura que a Lars Von Trier le gustarían los cuadros de Ramón)
Se ha estrenado la segunda parte de Nymphomaniac, el volumen 2. Sigue sin ser la película completa. Entre la primera y la segunda suman cuatro horas de las cinco horas y media que tiene la versión original que se verá en Berlín y, supongo, se comercializará en DVD.
Si en la primera entrega del film no  noté que faltara esta hora y media, en esta segunda parte si he sentido que faltan elementos. En el número 1, la vida de Joe, discurría sin saltos inexplicables, flotaba el misterio de su agresión y la palabra, siempre la palabra, nos conducía por los recovecos de su narración. En este segundo volumen, en cambio, me faltan datos para entender lo que le sucede a Joe, para seguir su evolución con una cierta coherencia. ¿Quién es y qué hace el personaje de Willem Dafoe? ¿Cómo y porqué le conoce Joe? ¿De dónde viene esa adolescente perversa que acabará traicionándola? ¿Por qué quema un coche una noche de desespero? Muchas preguntas sin respuesta en un episodio compuesto de tres capítulos: La Iglesia de Occidente y de Oriente (el Pato Callado); El espejo; La pistola. Tres episodios en los que Joe intenta hacerle entender a su interlocutor, Seligman, el dolor de su búsqueda del placer.
Charlotte Gainsbourg es protagonista absoluta en esta segunda entrega donde el director introduce más sentido del humor e incluso un auto homenaje en una secuencia calcada del inicio del Anticristo con la misma música, la misma situación y distinta solución.  O no, porque en definitiva el hijo de Joe y Jerôme acabará tan destruido como el de la pareja sin nombre del Anticristo.
Nombre, palabras. Son las palabras lo que cuentan en este film. Palabras desgastadas, como ninfomaníaca, relegada por el mas correcto “adicta al sexo”, término que Joe desprecia y que Von Trier ridiculiza. Palabras que describen acciones, acciones que son palabras. La palabra, siempre la palabra. Pero en este caso, a diferencia de la primera parte, la palabra ha perdido poesía, ha perdido imaginación. Se ha “prosecizado” y se ha hecho mas vulgar. Menos evocadora. Ya no hay fresnos, ni bosques, ni ríos. Todo es claustrofóbico, cerrado, monocolor en sus tonos tierras y grises. Falta el aire. Quizás por eso sorprende y se agradece tanto la belleza de esa imagen de Joe en la montaña, flotando frente a un árbol mecido por el viento. ¡Es tan hermosa!
El misterio de por qué estaba tendida en el callejón se desvela en una secuencia un tanto decepcionante. No es decepcionante, en cambio, lo que pasa en la habitación entre Joe y Seligman después de ese momento. Lars von Trier, le da a su personaje una salida, ¿la única? con la que no se si todo el mundo estará de acuerdo.

Y al final de todo, ya en los créditos, aparece una canción: Hey Joe. Una vieja canción de Jimi Hendrix que cantaba Jane Birkin y ahora canta Charlotte Gainsbourg. Y entonces entendemos porque Joe se llama Joe y porque Lars von Trier hace un film a favor de la mujer (no feminista, sino femenino) reivindicando a la mujer como mujer con todos sus derechos. Cuando escuchamos  “Hey Joe, ¿a dónde vas con esa pistola en tu mano? Voy a matar a mi mujer porque la descubrí con otro hombre”, entendemos lo que Joe ha hecho toda su vida. Una vida condenada por su amor no correspondido ni satisfecho por Jerôme. Y de pronto, aun sabiendo que faltan cosas, y  que esta segunda entrega es mucho menos poética, me doy cuenta de que lo que me ha estado contando Lars Von Trier es una romántica y trágica historia de amor.

2
Curiosamente, se estrena esta misma semana una película que tiene mucho que ver con Nymphomaniac aunque no lo parezca: Otel.lo de Hammundi Al-Rahmoun.  De este film escribí hace un tiempo en este blog. Decía entonces: 
“Este Otel.lo inesperado está ambientado en un plató donde se rueda una nueva versión de la obra de Shakespeare. Una pareja de actores no profesionales encarnan al moro celoso y a la rubia Desdémona. Los miembros del equipo de rodaje son los figurantes de lujo que acompañan la tragedia dirigidos por un Yago que no es otro que el propio realizador. Este planteamiento podía haberse quedado en un experimento de cine en el cine, un artefacto visual previsible. Si no lo es y por eso merece ser destacado es por la capacidad de crear una situación violenta –violentar, no viene exactamente de violencia sino de violación- que sabe provocar el realizador en una determinada secuencia, utilizando la vulnerabilidad de los actores, manipulándolos y conduciéndolos por dónde él quiere ir desde el: “si tu no quieres, no lo hacemos” a “acabaréis follando por que yo lo quiero”. Esa secuencia es uno de los momentos de cine mas perturbadores que he visto en mucho tiempo.”
¿Por qué tiene que ver con Lars Von Trier? Por oposición. Porque Hammudi Al-Rahmoun hace a sus actores todo lo contrario de lo que hace Von Trier. Y su violenta violación es una imagen mucho mas hiriente que cualquiera de las que utiliza el danés en toda su película.

viernes, 17 de enero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET


¡Que gusto reencontrarse con el mejor Scorsese! Con el director sppedico de Uno de los nuestros o Casino, obras hechas con el polvo blanco flotando debajo de la nariz. Que gusto reencontrarse con él y además comprobar que no es igual. Tiene mas humor, mucho mas humor (no entendía por qué en los Globos de Oro le habían puesto en la categoría de comedia hasta que vi esa secuencia antológica  de Leonardo di Caprio arrastrándose por el suelo). Tiene, también, mucha mala baba pero diferente de la del cine de mafiosos. En sus películas “a la italiana” no puedes querer a nadie. Son malos, además de amorales y mezquinos. Pero en estos brokers de medio pelo que acaban haciéndose millonarios a costa de explotar la avaricia de los que quieren ser ricos sin arriesgar nada, hay un poso de comprensión. No son malos, solo son humanos que explotan a otros humanos. Gente sin moral, sin sentido común, sin medida. Y desde luego sin cultura. Ninguna cultura. No solo la que se adquiere estudiando, simplemente la que se consigue respetando a los demás. Y con todo, no puedes menos que sentir simpatía por ese lobo solitario y voraz que se come un bosque de desperdicios y los regurgita en forma de lujo hortera y brutal.
Mi primera impresión fue, “es un remake de Uno de los nuestros con ladrones de bolsa en lugar de asesinos”. Pero luego, pensando en la película, llegué a la conclusión que no. Hay paralelismos: la voz en off que cuenta la ascensión de un joven sin escrúpulos dispuesto a todo con tal de triunfar; la traición como forma de supervivencia; el desprecio a los que no “son nuestros”. Pero también hay diferencias. La vida familiar mas cerca de unos soprano del dinero que de un mafioso de la calle; la amistad masculina y testosterónica que domina las relaciones. Y sobre todo, el policía tan tenaz y decidido como el propio broker. Un lobo frente a otro lobo en una secuencia a estudiar plano a plano: la conversación en el yate de súper lujo.
Un último apunte. El film no es uno mas sobre la crisis económica, la quiebra de los grandes imperios bursátiles, o los vendedores de humo de Wall Street. Curiosamente, en esta historia no se habla de nada de esto. El auge y caída de Jordan/Dicaprio no se produce por la situación económica sino por su propia estupidez, avaricia y falta de escrúpulos. Este “no datar” el film de alguna manera, lo hace mucho mas universal y clásico.  Lo proyecta mas allá de la simple coyuntura económica de finales de la primera década del siglo XXI.

Nota: Normalmente escribo mis críticas y comentarios antes de leer nada sobre la película. Una vez redactado este texto y publicado ayer viernes 17, leí varias criticas  y me di cuenta de dos cosas que no sabía, pero que la película me "decía". Uno, ese lado sopranesco de la vida de Jordan Belfort está completamente explicado cuando me entero que el guionista es Terence Winter, autor de algunos de los capítulos de la famosa serie. Dos, ese no hablar de la crisis se entiende cuando averiguo que la película está basada en un libro autobiográfico de Jordan Belfort, tiburón de pacotilla en la bolsa de los años 90. Bien por Scorsese que cuenta cosas sin que haga falta saberlas.


viernes, 10 de enero de 2014

EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR


…una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.
…..
Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.
-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

Esta cita del célebre cuento de Hans Christian Andersen  El traje nuevo del emperador,  me sirve para resumir lo que me parece el nuevo film de Albert Serra, Historia de la meva mort que se estrena hoy en Madrid y Barcelona. A riesgo de ganarme muchas enemistades, me erijo en voz de la inocencia para decir que el emperador está desnudo. Pero igual que en el cuento, no me importa tanto el emperador (Albert Serra) que es muy libre de vestirse o desnudarse como le de la gana, de usar referencias literarias y artísticas arbitrariamente, o de filmar una película de noche que no se ve por mas esfuerzos que hagas. Cada uno debe hacer lo que le parece y le apetece. Yo, por ejemplo, escribir este texto.
Si utilizo el cuento y la definición no es para referirme a él y a sus colaboradores, capaces de creer a los embaucadores, sino a todo ese coro mediático que desde el Festival de Cannes se ha convertido en el principal propagandista de la desnudez del emperador con la única finalidad de no perder su posición privilegiada de entendidos. No querría que estas palabras se vieran como un ataque o una descalificación a nadie. Al contrario. Reivindico para mi la idea que el propio Serra defiende de decir lo que pienso sin miedo, sobre todo, sin miedo a las consecuencias. Quién sabe, a lo mejor es cierto que soy una persona irremediablemente estúpida incapaz de apreciar el bonito traje. Por eso prometo que si un día veo el traje, no dudaré en decirlo en voz muy alta.



jueves, 9 de enero de 2014

PEQUEÑOS APUNTES DE CUATRO PELICULAS


     

A propósito de Llewyn Davis, de los hermanos Coen.
Ulises vuelve a casa tras  irse a la guerra. Un Ulises dorado y con bigotes que de alguna manera representa al personaje de Llewyn Davis y su periplo invernal en busca de una Itaca perdida. Precioso film  de los Coen, tan dorado como sus gatos y tan ronroneante como ellos. Y como ellos, tan imprevisible y hermoso. (Me pregunto de donde sacaron un gato tan tranquilo. Yo no me imagino en el metro con mi gata negra. Ni tampoco con la rubia que sostengo en brazos).

Agosto, de John Wells
Si ya en teatro resultaba excesiva, en cine esta película gritona es bastante insoportable. Como me decía una amiga mía: para familias que gritan ya tenemos las nuestras. Melodrama sureño de incestos y abusos, le falta un poco de rojo. El rojo de Minnelli en films memorables como Con él llegó el escándalo, por ejemplo. Lo mas divertido de esta película es que la obra de teatro esté escrita por un señor que es actor y que se ha ganado el odio de los seriófilos que siguen Homeland: es el senador que ocupa el lugar de Saul al frente de la CIA.


The Grandmaster, Wong Kar Wai
¡Cómo les gusta a los directores chinos esto del kung fu y las artes marciales! En cuanto pueden, hacen una de saltarines. Ballet puro mas que pelea, acaba cargando un poco tanta repetición de los mismos rituales. Tony Leung se ha hecho mayor y Ziyi Zhang está igual de guapa. Pero no puedo remediarlo. A mi me gusta mas el Wong Kar Wai de Deseando amar.

Pensé que iba a haber fiesta, de Victoria Galardi
Dos amigas, un ex marido, una casa con piscina. Un fin de año y mucho calor. No necesita mucho Galardi para montar un drama de celos y amistad. Elena Anaya y Valeria Bertuccelli son las dos mariposas dándose golpes contra el pote de vidrio intentando escapar de esa claustrofóbica situación.  


miércoles, 8 de enero de 2014

CINE DE PROPAGANDA NAZI EN LA FILMOTECA DE CATALUNYA



Hoy ha empezado en la Filmoteca de Catalunya un ciclo sobre Cine de Propaganda Nazi, un ciclo que algunos periódicos han calificado de “inédito y polémico”. Polémico puede que lo sea, pero inédito, no. No es la primera vez que el cine de propaganda alemán  de los años 30 se revisa en la Filmoteca. En el mes de enero del ya lejano año 1977, la Filmoteca Nacional de España, en colaboración con el Instituto Alemán de Cultura de Barcelona, programó un ciclo de Cine de Propaganda Política de la República de Weimar. Tres años mas tarde, en marzo de 1980, se hizo un nuevo ciclo que se llamaba El camí vers el III Reich (el programa de la Filmoteca Nacional de España era en catalán desde octubre de 1977). En ese ciclo, realizado en colaboración con el Goethe Institut se proyectaron seis largometrajes producidos entre 1922 y 1933.  Años mas tarde y ya como Filmoteca de Catalunya, la revisión de esa parte de la historia y la recuperación de la memoria, siguió siendo una de las prioridades de la programación. Volver a ese momento histórico ahora, en 2014, no deja de ser significativo. Puede servir para reconocer en la propaganda mas contemporánea algunas de las lecciones que los nazis supieron aplicar con eficacia en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Su actualidad es evidente.

Y está muy bien que, además, este ciclo coincida con el estreno del documental de Claude Lanzmann, El último de los injustos, donde el viejo cineasta le da la voz a Benjamín Murmelstein, el único superviviente del Consejo Judío encargado de controlar el campo de concentración modélico creado por Adolf Eichmann en la ciudad checa de Terenzin. Lanzmann filmó estas entrevistas en Roma en 1975 cuando preparaba Shoa. Pero no las utilizó entonces. Supongo, que por considerar que no eran precisamente un buen argumento para la causa judía. Ahora, casi cuarenta años después, Lanzmann recupera estas entrevistas por una razón que expone al principio del documental: “no podía guardarlas solo para mi”. La Historia siempre hay que revisarla. Revisarla no significa reescribirla, pero si mirarla con ojos distintos. Lanzmann, ahora, tiene otra mirada y por eso puede darle la voz a este desagradable personaje. Si digo que es desagradable no es por lo que hizo (se conoce poco el papel de los judíos que colaboraron con los nazis) sino por la sinuosidad y falsedad manipuladora que desprende el viejo en sus declaraciones. De todas formas, no estoy segura que una pantalla de cine normal sea el lugar idóneo para ver este film. Creo que es un trabajo que merece verse en fragmentos, acompañados de una discusión política e histórica que lo contextualice y le de una dimensión contemporánea. Dimensión que tanto el ciclo de la Filmoteca de Catalunya como el documental de Lanzmann tienen sin duda.


domingo, 5 de enero de 2014

YA HE VISTO NYMPHOMANIAC 1


(dibujo de Ramon del año 2003 que podría ser el cartel de esta película)
Ya he visto Nymphomaniac 1 La vi en una sala semivacía. La poca gente que había se dividía en dos clases: los que se durmieron y los que se sintieron fascinados. No hay término medio. Como casi todas las películas de Lars von Trier, ésta no deja indiferente. Te interpela en un sentido o en otro. Lars von Trier hace un cine de pensamiento y de imagen. Y eso, a veces, es difícil de aceptar en el cine, un medio concebido casi exclusivamente para el disfrute. Pero ojo. Con sus películas se disfruta mucho si uno quiere. Maticemos, se disfruta porque te obliga  a esforzarte en un sentido positivo. Tienes que estar atento para ver todo lo que te muestra. Y no hablo de sexo, menos del que uno cabría esperar y desde luego mucho mas banal. Hablo de la riqueza de los diálogos, de las imágenes aparentemente menos bellas que en otros de sus films, pero no por eso menos subyugantes: desde las paredes mojadas del callejón al principio del film, pasando por esa habitación despojada que parece salida de Ordet, hasta el bosque de fresnos, los lagos y ríos, el parque…
Se acusa a este film de pedante. Lo siento, pero no coincido con esa apreciación. Según la Real Academia de la Lengua, pedante es “una persona engreída y que hace inoportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en realidad”. Lars von Trier  puede que sea engreído, pero no solo no hace “inoportuno y vano alarde de erudición”, sino que, muy al contrario, sabe perfectamente de lo que habla y cuando y donde hace decir a sus actores lo que él quiere que digan. Esta es una película de la palabra, Ordet La palabra. El guiño que él mismo se hace con la utilización de Stellan Skarsgard, uno de sus actores fetiche, protagonista de su particular versión de Ordet que fue Rompiendo las olas, debería servir de guía. Seligman escucha a Joe, no la juzga en ningún momento, al contrario, intenta hacerle entender que lo que ella achaca a su naturaleza malvada no es mas que naturaleza simplemente. Naturaleza expresada en los peces, en los fresnos, el árbol mas bonito del bosque que en invierno se queda expuesto con sus pequeños muñones negros, en la música de Bach que en el quinto y último capítulo, se convierte en la partitura para entender la vida de Joe y especialmente para prepararnos a los que será la segunda parte.
No quiero decir nada mas. No es una película que recomiendo a todo el mundo abiertamente. Nunca Lars von Trier ha sido recomendable a todo el mundo. Es un film para ver si uno tiene ganas de dejarse llevar por una experiencia mas intelectual que física. Y eso no implica que se sea más o menos inteligente. Simplemente implica tener o no tener  en ese momento la sensibilidad para disfrutarla. Yo, la disfruté.