martes, 19 de enero de 2010

CAMERON Y EL AZUL


Mientras veía AVATAR, me venía constantemente a la cabeza este cuadro de Ramón que tanto le gustaba a Joaquín Jordá. No sé porque. Cuando volví a casa, lo busqué y me di cuenta que la figura no se parece a los Na’vi, habitantes fantásticos del planeta Pandora, pero tiene algo de su grandeza. Y sobre todo tiene en común con la película de Cameron el fondo azul. ¡Como le gusta el color azul y por extensión el agua a este director¡
Parece que cada diez años, tenga que volver a hacer una película “azul” y de agua. En 1989 fue Abyss, para mi una de sus mejores historias, tan claustrofóbica y al mismo tiempo tan abierta a otros mundos; de un color azul claro (los ojos de Ed Harris, el azul rosado de la serpiente). La segunda fue Titanic en 1997; el mar de todos los azules; el agua en toda su grandeza como tercera protagonista de una historia de amor eterna. La tercera es esta Avatar de 2009. Azul de la piel de los Na’vi; azul del agua donde se conservan los Avatar antes de ser cuerpos que albergan almas de hombres y mujeres. Azul y verde. El verde de los árboles, en especial del magnífico árbol/madre donde viven los nativos invadidos por esos aliens tan hoscos, tan poco sutiles, tan elementales en su falta de horizontes, tan terriblemente humanos.
No quiero entrar a valorar críticamente la película (se han escrito ríos sobre ella). Solo me gustaría recomendarla a todos aquellos que tengan ganas de vivir una hermosa aventura que de tan conocida y simple casi parece nueva en su sencillez.

1 comentario:

  1. AVATAR me pareció una experiencia increíble y, en tu línea, de su sencillez surge su genio. Muchos menos lugares comunes de lo que mucha gente cree, y toneladas de cine en el asador. Un blog estupendo, Nuria.

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