domingo, 5 de enero de 2014

YA HE VISTO NYMPHOMANIAC 1


(dibujo de Ramon del año 2003 que podría ser el cartel de esta película)
Ya he visto Nymphomaniac 1 La vi en una sala semivacía. La poca gente que había se dividía en dos clases: los que se durmieron y los que se sintieron fascinados. No hay término medio. Como casi todas las películas de Lars von Trier, ésta no deja indiferente. Te interpela en un sentido o en otro. Lars von Trier hace un cine de pensamiento y de imagen. Y eso, a veces, es difícil de aceptar en el cine, un medio concebido casi exclusivamente para el disfrute. Pero ojo. Con sus películas se disfruta mucho si uno quiere. Maticemos, se disfruta porque te obliga  a esforzarte en un sentido positivo. Tienes que estar atento para ver todo lo que te muestra. Y no hablo de sexo, menos del que uno cabría esperar y desde luego mucho mas banal. Hablo de la riqueza de los diálogos, de las imágenes aparentemente menos bellas que en otros de sus films, pero no por eso menos subyugantes: desde las paredes mojadas del callejón al principio del film, pasando por esa habitación despojada que parece salida de Ordet, hasta el bosque de fresnos, los lagos y ríos, el parque…
Se acusa a este film de pedante. Lo siento, pero no coincido con esa apreciación. Según la Real Academia de la Lengua, pedante es “una persona engreída y que hace inoportuno y vano alarde de erudición, téngala o no en realidad”. Lars von Trier  puede que sea engreído, pero no solo no hace “inoportuno y vano alarde de erudición”, sino que, muy al contrario, sabe perfectamente de lo que habla y cuando y donde hace decir a sus actores lo que él quiere que digan. Esta es una película de la palabra, Ordet La palabra. El guiño que él mismo se hace con la utilización de Stellan Skarsgard, uno de sus actores fetiche, protagonista de su particular versión de Ordet que fue Rompiendo las olas, debería servir de guía. Seligman escucha a Joe, no la juzga en ningún momento, al contrario, intenta hacerle entender que lo que ella achaca a su naturaleza malvada no es mas que naturaleza simplemente. Naturaleza expresada en los peces, en los fresnos, el árbol mas bonito del bosque que en invierno se queda expuesto con sus pequeños muñones negros, en la música de Bach que en el quinto y último capítulo, se convierte en la partitura para entender la vida de Joe y especialmente para prepararnos a los que será la segunda parte.
No quiero decir nada mas. No es una película que recomiendo a todo el mundo abiertamente. Nunca Lars von Trier ha sido recomendable a todo el mundo. Es un film para ver si uno tiene ganas de dejarse llevar por una experiencia mas intelectual que física. Y eso no implica que se sea más o menos inteligente. Simplemente implica tener o no tener  en ese momento la sensibilidad para disfrutarla. Yo, la disfruté.


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