martes, 6 de abril de 2010

LOLA MONTES



(yo veo una imagen de Lola Montes en este cuadro de Ramón, una mujer expuesta a todo, como la de Ophüls)

Se repone este fin de semana, mejor dicho, se estrena de nuevo, la última película de Max Ophüls Lola Montes, en una versión restaurada digitalmente por la Cinemateca Francesa que quiere recuperar todo el esplendor de color y sonido de la original. Seguirá siendo un misterio si ésta es la versión que quería Ophüls en 1955 cuando la rodó utilizando el color y el formato en scope de una manera completamente nueva. La verdad es que da igual que sea la auténtica o una versión aproximada lo mas respetuosa posible con lo que él quería. Lo importante es poder verla en un cine en Alta Definición con una calidad técnica que solo se puede encontrar en las salas y nunca en la televisión.

Aunque no estoy segura que esto fuera del gusto de Ophüls, uno de los mayores defensores de la televisión como medio de comunicación y de creación. A mediados de los 50, Ophüls parecía tener una visión del futuro del cine cuando decía: “La gente llega al cine cansados de buscar un aparcamiento, con los problemas del trabajo aun en la cabeza y no pueden sentirse relajados para ver una película que exige al espectador cierta concentración. En cambio en su casa, en un sillón cómodo, después de una buena cena, la habitación sumida en la oscuridad, se puede conseguir esa concentración que hace del espectador un cómplice del film”. Lástima que su temprana desaparición, tan solo tenía 54 años cuando murió en 1957, le impidieran demostrar su talento en el pequeño gran formato.

Y la verdad es que desde nuestra perspectiva 55 años después podemos reconocer mas premoniciones televisivas. Sobre todo en el personaje del director de circo que interpreta Peter Ustinov, auténtico antepasado de los presentadores estrella de la televisión y en el propio espectáculo que, a pesar de su enorme belleza y grandiosidad, tiene algo de la miseria moral de los reality shows tan abundantes en las teles contemporáneas, reducidos a basura de los sentimientos.

Truffaut, que confesaba haber visto la película cinco veces en siete día, escribía de Lola Montes: “Este es el cine que hay que defender, un cine de autor que es a la vez un placer para los ojos, un cine con una visión del mundo donde los hallazgos brotan en cada imagen, un cine que abre de nuevo puertas que han permanecido largo tiempo condenadas.” También decía que Ophüls “es un director del siglo XIX porque nunca tenemos la sensación de estar viendo una película histórica sino ser un espectador de 1850, como ocurre al leer a Balzac”.

Lola Montes es una película que ha tenido una enorme influencia en el cine y en el arte. Visconti la tenía en la cabeza cuando rodó Ludwig en 1972. También Syberberg pensaba en ella al realizar el mismo año Ludwig, requiem por un rey virgen. Mas recientemente, Moulin Rouge de Baz Luhrmann era un claro homenaje al film de Ophüls y en el teatro, Mario Gas, se inspiró directamente en ella cuando adaptó Lulu de Frank Wedekin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario