Cuando yo era pequeña y vivia en México, recibíamos cada mes un paquete que llegaba de España. En ese paquete mi abuela nos mandaba revistas españolas para que mis padres, desde su exilio republicano, pudieran seguir la vida en Barcelona y en Madrid. La revista que nos mandaba era Destino y cuando llegaba el paquete, para mis padres era una alegría y un dolor: la alegría de enterase de cosas, el dolor de ver que todo seguía igual.
A nosotros, sus hijos, Destino nos importaba poco, nos gustaban mucho mas el TBO y el DDT que llegaban en el mismo paquete y por los que nos peleábamos en cuanto se abría. Destino, con sus portadas en blanco y negro era una ventana a España y mis padres se precipitaban a buscar sus artículos favoritos: mi padre los de Josep Pla, mi madre, los mas esporádicos, de Miguel Delibes. De esta forma Pla y Delibes quedaron asociados en mi memoria a mi padre y mi madre. El primero por los comentarios que hacia mi padre al leerle; el segundo porque además de los artículos, mi madre era una voraz lectora de los libros de Áncora y Delfín que se vendían en la librería que teníamos en México y el nombre de Delibes era siempre un referente.
Los libros de Delibes me gustaban mucho cuando era adolescente y mas joven. Luego, no sé porqué, dejaron de interesarme. Tonterías de la modernidad seguramente. Tampoco el cine hizo mucho por estimularme a la relectura. Los santos inocentes de Mario Camus es una buena película, no lo discuto, pero le debe tanto a la composición de Rabal y su Milana bonita, que acaba por ahogar el texto original de la que nació. Y del resto de sus títulos adaptados, realmente ninguno estaba a la altura de la palabra escrita. La muerte de Delibes me remuerde la conciencia por haberlo abandonado tanto tiempo. No es una buena excusa su desaparición para releer sus libros, pero lo voy a hacer con los ojos de alguien que puede entender mejor la hondura de su escritura. Sin embargo, no creo que me atreva a volver a ver las películas. Ni siquiera Los santos inocentes.
2
Delibes no era lo que se considera “un hombre de izquierdas”, pero era un hombre digno, honesto, liberal y con las ideas muy claras. Sinceramente, a la vista de las declaraciones de Guillermo Toledo y Miguel Bosé respecto a la muerte del disidente cubano Orlando Zapata tras una larga huelga de hambre, me pregunto si realmente eso que se llama “hombre de izquierdas” no es en realidad mas que sinónimo de intolerancia y miopía, de persistencia de unas ideas preconcebidas que se arrastran desde hace muchos años y que no permiten denunciar lo que es una dictadura dura y sin matices, solo porque se ampara en una idea romántica muy confortable desde Europa. Es muy fácil hacerse fotos con la mujer saharahui en huelga de hambre en Canarias. Es mucho más difícil reconocer que durante años se ha estado apoyando a una de las mas crueles y largas dictaduras de la historia. El doble rasero. Como el de no denunciar la detención de Jafar Panahi en Irán. Seguramente el antiimperialista Ahmadineyad tiene sus razones para encarcelarle. Debe ser, como Orlando Zapata, un "terrorista" o a lo mejor “un delincuente común”.
A nosotros, sus hijos, Destino nos importaba poco, nos gustaban mucho mas el TBO y el DDT que llegaban en el mismo paquete y por los que nos peleábamos en cuanto se abría. Destino, con sus portadas en blanco y negro era una ventana a España y mis padres se precipitaban a buscar sus artículos favoritos: mi padre los de Josep Pla, mi madre, los mas esporádicos, de Miguel Delibes. De esta forma Pla y Delibes quedaron asociados en mi memoria a mi padre y mi madre. El primero por los comentarios que hacia mi padre al leerle; el segundo porque además de los artículos, mi madre era una voraz lectora de los libros de Áncora y Delfín que se vendían en la librería que teníamos en México y el nombre de Delibes era siempre un referente.
Los libros de Delibes me gustaban mucho cuando era adolescente y mas joven. Luego, no sé porqué, dejaron de interesarme. Tonterías de la modernidad seguramente. Tampoco el cine hizo mucho por estimularme a la relectura. Los santos inocentes de Mario Camus es una buena película, no lo discuto, pero le debe tanto a la composición de Rabal y su Milana bonita, que acaba por ahogar el texto original de la que nació. Y del resto de sus títulos adaptados, realmente ninguno estaba a la altura de la palabra escrita. La muerte de Delibes me remuerde la conciencia por haberlo abandonado tanto tiempo. No es una buena excusa su desaparición para releer sus libros, pero lo voy a hacer con los ojos de alguien que puede entender mejor la hondura de su escritura. Sin embargo, no creo que me atreva a volver a ver las películas. Ni siquiera Los santos inocentes.
2
Delibes no era lo que se considera “un hombre de izquierdas”, pero era un hombre digno, honesto, liberal y con las ideas muy claras. Sinceramente, a la vista de las declaraciones de Guillermo Toledo y Miguel Bosé respecto a la muerte del disidente cubano Orlando Zapata tras una larga huelga de hambre, me pregunto si realmente eso que se llama “hombre de izquierdas” no es en realidad mas que sinónimo de intolerancia y miopía, de persistencia de unas ideas preconcebidas que se arrastran desde hace muchos años y que no permiten denunciar lo que es una dictadura dura y sin matices, solo porque se ampara en una idea romántica muy confortable desde Europa. Es muy fácil hacerse fotos con la mujer saharahui en huelga de hambre en Canarias. Es mucho más difícil reconocer que durante años se ha estado apoyando a una de las mas crueles y largas dictaduras de la historia. El doble rasero. Como el de no denunciar la detención de Jafar Panahi en Irán. Seguramente el antiimperialista Ahmadineyad tiene sus razones para encarcelarle. Debe ser, como Orlando Zapata, un "terrorista" o a lo mejor “un delincuente común”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario