sábado, 30 de noviembre de 2024

SILENCIOS

 

Escribo esta entrada el viernes 29 de noviembre y  me doy cuenta que hace un mes de la terrible tragedia de la DANA en Valencia. ¡Un mes ya! Y las cosas no parecen haber mejorado mucho en las desoladas tierras de la huerta valenciana. La semana pasada decía que no podemos olvidar lo que está pasando en Siria, en Afganistán, simplemente porque no ocupen las primeras páginas de los diarios. Tampoco podemos, ni debemos, olvidar lo que pasó y sigue pasando en Valencia. Es una cuestión de dignidad. No me vale saber quién lo hizo peor (mal lo hicieron todos) lo que interesa a la gente que sigue sacando barro de sus casas es que la ayuden, no que le tiren mas “fango” encima y no se ocupen de solucionar sus problemas más inmediatos. No debemos permitir que pase el silencio por encima de la realidad. Lo del silencio viene a cuento del estreno de una película que me ha gustado mucho., Por donde pasa el silencio y Bird, son los dos estrenos que esta semana  merecen destacarse.

 


Por donde pasa el silencio, Sandra Romero

Opera prima de una directora muy joven, este film se mueve en el terreno fronterizo del documental y la ficción. Es una ficción, si, pero con personajes reales. Pasa en Écija, cerca de Sevilla, en Semana Santa. De hecho, la primera lectura del título viene de las calles por donde pasa el Paso del Silencio en la Semana Santa del pueblo. Pero el silencio no es solo ese. El silencio tiene otra lectura más profunda: es el silencio de la ausencia, de la incomunicación, de la distancia. La historia es la de tres hermanos: Antonio, Javier y María Araque. Antonio y Javier son mellizos, María es más pequeña. Antonio se fue a Madrid hace mucho y vuelve para pasar la Semana Santa con su familia; Javier tiene una ligera discapacidad y María sueña con irse fuera. En esos días de silencio y de ruido, Antonio tendrá que tomar una decisión: quedarse o irse. Sandra Romero conoce a estos hermanos desde hace muchos años, por eso puede contar su historia y a la vez contar una ficción. Pero lo más interesante es ver como, a través de esta familia, se traslucen muchos de los problemas de eso que se llama (no sé si correctamente) la España vaciada: la gente joven que tiene que emigrar, el abandono del campo, la crisis económica, las relaciones familiares complejas, ser homosexual en un pueblo, el peso de las tradiciones, la dificultad de volver. Todo esto está en una película que fluye en un silencio ruidoso por las calles nocturnas de Écija.

 


Bird, Andrea Arnold

Bird no es la película que te esperas de Andrea Arnold, una directora británica que suele observar a sus personajes con cierta frialdad y un realismo nada complaciente. La descubrí en el 2006 con Red Road, una de las primeras películas que ponía en una pantalla el control de las cámaras de seguridad que vigilan día y noche las calles de una ciudad. Su segundo largo, Fish Tank se fijaba en una familia en la que la llegada del nuevo compañero de la madre desequilibra a la protagonista de 15 años. Arnold nos descolocó un poco con una negra adaptación de Cumbres borrascosas en el 2011 y aun más con un documental inesperado, Vaca, el mundo visto a través de los ojos de una vaca lechera. Pero con Bird, Armold da un paso hacia un nivel fantástico con la aparición en escena de Bird, el hombre pájaro que salta y busca a su desaparecida familia con la ayuda de Bailey, una adolescente en una familia desestructurada de un suburbio de Kent. Bug, su padre, es mas inconsciente que ella y tiene varios hermanos repartidos entre dos casas. Bailey debe lidiar con las excentricidades de su padre (Bug quiere montar un negocio de venta de baba de sapo alucinógena) y la tóxica relación de su madre con un hombre violento. Pero Bailey no es una niña desvalida. Bailey mira el cielo lleno de animales que vuelan, pájaros, mariposas, y cuando conoce a Bird, siente que un rayo de luz y de cielo y de aire, entra en su vida. Reconozco en Bird el cine de Arnold en ese retrato realista de un suburbio inglés y en el personaje de Bailey, pero hay mucho más humor y mucha más imaginación del que normalmente tienen sus películas. Y sobre todo hay una libertad y frescura que hace de Bird un film que ayuda. La propia Arnold lo reconoce al reivindicar el humanismo y la sensibilidad por encima de todo

 

EL RINCÓN DEL CORTO

Estos días he estado viendo cortos. Un corto es una película corta, pero no pequeña. Hay cortos de una gran complejidad y de una gran profundidad. La gracia de un corto es que dure lo que tiene que durar para contar lo que se quiere contar, ni un minuto más, ni un minuto menos. Entre los que he visto por distintos motivos me gustaría destacar los tres cortos de Pilar Palomero que se pueden ver en Filmin. Es interesante descubrirlos ahora, después de conocer las películas que la han convertido en una de las mejores directoras españolas del momento. Sobre todo, después de ver Los destellos. Porque estas tres piezas de cámara son como un prólogo a Los destellos, son una especie de semilla plantada en 2015, 2017 y 2019, que ha ido creciendo poco a poco hasta florecer plenamente en la luminosa película que es Los destellos. 


La noche de todas las cosas, del 2015. ¿Cuál es la semilla de La noche de todas cosas? Las antigüedades, los objetos perdidos que esperan pacientemente una nueva vida, como la que les da Isabel en la película. La casa y el jardín. Y el abuelo. Pero también la madre enferma que la pequeña Joana intenta acompañar.


Horta, del 2017. ¿Cuál es la semilla de Horta? El pueblo, su historia, su luz, la niebla, el tren (ahora el autobús). El bosque y los campos donde perderse paseando como hacen Isabel y Madalen. Los retratos y los recuerdos que llenan la casa de Ramón.

Agenda 1958, del 2019. ¿Cuál es la semilla de Agenda 1958? La madre, el silencio, la complicidad entre madre e hija. La memoria y el misterio. Algo que pasó y no sabemos que fue ¿Cómo era la abuela? ¿Cómo eran Isabel y Ramón?

En estas tres pequeñas historias está el punto de partida de su tercera película. Las dos primeras, Las niñas y La maternal, nacen de otras vivencias, de otros recuerdos, de otras necesidades. Pero Los destellos trenza un hilo directo con estos tres cortos.

 El regalo de esta semana no es de Ramon, es un pájaro dibujado por una niña en uno de los talleres de pintura para niños que hizo en su estudio.


 

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