A propósito de Llewyn
Davis, de los hermanos Coen.
Ulises vuelve a casa tras
irse a la guerra. Un Ulises
dorado y con bigotes que de alguna manera representa al personaje de Llewyn
Davis y su periplo invernal en busca de una Itaca perdida. Precioso film de los Coen, tan dorado como sus gatos y tan
ronroneante como ellos. Y como ellos, tan imprevisible y hermoso. (Me pregunto
de donde sacaron un gato tan tranquilo. Yo no me imagino en el metro con mi
gata negra. Ni tampoco con la rubia que sostengo en brazos).
Agosto, de John
Wells
Si ya en teatro resultaba excesiva, en cine esta película
gritona es bastante insoportable. Como me decía una amiga mía: para familias
que gritan ya tenemos las nuestras. Melodrama sureño de incestos y abusos, le
falta un poco de rojo. El rojo de Minnelli en films memorables como Con él llegó el escándalo, por ejemplo.
Lo mas divertido de esta película es que la obra de teatro esté escrita por un
señor que es actor y que se ha ganado el odio de los seriófilos que siguen Homeland: es el senador que ocupa el
lugar de Saul al frente de la CIA.
The Grandmaster, Wong Kar Wai
¡Cómo les gusta a los directores chinos esto del kung fu y
las artes marciales! En cuanto pueden, hacen una de saltarines. Ballet puro mas
que pelea, acaba cargando un poco tanta repetición de los mismos rituales. Tony
Leung se ha hecho mayor y Ziyi Zhang está igual de guapa. Pero no puedo
remediarlo. A mi me gusta mas el Wong Kar Wai de Deseando amar.
Pensé que iba a haber
fiesta, de Victoria Galardi
Dos amigas, un ex marido, una casa con piscina. Un fin de
año y mucho calor. No necesita mucho Galardi para montar un drama de celos y
amistad. Elena Anaya y Valeria Bertuccelli son las dos mariposas dándose golpes
contra el pote de vidrio intentando escapar de esa claustrofóbica situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario