Hay dos películas que me parecen imprescindibles
Una lleva en cartelera una semana, LA CINTA BLANCA: la otra se estrena el viernes que viene: EN TIERRA HOSTIL. Las dos son de aquellos títulos que al final del año habrá que recordar para las famosas listas. Las dos representan el momento más alto en la carrera de sus directores. De La CINTA BLANCA he escrito dos críticas, una en Fotogramas y otra en Time Out Barcelona. En ambas recuerdo el referente de El pueblo de los malditos de Wolf Rilla, un film de 1960 que me impresionó tanto que aún ahora sueño a veces con los niños de ojos azules. En la crítica de Fotogramas digo:
“Es muy probable que Haneke tuviera en mente este film que debió ver con 18 años cuando decidió escribir un guión que se adentraba en el huevo de la serpiente del nazismo. Una historia ambientada en un idílico pueblo alemán pocos meses antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, donde empiezan a suceder hechos extraños y en el que se va extendiendo poco a poco la mancha de la maldad, el miedo y la desconfianza. Igual que en el film de Rilla, también aquí es un maestro el testigo impotente de como en ese pequeño pueblo, un grupo de hermosos y rubios niños consigue imponer su pureza, sembrando la semilla que solo veinte años más tarde iba a fructificar en el árbol podrido del nazismo. Rodada en un blanco y negro deslumbrante en sus contrastes, en unos paisajes y escenarios de una belleza sublime, con unos actores magníficos, especialmente los niños que destilan una peligrosa inocencia, La cinta blanca empieza como un cuento fantástico y acaba como un relato de auténtico terror”.
En la crítica de Time Out Barcelona además de la peli de Rilla, hago referencia a las líneas maestras sobre las que se construye el film:
“En la construcció d’aquest esplèndid film descobreixo dos línees mestres: una es molt clara: el cinema de Dreyer i de Bergman dels que agafa l’espai del poble i els personatges dominats per la por; l’ús del blanc i negre amb les fonts de llum naturals que omplen de tenebres els interiors i de claror els exteriors; els enquadraments sempre a mig pla deixant les figures en el centre del fotograma en composicions geomètriques perfectes; l’horitzó dels camps tant hivern com estiu situat sempre per damunt dels ulls; la absència total de musica il·lustrativa. "
Todo esto es para afirmar que si solo piensa ver una película este mes (no digo este año) por favor escoja esta.
EN TIERRA HOSTIL es el último trabajo de una directora que casi siempre me ha gustado mucho. Solo hay una película suya que no entiendo: El peso del agua, del 2000. En todas las demás reconozco una fuerza y una intensidad que recoge el testigo del cine de Howard Hawks. Pero siguiendo con el juego de las coincidencias y del azar, una de las cosas que mas me sorprendió fue ver esta película poco después de ver el inclasificable y fascinante documental de Manuel Huerga SON AND MOON. Los protagonistas de las dos películas son hombres metidos en un traje que los aísla del mundo (el que desmonta bombas, el que viaja al espacio); los dos hombres viven en una tierra hostil (no la de Irak, ni la estación espacial, sino la de la soledad y la falta de contacto con la realidad); los dos hombres dependen para vivir de sus compañeros (soldados y astronautas) y mantienen con su familia una relación difícil y frustrante, especialmente con sus hijos a los que se empeñan en leerle un cuento que los niños no quiere oír. Astronauta y soldado, soldado y astronauta. Los dos flotando lejos de la vida o viviendo otra vida que nos resulta casi imposible de aceptar en su aridez y en su sequedad. Me encantaría pasarlas en un programa doble.
“Es muy probable que Haneke tuviera en mente este film que debió ver con 18 años cuando decidió escribir un guión que se adentraba en el huevo de la serpiente del nazismo. Una historia ambientada en un idílico pueblo alemán pocos meses antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, donde empiezan a suceder hechos extraños y en el que se va extendiendo poco a poco la mancha de la maldad, el miedo y la desconfianza. Igual que en el film de Rilla, también aquí es un maestro el testigo impotente de como en ese pequeño pueblo, un grupo de hermosos y rubios niños consigue imponer su pureza, sembrando la semilla que solo veinte años más tarde iba a fructificar en el árbol podrido del nazismo. Rodada en un blanco y negro deslumbrante en sus contrastes, en unos paisajes y escenarios de una belleza sublime, con unos actores magníficos, especialmente los niños que destilan una peligrosa inocencia, La cinta blanca empieza como un cuento fantástico y acaba como un relato de auténtico terror”.
En la crítica de Time Out Barcelona además de la peli de Rilla, hago referencia a las líneas maestras sobre las que se construye el film:
“En la construcció d’aquest esplèndid film descobreixo dos línees mestres: una es molt clara: el cinema de Dreyer i de Bergman dels que agafa l’espai del poble i els personatges dominats per la por; l’ús del blanc i negre amb les fonts de llum naturals que omplen de tenebres els interiors i de claror els exteriors; els enquadraments sempre a mig pla deixant les figures en el centre del fotograma en composicions geomètriques perfectes; l’horitzó dels camps tant hivern com estiu situat sempre per damunt dels ulls; la absència total de musica il·lustrativa. "
Todo esto es para afirmar que si solo piensa ver una película este mes (no digo este año) por favor escoja esta.
EN TIERRA HOSTIL es el último trabajo de una directora que casi siempre me ha gustado mucho. Solo hay una película suya que no entiendo: El peso del agua, del 2000. En todas las demás reconozco una fuerza y una intensidad que recoge el testigo del cine de Howard Hawks. Pero siguiendo con el juego de las coincidencias y del azar, una de las cosas que mas me sorprendió fue ver esta película poco después de ver el inclasificable y fascinante documental de Manuel Huerga SON AND MOON. Los protagonistas de las dos películas son hombres metidos en un traje que los aísla del mundo (el que desmonta bombas, el que viaja al espacio); los dos hombres viven en una tierra hostil (no la de Irak, ni la estación espacial, sino la de la soledad y la falta de contacto con la realidad); los dos hombres dependen para vivir de sus compañeros (soldados y astronautas) y mantienen con su familia una relación difícil y frustrante, especialmente con sus hijos a los que se empeñan en leerle un cuento que los niños no quiere oír. Astronauta y soldado, soldado y astronauta. Los dos flotando lejos de la vida o viviendo otra vida que nos resulta casi imposible de aceptar en su aridez y en su sequedad. Me encantaría pasarlas en un programa doble.
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