viernes, 23 de abril de 2010

HIYAB SI, HIYAB NO


Todo el revuelo mediático que se está produciendo en torno a las chicas musulmanas que quieren ir a la escuela con hiyab me ha hecho recordar mi viaje a Teherán hace unos años. Una de las cosas más lamentables de ir a Irán, y poco a poco a cualquier otro país musulmán, es la obligatoriedad de cubrirte la cabeza con lo que sea: chador, hiyab, pañuelo, rebozo lo que sea, pero no enseñes ni una gota de pelo o tendrás problemas. Siempre me pareció absurda e intolerante esa ley que las mujeres de Teherán intentaban combatir como fuera para recuperar su imagen perdida bajo la negrura del chador o la uniformidad de la gabardina y el hiyab.
Cuando veo que aquí se les prohíbe a las niñas y adolescentes ir a al escuela o por la calle con el velo, pienso que estamos cayendo en la misma intolerancia y prepotencia. Cuanto mas se les prohíba mas lo querrán lleva, como en Irán cuando mas las obligan mas se lo quieren quitar. En el mundo occidental donde vivimos, lo mejor es dejarlas que hagan lo que quieran (como dejamos a las góticas o a los que enseñan los calzoncillos…). El mejor antídoto contra el hiyab es la normalidad que vean a su alrededor y que ellas mismas comprendan que en esta sociedad es un anacronismo usar un burka, un chador o un velo.
El cine puede hacer mucho en este sentido. Por ejemplo Des poupées et des anges, una película de Nora Hamdi, directora francesa de origen árabe nacida en 1968, es sin ninguna duda mucho más eficaz que todas las expulsiones y represiones que se quieran imponer.

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