jueves, 27 de agosto de 2015

TRISTES NOTICIAS

Esta semana hay tres noticias que me producen una enorme tristeza.
1
La campaña de destrucción del pasado más antiguo emprendida por el Ejército Islámico en Palmira, tras lo que ya hizo en Irak y en otros lugares, solo se puede calificar de asesinato de la cultura, de la civilización. Cuando una parte de la humanidad es incapaz de comprender que el pasado nos sostiene y nos lleva hacia adelante; cuando en nombre de la ideología, la religión, el nacionalismo o la simple barbarie se quiere eliminar los vestigios de una historia que es la de todos, se está cayendo en uno de los más horrendos crímenes de la humanidad: modificar la historia en función de los deseos de unos pocos para controlar y manipular ese pasado únicamente en beneficio de los intereses de los que se creen  poseedores de la única verdad. Asesinar al arqueólogo responsable de las ruinas de Palmira es algo espantoso; volar los templos milenarios de Baalshamin, como los Budas hace ya tantos años, es algo bochornoso y que nos sume en la más terrible de las eras negras. Especialmente  cuando desde Europa no se hace nada para evitarlo y se mira de reojo condenándolo pero en realidad no haciendo casi nada para evitarlo e incluso permitiendo que algunas ideas semejantes crezcan en su propio seno.Borrar una parte de la historia común, reescribirla al  gusto de quién controla la educación, negar lo que no interesa y construir una ficción nueva que se ajuste a los deseos de unos pocos es, desde luego, muy diferente que volar un templo, pero en el fondo, no está tan lejos: la ideología que hay detrás de ambos hechos es muy parecida.

2
China hace aguas y si el gigante del este se hunde se llevará buena parte de nuestro mundo, de nuestra forma de vida, de nuestra civilización. Los chinos consiguieron, con el permiso de la comunidad internacional, cuadrar el círculo de la perversión uniendo el capitalismo más salvaje e incontrolado, el que tiene menos respeto por la vida,  la naturaleza y la gente, con el comunismo más feroz e intransigente, el que se apoya en un control férreo de la población reducida a simples productores que pueden ser manipulados como si fueran robots. El accidente en la fábrica de Tianjin es la prueba de esta horrible combinación: falta absoluta de seguridad y condiciones de trabajo en aras de una más rápida y conveniente explotación: resultado, muertos, heridos y una zona devastada por la contaminación química. A eso se suma el caos en la bolsa en China que amenaza con arrastrar en su caída en picado a otros mercados internacionales. 
En Europa hemos dejado impunemente a los chinos que nos colonizaran lenta y silenciosamente, que acabaran con un tejido de relaciones basado en los comercios de barrio, que devaluaran sin  ningún rubor la calidad de los productos que nos vendían. El resultado inmediato fue que todo era más barato (y más malo, también) pero el resultado a la larga es que si China se hunde y deja de abastecer estos comercios que como un cáncer se han extendido por toda nuestra geografía se producirá de pronto, un vacío: las tiendas y bares de siempre ya no existen, los chinos ya no servirán. Lo tenemos merecido.

3
La crisis de la inmigración en Europa con fronteras abarrotadas de gente que huye de la miseria, el miedo, la muerte. Es una imagen dantesca o medieval. Murallas levantadas en las fronteras intentando contener una avalancha humana como no se había visto desde hacía siglos. La barbarie, una vez más, es el principal motivo de este éxodo masivo. La barbarie y la falta de contundencia del mundo occidental en atajar comportamientos inhumanos en países que nos caen lejos. Mirar para otro lado cuando se está masacrando a las poblaciones civiles de Oriente Medio y del África Subsahariana no sirve más que para levantar muros de incomprensión físicos y mentales.


Me doy cuenta que en las tres noticias aludo a la indiferencia o tolerancia de  Europa en este cúmulo de despropósitos. Creo que si de verdad existiera una Unión Europea fuerte, algunas de estas cosas se podrían encarar con mas contundencia. Mientras en Europa el único tema dominante sea la economía y el dinero, las cosas no se solucionaran. Soy de las que piensan que hay que luchar y mucho, por construir esa otra Europa de las personas, no de los estados (viejos o nuevos), no de las naciones (reales o inventadas), no del dinero (siempre de los mismos, nunca de todos). Una Europa de la gente y para la gente. De utopías también se vive.

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