jueves, 18 de septiembre de 2025

¡1000 ENTRADAS!

 


¡Mil entradas! Me da vértigo escribirlo, me da vértigo pensarlo. Esta entrada es la número 1000 de este blog que nació simplemente para comentar las películas que me gustan y hablar de las gentes que me interesan y quiero. ¡16 años! La vida de un adolescente, el paso de la juventud a la madurez, la vejez. Tantas cosas han pasado en estos 16 años, en estas 1000 entradas. El mundo es otro, el lejano 2010 parece de otra era. ¡Cuántos amigos han desaparecido! ¡Cuántas películas he visto! Yo no soy la misma, mi país no es el mismo, el mundo no es el mismo. No sé si estamos mejor o peor, pero lo que sí sé es que somos todos diferentes. Sin quererlo, este blog se ha convertido en una crónica del cine de estos años, de la vida de estos años, incluso de un poquito de la historia de estos años. Y ahí está, a mi alcance y al de cualquiera que tenga curiosidad o ganas de leerlo. Y de buscar algo en sus entradas que son sus entrañas. Siempre he dicho que lo que quería era llamar la atención sobre algunas películas (o libros o cosas) que no necesariamente se tenían que ver o leer en ese momento. La ventaja de las Plataformas es que casi todo se acaba viendo en una u otra. Y las pelis, aunque no vivas en Barcelona o Madrid o no vayas a los festivales, se acaban viendo. Estoy contenta y animada a seguir. Porque este blog es para mí un refugio donde hablar y pensar sin cortapisas y porque me sirve como puente (invisible), con un montón de gente que me lee de vez en cuando y de esa manera “habla” conmigo. A partir de la semana que viene la entrada 1001¡¡¡

Y para celebrar mis 1000 entradas dos películas bonitas, felices, esperanzadas y ligeras.

 


Mi amiga Eva, Cesc Gay

Esta No es la última película de Cesc Gay, acaba de rodar otra que aun se está montando. Pero si es la primera de una nueva etapa Cesc Gay. O al menos eso es lo que me parece. Mi amiga Eva es una película feliz, optimista, que mira al futuro. Una historia sin represiones ni miedos, valiente porque lo que hace Eva no es fácil. No es fácil renunciar a una vida ya establecida y plácida, a una rutina complaciente, aunque poco emocionante. No es fácil decir: quiero otra cosa y ser capaz de hacerlo. Tampoco es fácil que tu entorno lo entienda, lo apruebe y te ayude. Eva lo hace, Cesc lo hace. Porque Eva es un Cesc de pura cepa, pero es una cepa mejorada, más sutil, con muchos aromas: aromas de cotidianidad, el catalán y el castellano usados con la normalidad con la que lo hacemos en Barcelona; aroma de amistad entre Eva y sus amigas, entre Eva y su marido Víctor; aroma de independencia sin que eso signifique estar sola; aromas de amor, mucho amor. Eva quiere enamorarse, no es que no quiera a Víctor, es que se quiere a ella misma y por eso se quiere enamorar. Y ahí está Roma la ciudad donde al amor se le da la vuelta. AMOR es ROMA. Me gustaría mucho ser amiga de Eva y me gustaría mucho tener amigas como Eva.

 


Las delicias del jardín, Fernando Colomo

Las delicias de Colomo son pequeñas, escurridizas, visuales. Son más delicatesen que delicias. Colomo tiene casi 80 años y lleva 50 haciendo cine. Con estos números se podría pensar que Colomo es un viejo, un anciano. Pues no, lo siento. No lo es. Colomo es un señor que hace lo que le da la gana. Se ha ganado ese derecho. Y lo que le da la gana es hacer una película con su hijo Pablo que sea a la vez, reencuentro, divertimento, publicidad para la obra pictórica de su hijo y un ajuste de cuentas con la modernidad mal entendida. Con su pajarita ancien régime y sus pelos alborotados, Colomo podría ser un Woody Allen español. La ligereza de su puesta en escena y de sus diálogos se parece, pero Colomo nunca ha sido un neurótico. Es un hombre feliz y eso se nota en algunas de sus películas. En esta por ejemplo donde Carmen Machi se reserva algunas de las mejores escenas para divertirse. El punto de partida es la convocatoria de un concurso para hacer una nueva versión del cuadro de El Bosco El jardín de las delicias. Fermín, el propio Fernando, un viejo pintor abstracto que hace “pollocks”, y su hijo Pablo, un joven pintor figurativo, unen sus fuerzas para hacer una nueva versión del famoso cuadro: Las delicias de jardín es el resultado, más bien fortuito y producto de la casualidad, que le volverá a poner en el candelero. Pero quién gana la partida es una avispada influencer que se aprovecha descaradamente de ellos. Claro que eso a Fermín/Fernando no le importa mucho, porque él ha vuelto a pintar, se ha reconciliado con su hijo y vuelve a ser feliz haciendo una película tan  feliz como él.

El regalo de esta semana es  para mí. Es una foto otoñal aunque aún estamos en verano, pero muy misteriosa. La foto es de Ramon.




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