Gente y sitios, dos conceptos indispensables para hacer una
película, una novela, una pieza de música, o un cuadro. Hace falta gente que
esté, que lea, que vea, que escuche; y hacen
falta sitios para estar, leer, ver o escuchar. Gente
en sitios es un film diferente. No
es prosa, no es poesía. Son aforismos. Y utilizo esta definición antigua más
que la muy contemporánea tweet, porque creo que un aforismo tiene mas
complejidad que un tweet. Y la gente en sitios de Juan Cavestany tiene mucha
complejidad. Mas de la que su sencilla y simple apariencia deja entrever. Estas
pequeñas anécdotas, surrealistas, divertidas, desconcertantes, inusuales,
inesperadas, se encadenan entre si como un tapiz de patchwork humano, un
retrato de retratos. Pero lo mas sorprendente, al menos para mi, es que ese
conjunto de gentes como cualquiera de nosotros, que se encuentra en sitios tan
cotidianos como los que nos rodean y por donde nos movemos, acaban por ser
alienígenas, seres de otro planeta cuando la película da un salto de la comedia de
costumbres al cine de ciencia ficción, sin que en realidad sepamos porque sucede esto. Gente en sitios es un film para ver con calma, detenerse en algunos
episodios y pasar por encima de otros según el momento de cada espectador. Por eso, por el tipo de producción, por su campaña de difusión, es una película de consulta mas que de consumo.
No quiero dejar de destacar un efecto colateral del film.
Ser un muestrario de jóvenes actores y actrices del cine español de ahora
mismo, unos consagrados, otros por empezar. Solo por esa gente, ya merece ocupar un
sitio en la pequeña historia del cine español.
Aprovecho para recomendar el Festival Márgenes que se está celebrando estos días. Todas las películas de su sección oficial se pueden ver GRATIS, en su web. Abierto hasta el 31 de diciembre. Si tienen curiosidad, arriesguénse a descubrir películas distintas que no se ven normalmente. Hay sorpresas.
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