Mientras veía AVATAR, me venía constantemente a la cabeza este cuadro de Ramón que tanto le gustaba a Joaquín Jordá. No sé porque. Cuando volví a casa, lo busqué y me di cuenta que la figura no se parece a los Na’vi, habitantes fantásticos del planeta Pandora, pero tiene algo de su grandeza. Y sobre todo tiene en común con la película de Cameron el fondo azul. ¡Como le gusta el color azul y por extensión el agua a este director¡
Parece que cada diez años, tenga que volver a hacer una película “azul” y de agua. En 1989 fue Abyss, para mi una de sus mejores historias, tan claustrofóbica y al mismo tiempo tan abierta a otros mundos; de un color azul claro (los ojos de Ed Harris, el azul rosado de la serpiente). La segunda fue Titanic en 1997; el mar de todos los azules; el agua en toda su grandeza como tercera protagonista de una historia de amor eterna. La tercera es esta Avatar de 2009. Azul de la piel de los Na’vi; azul del agua donde se conservan los Avatar antes de ser cuerpos que albergan almas de hombres y mujeres. Azul y verde. El verde de los árboles, en especial del magnífico árbol/madre donde viven los nativos invadidos por esos aliens tan hoscos, tan poco sutiles, tan elementales en su falta de horizontes, tan terriblemente humanos.
No quiero entrar a valorar críticamente la película (se han escrito ríos sobre ella). Solo me gustaría recomendarla a todos aquellos que tengan ganas de vivir una hermosa aventura que de tan conocida y simple casi parece nueva en su sencillez.
Parece que cada diez años, tenga que volver a hacer una película “azul” y de agua. En 1989 fue Abyss, para mi una de sus mejores historias, tan claustrofóbica y al mismo tiempo tan abierta a otros mundos; de un color azul claro (los ojos de Ed Harris, el azul rosado de la serpiente). La segunda fue Titanic en 1997; el mar de todos los azules; el agua en toda su grandeza como tercera protagonista de una historia de amor eterna. La tercera es esta Avatar de 2009. Azul de la piel de los Na’vi; azul del agua donde se conservan los Avatar antes de ser cuerpos que albergan almas de hombres y mujeres. Azul y verde. El verde de los árboles, en especial del magnífico árbol/madre donde viven los nativos invadidos por esos aliens tan hoscos, tan poco sutiles, tan elementales en su falta de horizontes, tan terriblemente humanos.
No quiero entrar a valorar críticamente la película (se han escrito ríos sobre ella). Solo me gustaría recomendarla a todos aquellos que tengan ganas de vivir una hermosa aventura que de tan conocida y simple casi parece nueva en su sencillez.
AVATAR me pareció una experiencia increíble y, en tu línea, de su sencillez surge su genio. Muchos menos lugares comunes de lo que mucha gente cree, y toneladas de cine en el asador. Un blog estupendo, Nuria.
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