domingo, 26 de junio de 2011

JOAQUIN CONTRA LOS CAMINANTES BLANCOS


(Joaquín en una fiesta en el estudio de Ramón. Estaba feliz)
1.
La semana pasada vi la serie Juego de tronos. Es estupenda. La recomiendo a todos, tanto a los fans de los libros de George Martin (yo soy una de ellos), como a los que no los han leído nunca. Pero no voy a hablar de la serie, ni de los libros, ni de la historia. Solo quiero destacar una frase que es en cierto modo el motor de todo lo que sucede: SE ACERCA EL INVIERNO. El invierno es sinónimo de oscuridad, de desgracias, de deshonor. Es el momento en que se despiertan los Caminantes Blancos que viven más allá del Muro y están llamados a destruir el reino de los hombres. No he podido dejar de pensar que a pesar del calor que está haciendo estos días, también nuestro mundo está amenazado por los Caminantes Blancos (los bancos, las financieras, el poder que controla el bien y el mal) y que también para nosotros se acerca el INVIERNO. Mas vale que nos vayamos preparando y hagamos acopio de energía y de fuerza para soportarlo.

2.
El día 24 se cumplieron cinco años de la muerte de Joaquín Jordá. Me parece que no es posible que haya pasado tanto tiempo. Aun siento que está muy cerca y me encuentro muchas veces pensando ¿Qué diría Joaquín de esto? Seguramente habría estado en la Plaza Catalunya filmando a los indignados. Me imagino que ya habría hecho una película militante y rápida sobre un movimiento del que se sentiría muy cercano. También creo que estaría advirtiendonos a todos acerca de los Caminantes Blancos que nos acechan en la oscuridad, cada vez mas cerca. En todo caso, como recuerdo quiero copiar aquí una parte del texto de despedida que escribí en el libro que el Festival de Turín le dedicó en el año 2006.

“Me enteré de su muerte el día 24 al mediodía. Fue un golpe, no por sabido más inesperado. Me había acostumbrado tanto a la idea de que iba a durar mucho tiempo, que no supe como reaccionar a la idea de que ya no le vería más. Pasé toda la tarde sumida en una tristeza enorme. Hasta que me di cuenta que no era eso lo que Joaquín habría querido. El habría querido que se sacara de su muerte una nueva experiencia de vida, que sirviera para fructificar, no para cerrar o clausurar. Él habría querido que siguiera adelante. Y me di cuenta, de pronto, que Joaquín había muerto en el día más bonito del año: el 24 de junio, el día de San Juan, el día más largo, más luminoso, más vital; el día en que la naturaleza se renueva y renace. Y pensé que era un regalo que nos hacía a todos, una señal si se quiere, de renovación y de renacimiento.
Al día siguiente, en la reunión informal que se hizo entorno a su cuerpo en el Cementerio de Collserola, me sentí extrañamente bien. Al principio no quería verlo, pero luego me pregunté. ¿Por qué no? Joaquín estaba guapo, más guapo de lo que nunca le había visto. Con una sonrisa de felicidad y de serenidad que le iluminaba el rostro. Dormía y soñaba. Estoy segura que soñaba con ese espacio esponjoso y cálido del que hablaba a veces con nostalgia. No fue una despedida, fue un hasta pronto.”
Hasta pronto Joaquín.

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