(colores
de Ramon para una película de colores panorámicos)
Amarillo
En
realidad podría ser rojo, verde, azul, rosa, naranja… La La Land,bautizada aquí como La
ciudad de las estrellas, es un delirio de colores y de canciones. Me alegra
un montón ver que una película musical “como las de antes” triunfa no solo en
los premios sino entre el público. Me confirma en la idea de que hay ganas de ver algo más en el cine que un reflejo de la propia vida. El algo más
puede ser de muchos tipos, (austero, abstracto, del oeste, negro, intelectual,
o musical) pero algo más.
La La Land es una hija
directa del cruce entre Cantando bajo la
lluvia y Los paraguas de Cherburgo.
De la primera tiene el encuentro entre los dos protagonistas en un atasco y el
ambiente de los estudios de rodaje; de la segunda tiene ese final agridulce de
un amor que se recordará siempre. De las dos toma los colores, el ritmo, las
canciones que forman parte de la historia y los personajes entregados a una
pasión. Hay un tercer referente obligado (y citado) Rebelde sin causa, de Nicholas Ray. La hermosa secuencia de baile
en el cielo del Planetario resume un amor al cine en el que se funden todos los
hilos que tejen este tapiz musical. Han pasado 64 años de Cantando bajo la lluvia, 61 de Rebelde
sin causa y 52 de Los paraguas de
Cherburgo, pero no importa. Todas juntas forman una cadena única que une sentimientos y
colores. Amarillo sobre todo.
(una
chica de Ramon vestida de azul)
Azul
Siguiendo
con la idea de dar algo más que la vida real que nos rodea, el último trabajo
del inclasificable Eugène Green y primero que se estrena entre nosotros, es una
de aquellas películas que yo recomiendo mucho, pero con las reservas de
advertir que hay que verla con los ojos muy abiertos a una nueva forma de
contar. En realidad no tan nueva, ya que Green bebe directamente de Bresson y de
Dumont, pero añade a este lenguaje del plano fijo y frontal, de los
recitativos, de las actitudes estáticas, un sentido del humor y de la ironía
que los otros dos raramente tienen. Me doy
cuenta que aun no he dicho de que película estoy hablando. Se llama Le fils de Joseph y es una especie de
parábola bíblica (no se espanten) dividida en cinco capítulos. Es la historia
de un adolescente Vincent, educado en solitario por su madre Marie que nunca le
ha explicado quién es su padre. Vincent quiere averiguarlo y cuando descubre
que es un editor de moda, pedante, egoísta y cínico, decide vengarse
de él. Pero el destino quiere que se encuentre con Joseph y su vida cambie. Lo
mejor de esta película, aparte de su uso del espacio y el color, especialmente
el azul que domina todo, azul que es el color de la virgen, azul que viste
Marie, la madre, en el ultimo capitulo, La
huida a Egipto, lo mejor, digo, es que es tremendamente feliz, optimista,
un triunfo en toda regla de la bondad frente a la estupidez. Y un canto a la
cultura como conocimiento: Caravaggio, el Louvre, el poema barroco de Domenico
Mazzocchi; frente a la cultura como espectáculo, el snob editor y la absurda
crítica literaria que interpreta Maria de Medeiros. Un placer encontrarse con films como éste.
(le
he pedido a Ramon que me dibuje una tortuga roja, es ésta)
Rojo
El
de la gran tortuga del cuento en imágenes
La tortuga roja, una joya de la animación japonesa combinada con la mirada
de un director holandés. Minimalista en su dibujo y clásica en su narración,
este precioso film es una mezcla de Naufrago
y La Sirenita, o mejor dicho La Tortuguita. Lo más bonito de todo es
que no hacen falta palabras para seguir la historia del pobre naufrago que
llega a una isla desierta, bueno no tan desierta: hay cangrejos, pájaros, peces… hay agua y hay árboles con los que quiere construir una balsa. Pero cada vez
que intenta escapar de la isla, una fuerza misteriosa se lo impide. Es ahí
donde aparece la gigantesca tortuga roja. Y donde nosotros nos dejamos llevar
por el silencio, la música, el ritmo, la lluvia, el mar y sobre todo, por la
tortuga roja.
Arco
Iris
El
que me hizo sentir Meryl Streep en su discurso en los Globos de Oro del pasado
domingo. Un rayo de sol en medio de la
tormenta que se nos avecina. Una luz de colores para enfrentarse a la
estupidez, la mediocridad, la incultura y lo peor, la falta de respeto.
Y no crees, Nuria, que la primera película del director de La,la, land, Whiplash es mucho más sólida que no la más simple y sin matices La, la, land? En cuanto a la escena del planetario, me recordó, lo siento, a las burbujas de anuncio de Freixenet. Y meter de por medio Rebelde sin causa, no te parece demasiado forzado, simplemente estético, no algo que se justifique por la historia? Aunque nada tengo en contra de la Feel Good movies, La, la, Land no pasa de ser eso.
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