miércoles, 22 de mayo de 2013

GERARD PASTOR, MUSICO




(foto de la orquesta al final del concierto)
Ayer vivimos una experiencia impresionante. No soy una gran aficionada a la música, Ramón si, pero ninguno de los dos solemos ir a conciertos. Ayer me di cuenta de lo que me perdía cuando un concierto es bueno. Mejor dicho, más que bueno.  Fuimos a escuchar a Gerard Pastor en el Auditori en el Concierto de Proyecto Final de Dirección de Orquesta. Gerard escogió  la Sinfonía nº 7 Op. 92 La mayor de Ludwig van Beethoven. Fue extraordinario. Nunca había sido tan consciente de cómo la música es un todo que surge de muchos. Los instrumentos sonaban como una sola unidad, con un ritmo envolvente que te permitía sentirte sumergido en un mar de sonidos y de imágenes. Porque eso fue una de las cosas que mas me sorprendieron. Escuchando a la orquesta dirigida por Gerard Pastor tuve la impresión de estar viendo una película. Una película de aventuras, de acción, de amor, de melancolía, de muerte, pero sobre todo de pasión y de alegría. No se si es habitual que esto pase en un concierto. Al salir, no fuimos capaces de meternos en el metro. Necesitábamos caminar y caminar en silencio uno al lado del otro. Volvimos andando a casa (poco más de una hora) y cuando llegamos nos sentimos felices. Felices de saber que en la vida hay momentos como este que permiten soportar todo lo demás.  Gracias Gerard por el regalo de esa sinfonía que sonaba como nunca antes la había oído.

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