(dibujo de Ramon del año 2003 que podría ser el cartel de esta película)
Ya he visto Nymphomaniac
1 La vi en una sala semivacía. La poca gente que había se dividía en dos
clases: los que se durmieron y los que se sintieron fascinados. No hay término
medio. Como casi todas las películas de Lars von Trier, ésta no deja indiferente.
Te interpela en un sentido o en otro. Lars von Trier hace un cine de
pensamiento y de imagen. Y eso, a veces, es difícil de aceptar en el cine, un
medio concebido casi exclusivamente para el disfrute. Pero ojo. Con sus películas
se disfruta mucho si uno quiere. Maticemos, se disfruta porque te obliga a esforzarte en un sentido positivo. Tienes
que estar atento para ver todo lo que te muestra. Y no hablo de sexo, menos del
que uno cabría esperar y desde luego mucho mas banal. Hablo de la riqueza de
los diálogos, de las imágenes aparentemente menos bellas que en otros de sus
films, pero no por eso menos subyugantes: desde las paredes mojadas del
callejón al principio del film, pasando por esa habitación despojada que parece
salida de Ordet, hasta el bosque de
fresnos, los lagos y ríos, el parque…
Se acusa a este film de pedante. Lo siento, pero no coincido
con esa apreciación. Según la
Real Academia de la Lengua, pedante es “una persona engreída y que hace inoportuno y vano alarde de
erudición, téngala o no en realidad”. Lars von Trier puede que sea engreído, pero no solo no hace “inoportuno
y vano alarde de erudición”, sino que, muy al contrario, sabe perfectamente de
lo que habla y cuando y donde hace decir a sus actores lo que él quiere que
digan. Esta es una película de la palabra, Ordet
La palabra. El guiño que él mismo se hace con la utilización de Stellan Skarsgard, uno
de sus actores fetiche, protagonista de su particular versión de Ordet que
fue Rompiendo las olas, debería
servir de guía. Seligman escucha a Joe, no la juzga en ningún momento, al
contrario, intenta hacerle entender que lo que ella achaca a su naturaleza
malvada no es mas que naturaleza simplemente. Naturaleza expresada en los peces, en los fresnos, el árbol mas bonito del bosque que en invierno se
queda expuesto con sus pequeños muñones negros, en la música de Bach que en el
quinto y último capítulo, se convierte en la partitura para entender la vida de
Joe y especialmente para prepararnos a los que será la segunda parte.
No quiero decir nada mas. No es
una película que recomiendo a todo el mundo abiertamente. Nunca Lars von Trier ha
sido recomendable a todo el mundo. Es un film para ver si uno tiene ganas de
dejarse llevar por una experiencia mas intelectual que física. Y eso no implica
que se sea más o menos inteligente. Simplemente implica tener o no tener en ese momento la sensibilidad para
disfrutarla. Yo, la disfruté.
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