sábado, 27 de septiembre de 2025

UNA SEMANA DE OTOÑO

(Una pequeña explicación a las fotos que ilustran este texto. Me he pasado nueve días en lugares cerrados, en interiores: viendo cine, escribiendo, haciendo entrevistas, comiendo de vez en cuando. Por eso las fotos que acompañan mi semana de otoño son de Interiores)


Ha terminado el festival de San Sebastián que hace el número 40 en mi cuenta particular. No paro de constatar el tiempo que ha pasado desde que estoy metida en este sarao del cine. A veces pienso que debería parar, pero reconozco que hay algo adrenalínico que me impulsa a seguir yendo a Donostia: la gente, encontrarme con viejos amigos, hacer entrevistas, ver películas. Esto último es para mí lo menos atractivo. Porque las películas se acaban viendo en un sitio o en otro (si merecen ser vistas), pero la gente que encuentras y entrevistas, solo pasa una vez. Un festival es sobre todo CINE, por eso he seleccionado entre todo lo que he visto, bueno, buenísimo, malo, malísimo, nueve títulos que me han dejado una huella.



 

1-ORWELL 2+2-5, de Raoul Peck

Una gran película política. No es un documental, no es una ficción. A partir de la vida de George Orwell, y utilizando materiales originales y películas de ficción, se cuenta su evolución y su tremenda actualidad. El paralelismo de sus palabras en 1949 con lo que está sucediendo ahora mismo, es impresionante. Peck lo ilustra, no lo enfatiza, no hace falta. Lo que me impresiona más no es lo que cuenta de Ucrania, Estados Unidos o Birmania. Lo que me impresiona más, es constatar la cantidad de regímenes totalitarios que hay en el mundo, no todos de derechas, y darme cuenta de cuántas de las cosas que se exponen en esta lección de historia, están sucediendo ahora mismo en España. Una película que debería ser de obligada enseñanza en las escuelas y que deberían ver todos los miembros de cualquier gobierno.


2-NOUVELLE VAGUE, de Richard Linklater

La película más feliz que se ha hecho nunca sobre un momento tan importante y definitivo del cine como fue el nacimiento de la Nouvelle Vague. El rodaje de A bout de soufle en la mejor época de los chicos de Cahiers, cuando todavía eran amigos y no habían empezado a acuchillarse unos a otros, es la excusa para mostrar que se puede hacer cine sin saber nada de como se hace y disfrutando. Con excelentes caracterizaciones de los actores, no solo físicas, sobre todo emocionales, es un placer reencontrarse con mitos del cine moderno haciendo literalmente lo que les da la gana. Un divertimento estupendo que te estimula a ver o revisar la mítica película con una mirada libre de mitomanías.


3-AMÉLIE ET LA MÉTAPHISIQUE DES TUBES, Maïlys Vallade, Liane-Cho
Han

Una delicia. Amélie es Dios y Dios es un tubo que come y expulsa, observa y decide que no vale la pena comunicarse con nadie. Amélie es un bebe que a los dos años y medio descubre el placer y a través del placer, descubre que la vida puede ser muy divertida. Basado en una novela falsamente autobiográfica de Amélie Nothomb que acaba diciendo “Luego ya no volvió a ocurrir nada más", Amelie es un precioso film de animación que sublima el dibujo japonés de Miyazaki, el dibujo belga de línea clara y la delicadeza de las acuarelas. Un regalo para niños y adultos.

4-UN SIMPLE ACCIDENTE, de Jafar Panahi

Panahi sigue siendo el gran maestro en filmar historias clandestinas en un solo espacio y con muy pocos elementos, un taxi, una casa, o una camioneta. En la última película que le ha valido ganar la Palma de Oro del Festival de Cannes, el director iraní se adentra en una historia tenebrosa de venganza, sin perder el sentido del humor y la ironía. A veces berlanguiana, siempre Azcona, con unos toques de los hermanos Marx, el descubrimiento de un antiguo torturador lleva a sus víctimas a secuestrarlo y….(no cuento más). Panahi es la prueba de que no hace falta ponerse trágico, ni victimista, para contar las humillaciones de un régimen miserable y la dignidad de unas gentes que lo soportan como pueden.

5-LOS DOMINGOS, de Alauda Ruiz de Azúa

-La tía Maite es la única sensata en esa casa;  la tía Maite es una intolerante que cree que es la única que tiene la razón.

-El padre está superado por la situación: el padre se la quiere sacar de encima.

-La monja la manipula sin que ella se dé cuenta; la monja la deja elegir libremente.

-A los17 años nadie sabe qué hacer en su vida; a los 17 años eres ya una persona adulta.

-Lleva años manipulada por la religión; lleva años viviendo en un caos y necesita un poco de orden en su vida.

-Tiene fe;  tiene miedo.

-¿Qué harías tú si tu hija te dijera que quiere….?

Son algunas de las cuestiones que se han debatido en comidas, cenas, pinchos o colas. Los domingos provoca la discusión. Ya sólo por eso vale la pena. Pero además, es una gran película.


6-EL ÚLTIMO ARREBATO, de Marta Medina y Enrique López Lavigne

El que no se dejé arrebatar por Arrebato, no entenderá el arrebato de este arrebato que seguramente no será el último porque Arrebato seguirá arrebatando a los que sientan que el cine es arrebato. Película maldita que sigue chupando los fotogramas de los arrebatados. (Perdón por ser un poco arrebatada)

7-HISTORIAS DEL BUEN VALLE, de José Luis Guerín

Historias del buen narrador, del buen observador, del guía de la caravana. Mirar, escuchar, ponerse al nivel de los ojos, conjugar las distintas lenguas incluida la de las plantas, las diferentes músicas, incluida la del agua, reivindicar una isla de singularidad en medio del uniforme paisaje urbano. Porque la vida está llena de voces, de colores, de agua que corre. Vallbona, un pequeño barrio de la periferia de Barcelona, es una anomalía urbana un SI lugar lleno de vida. Guerín la capta sin manipularla con una mirada limpia de ideas  preconcebidas. Cada uno saca sus propias conclusiones. 


8-LA TOUR DE GLACE, de Lucile Hadzihalilovic

La reina de las nieves de H.C. Andersen,  encarnada en una Marion Cotillard fría por fuera, cálida por dentro; cuento de hadas en un plató de cine de los años sesenta; nieve falsa que cae de un cielo de forillos. Las imágenes maravillosas que consigue esta directora francesa evocan un mundo que no se parece a nada. Una de las películas más bonitas del año.


9-RONDALLAS, de Daniel Sánchez Arévalo

!Qué gusto da encontrarse con una película feliz! Y eso que lo que se cuenta en Rondallas, nace de una tragedia, el naufragio de un barco que deja a una pequeña aldea pesquera gallega sumida en la tristeza. Pero la rondalla es capaz de volver a sacarlos adelante, volver a ilusionarlos y volver a hacer que suene la música en sus plazas. Con un humor subterráneo pero muy eficaz, actores que se sienten cómodos en sus personajes, y la colaboración de las gentes del pueblo, Sánchez Arévalo hace una película que invita a bailar. 

Me doy cuenta de que entre las nueve películas que he escogido como las que recordaré de este festival hay cuatro españolas. Me parece bien. Ha habido más películas que me han gustado, iré hablando de ellas cuando se estrenen.

Para compensar tanto encierro, el regalo de esta semana es una nube de Barcelona que me mandó Ramon uno de los días que estaba en San Sebastián.



 

jueves, 18 de septiembre de 2025

¡1000 ENTRADAS!

 


¡Mil entradas! Me da vértigo escribirlo, me da vértigo pensarlo. Esta entrada es la número 1000 de este blog que nació simplemente para comentar las películas que me gustan y hablar de las gentes que me interesan y quiero. ¡16 años! La vida de un adolescente, el paso de la juventud a la madurez, la vejez. Tantas cosas han pasado en estos 16 años, en estas 1000 entradas. El mundo es otro, el lejano 2010 parece de otra era. ¡Cuántos amigos han desaparecido! ¡Cuántas películas he visto! Yo no soy la misma, mi país no es el mismo, el mundo no es el mismo. No sé si estamos mejor o peor, pero lo que sí sé es que somos todos diferentes. Sin quererlo, este blog se ha convertido en una crónica del cine de estos años, de la vida de estos años, incluso de un poquito de la historia de estos años. Y ahí está, a mi alcance y al de cualquiera que tenga curiosidad o ganas de leerlo. Y de buscar algo en sus entradas que son sus entrañas. Siempre he dicho que lo que quería era llamar la atención sobre algunas películas (o libros o cosas) que no necesariamente se tenían que ver o leer en ese momento. La ventaja de las Plataformas es que casi todo se acaba viendo en una u otra. Y las pelis, aunque no vivas en Barcelona o Madrid o no vayas a los festivales, se acaban viendo. Estoy contenta y animada a seguir. Porque este blog es para mí un refugio donde hablar y pensar sin cortapisas y porque me sirve como puente (invisible), con un montón de gente que me lee de vez en cuando y de esa manera “habla” conmigo. A partir de la semana que viene la entrada 1001¡¡¡

Y para celebrar mis 1000 entradas dos películas bonitas, felices, esperanzadas y ligeras.

 


Mi amiga Eva, Cesc Gay

Esta No es la última película de Cesc Gay, acaba de rodar otra que aun se está montando. Pero si es la primera de una nueva etapa Cesc Gay. O al menos eso es lo que me parece. Mi amiga Eva es una película feliz, optimista, que mira al futuro. Una historia sin represiones ni miedos, valiente porque lo que hace Eva no es fácil. No es fácil renunciar a una vida ya establecida y plácida, a una rutina complaciente, aunque poco emocionante. No es fácil decir: quiero otra cosa y ser capaz de hacerlo. Tampoco es fácil que tu entorno lo entienda, lo apruebe y te ayude. Eva lo hace, Cesc lo hace. Porque Eva es un Cesc de pura cepa, pero es una cepa mejorada, más sutil, con muchos aromas: aromas de cotidianidad, el catalán y el castellano usados con la normalidad con la que lo hacemos en Barcelona; aroma de amistad entre Eva y sus amigas, entre Eva y su marido Víctor; aroma de independencia sin que eso signifique estar sola; aromas de amor, mucho amor. Eva quiere enamorarse, no es que no quiera a Víctor, es que se quiere a ella misma y por eso se quiere enamorar. Y ahí está Roma la ciudad donde al amor se le da la vuelta. AMOR es ROMA. Me gustaría mucho ser amiga de Eva y me gustaría mucho tener amigas como Eva.

 


Las delicias del jardín, Fernando Colomo

Las delicias de Colomo son pequeñas, escurridizas, visuales. Son más delicatesen que delicias. Colomo tiene casi 80 años y lleva 50 haciendo cine. Con estos números se podría pensar que Colomo es un viejo, un anciano. Pues no, lo siento. No lo es. Colomo es un señor que hace lo que le da la gana. Se ha ganado ese derecho. Y lo que le da la gana es hacer una película con su hijo Pablo que sea a la vez, reencuentro, divertimento, publicidad para la obra pictórica de su hijo y un ajuste de cuentas con la modernidad mal entendida. Con su pajarita ancien régime y sus pelos alborotados, Colomo podría ser un Woody Allen español. La ligereza de su puesta en escena y de sus diálogos se parece, pero Colomo nunca ha sido un neurótico. Es un hombre feliz y eso se nota en algunas de sus películas. En esta por ejemplo donde Carmen Machi se reserva algunas de las mejores escenas para divertirse. El punto de partida es la convocatoria de un concurso para hacer una nueva versión del cuadro de El Bosco El jardín de las delicias. Fermín, el propio Fernando, un viejo pintor abstracto que hace “pollocks”, y su hijo Pablo, un joven pintor figurativo, unen sus fuerzas para hacer una nueva versión del famoso cuadro: Las delicias de jardín es el resultado, más bien fortuito y producto de la casualidad, que le volverá a poner en el candelero. Pero quién gana la partida es una avispada influencer que se aprovecha descaradamente de ellos. Claro que eso a Fermín/Fernando no le importa mucho, porque él ha vuelto a pintar, se ha reconciliado con su hijo y vuelve a ser feliz haciendo una película tan  feliz como él.

El regalo de esta semana es  para mí. Es una foto otoñal aunque aún estamos en verano, pero muy misteriosa. La foto es de Ramon.




sábado, 13 de septiembre de 2025

A VECES


A veces pasan cosas. Unas buenas, otras no tanto. A veces veo una película que me gusta, otras veces no me gusta. A veces no veo una película (El cautivo). A veces descubro algo inesperado (bueno o malo). A veces la vida te va dando regalos o tristezas.

 


Una sorpresa: Jone, a veces, Sara Fantova

A veces las operas primas te dan sorpresas. Es lo que pasa con Jone, a veces, primera película de Sara Fantova. En realidad no es tan diferente de muchas operas primas: historia de una chica de 17 años que durante las fiestas de la Semana Grande de Bilbao, descubre el amor y se hace adulta. Lo que hace especial este film son las circunstancias en las que vive Jone. Sin madre en la que apoyarse, Jone es responsable de un padre con Parkinson que no puede trabajar y una hermana pequeña a la que tiene que cuidar. Pero este no es un drama, ni un melodrama, ni una película social o de denuncia. Esta es una historia luminosa y que mira al futuro porque a veces, ocurren cosas que te ayudan a superar lo que parece un muro infranqueable, y cuando tienes 17 años, saltar esos muros es imprescindible para crecer. Uno de los grandes aciertos del film (además del descubrimiento de Olaia Aguado, una Jone inolvidable), es el ambiente de Bilbao en fiestas, lejos del turismo del Guggenheim, un  Bilbao casi italiano aunque sea claramente norteño. Un Bilbao que apetece conocer para tropezarte con Jone.

 


Un regalo: Retrato de un cierto oriente, Marcelo Gomes

A veces se estrena películas inestrenables. Y hay que aprovecharlo. Como esta.

Marcelo Gomes es un director brasileño poco conocido, del que no se han estrenado películas suyas o lo han hecho de manera muy clandestina. También está lo hará de forma oculta. Para verla, habrá que explorar a fondo las carteleras. Retrato de un cierto oriente no es la primera película que veo de Marcelo Gomes. Le descubrí en el 2009 con la película Viajo porque preciso, volto porque te amo, una road movie misteriosa y romántica. En cierto modo este retrato de oriente es también un viaje y un amor. Un viaje de Beirut a Manaos; un triángulo de amor imposible. El blanco y negro acentúa más la época en que sucede la historia. Final de los años cincuenta. Un hermano y una hermana católicos, ella novicia en un convento, huyen del Líbano en  guerra con los musulmanes que han masacrado a toda su familia. En el barco, ella conoce a un joven musulmán. Se enamoran, pero el hermano no puede aceptar esa relación. Lo que sucede después es una historia de amor entre dos personas de distintas creencias capaces de superar sus diferencias y una historia de amor entre dos hermanos donde uno de ellos, él, es incapaz de entenderlo. Preciosa, sencilla, sin pretensiones de ningún tipo, por eso justamente es mucho más interesante en el contraste entre religiones, el catolicismo, el islam y como eje vertebrador indispensable, el animismo indígena de lo más profundo de la selva brasileña. Y algo más, un personaje marginal pero importante, el fotógrafo que lo mira todo, lo capta todo, la memoria de este viaje. Hablada en cuatro idiomas: el francés colonial del Líbano, el árabe coloquial de los hermanos, el portugués dulce de los brasileños y el ancestral manos de los indígenas, el film se convierte sin quererlo en un crisol de culturas diversas felizmente entremezcladas. Muy bonito.

 

(no es muy buena la foto, pero es el único recuerdo que tengo de JAF y Sánchez Arévalo en la ESCAC)

Una tristeza: La muerte de José Antonio Felez

A veces pasan cosas tristes. Como la muerte de José Antonio Felez, productor y amigo. La noticia me cogió desprevenida. No sabía que estaba enfermo. Hacía tiempo que no hablaba con él, pero era algo normal: Felez era un productor que se involucraba en sus proyectos y eso le hacía “desaparecer” temporadas largas. Pero esperaba verle en San Sebastián y celebrar el éxito de dos de sus “hijos de cine”: Albero Rodríguez y Daniel Sánchez Arévalo. JAF, así le llamaban ellos y a mí me dejó llamarle así cuando nos conocimos, era un productor de la vieja escuela: de la escuela de Querejeta. Es decir, un productor que no solo producía, también cuidaba a sus directores, a sus equipos. Y a los críticos. Yo le conocí cuando trabajaba en el Festival de Berlín como delegada en España para la selección. JAF, Felez, formaba parte de esos productores que te lo ponían todo fácil, proyecciones, información, pero nunca te presionaba para saber qué opinabas, qué pensabas, ni te agobiaba preguntando ¿sabes algo? Felez era un señor con todo lo que eso significa. Estaba detrás de las carreras de algunos de los directores de cine español más importantes del siglo XXI a los que apoyó y ayudó desde el principio, dejándolos crecer cada uno en su estilo, siempre a su lado: Alberto Rodríguez, Santi Amodeo, Sánchez Arévalo. Le conocí en el 2009 cuando nos enseñó After y nos hicimos amigos. En el 2012 nos presentó Grupo 7. Recuerdo como nos impresionó esa película y lo que peleamos para que estuviera en Berlín, sin conseguirlo. Fue una de mis decepciones con la Berlinale que no supo darse cuenta del potencial de aquel productor, aquel director y aquella película. Desde entonces mi relación con él fue desde la crítica, donde siempre respetó mis criterios y mis puntos de vista. En abril del 2011, Felez y Daniel Sánchez Arévalo estuvieron en la ESCAC dando una charla sobre la relación productor/director en unas jornadas que yo organizaba. En estos momentos en que seguro todos sus “hijos de cine” y sus “hijos de vida”, deben estar echándole de menos, quiero recordar ese día, uno de los mejores de mi etapa en la ESCAC: “El diálogo entre José Antonio Felez, productor y Daniel Sánchez Arévalo director, permitió comprobar cómo un director que empieza y consigue establecer una complicidad absoluta con su productor, puede construir una carrera sólida y continuada como la suya. Aunque ahí estaba Felez para contar que las cosas han cambiado y que una película como Azuloscurocasinegro, ahora no sería fácil de hacer. La producción de cine en España está evolucionando y ya no se puede contar con financiación para según qué películas. Felez dio una lección de producción y a pesar del pesimismo, ofreció soluciones para superar el momento presente.” Es evidente que encontró soluciones ya que, si su filmografía como productor hasta entonces era espectacular (El Bola, Astronautas, 7 vírgenes, Azuloscurocasi negro, Gordos, After…), la filmografía desde 2011 hasta ahora mismo no lo es menos (La isla mínima, Diecisiete, La peste, Las de la última fila…).  José Antonio Felez era un referente, un amigo. Voy a echar de menos no cruzarme con él en San Sebastián, y no poder compartir momentos como el que él me recordaba en un mail: “Con todo, me gustó más verte en Donosti. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos. Estás estupenda. Yo te sigo cada semana en tu blog. Un fuerte abrazo y espero volverte a ver pronto.” Nos veremos JAF, cada vez que vea una película tuya. 

El regalo de esta semana  es una foto, porque a veces el cielo también te da regalos





 

 

sábado, 6 de septiembre de 2025

ROMERIA(S)

 

Romería, Carla Simón

Esta entrada va a ser muy corta. Solo de un estreno, Romería, de Carla Simón. Siempre he pensado que lo que escribes justo después de ver una película (y te ha gustado), es mucho más fresco que lo que puedas decir al cabo del tiempo, cuando la has pensado y recolocado en un contexto. Por eso, en lugar de volver a escribir sobre Romería, reproduzco el mail que le mandé  a Ángels Masclans, productora de la película y muy amiga, escrito al salir del  pase  donde la vi. Si el cine de Carla es frescura, este texto también es lo más espontáneo posible.

 

Me gustó mucho la película. La primera parte es Carla en estado puro, con esa cualidad cristalina para captar los momentos, la transparencia en las conversaciones más cotidianas, y el fluir de la vida entre los personajes. Ella es Marina y Marina es ella. Por eso me sorprendió mucho el giro que da la película, cuando Marina siguiendo al gato gris (el conejo blanco de Alicia), se sumerge en el País de las Maravillas de sus padres. Todo el fragmento del film, desde que Marina ve al gato y le sigue, tiene un tono completamente distinto, muy poco Carla y precisamente por eso muy interesante. Para ella, hacer un Estiu del 2004 era lo más fácil, pero se arriesga y se mete directamente en la madriguera de la pesadilla o el sueño y nos cuenta lo que pasó usando las palabras del diario como guía. Que casi no haya diálogos en ese segmento, solo música, y la voz cálida de la doble Marina, hace de la larga secuencia del sueño el auténtico corazón de la película. La voz de la Marina de 1987 y la mano de la Marina de 2004, nos invitan a vivir tres años cruciales en la vida de ambas. De la felicidad a la destrucción en un caso, del descubrimiento a la aceptación en el otro. El uso que hace Carla del espacio de ese edificio que parece salido de una novela de Ballard, es otra de las novedades importantes en un cine que se caracterizaba por su ruralidad. Carla es especialista en hacer cine urbano en el campo: Estiu 1993 y Alcarrás son eso, pero con Romería, ya está en otro terreno. El mar no es el campo, el mar es territorio urbano y el edificio es el símbolo de esa urbanidad irreal.

Cuando me fui, estuve pensando en lo cerca que me sentía de ambas Marinas. Por edad, la Marina madre de 1987 podía ser mi hija (si la hubiera tenido a los 19 años) y la Marina hija del 2004 podría ser mi nieta (si hubiera tenido hijos). Pero no me identificaba para nada con los abuelos ni con los tíos. Me identificaba con ellas, con su búsqueda de otras realidades, por su necesidad de encontrar sus raíces. También, quizás, porque  Ramón y yo pasamos un verano en Galicia, entre la isla de Arosa y Vigo, en 1969, cuando teníamos 19 años. Como las dos Marinas.

 

(este artículo se publicó en El Faro de Vigo, el 17 de agosto de 1969) 

El regalo de esta semana es un gato que Marina/Carla podría seguir hasta el país de la memoria.