Acabo de leer una novela que me ha gustado mucho. Se llama LA ISLA DE BOWEN y es de César Mallorquí. La descubrí leyendo una crítica de Robert Saladrigas a otro libro donde hacía una referencia de pasada a este. Es curioso como funcionan las cosas. La novela criticada no me llamó la atención, pero esa frase sobre La isla de Bowen me hizo buscarla.
Es una novela de aventuras, un homenaje
a Julio Verne (no una copia, ni una prolongación de sus historias) es una historia
que le habría encantado al visionario francés capaz de imaginarse mundos imposibles
desde una confortable biblioteca.
Siempre me ha gustado Julio Verne. Soy
de las que piensan que no hace falta ir
a los sitios para vivir los sitios.
Los libros, las películas, la imaginación, los sueños, son tan buenos medios de
transporte como los trenes o los aviones. Es mas, creo sinceramente que muchos
de los turistas obligados que ha depredado el planeta en los años precedentes (espero
que la crisis se haya llevado por delante a este ejército de termitas
devoradoras de paisajes y monumentos) no han sabido disfrutar tanto de los
sitios visitados como otros que, sin moverse de casa viajaron a Islandia,
África, la India, o simplemente a los Pirineos de la mano de escritores y
cineastas.
Yo he ido a la Isla de Bowen con
Mallorquí y me he asombrado con él ante esos vestigios de una civilización futura.
Si les gustan las aventuras, se lo recomiendo.
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