lunes, 24 de marzo de 2014

JIMMY P.


(mi pequeño indio, cortesía de Apaches y López Lavigne, no tiene ningún trauma)
“Una película hablada”, titula Sergi Sánchez su crítica en La razón. Sin duda, Jimmy P. de Arnaud Desplechin es una película donde se habla mucho. Demasiado. Se habla tanto, que la palabra acaba imponiéndose a todo lo demás. Y como la palabra, en realidad, no es tan apasionante como se podría pensar, se acaba produciendo un cierto cansancio o una sensación de película plana, como afirma el mismo Sergi. Y sin embargo… sin embargo a mi me parece que no es tan plana como parece. Tengo la impresión de que la palabra ahoga otros niveles que están en la película y que me parecen mas interesantes. Por eso he hecho un experimento. Como se puede ver en Filmin (¡estupendo invento el de Filmin!) la he puesto esta mañana en el ordenador y la he visto sin voz, muda. Y me he llevado una sorpresa. Porque al dejar de oír el diálogo (ojo, es importante y jugaba con ventaja ya que había visto la peli “hablada”) me he podido sumergir en la imagen. Y la imagen de Desplechin está llena de cosas que la palabra no me dejaba ver. Empezando por los rostros de Benicio del Toro y Mathieu Amalric, tan distintos, tan opuestos: uno sereno y doloroso, mirando hacia dentro, intentando comprender que le pasa; el otro malicioso y triste, mirando desde fuera, intentando olvidar que le ha pasado. También los espacios de las diversas entrevistas que mantienen el paciente indio y su psicoanalista europeo, son importantísimos para entender la evolución de Jimmy P. Como lo son los trajes que llevan uno y otro.  Los paisajes de los sueños, adquieren una dimensión surreal al verlos sin oírlos. Y ese precioso espectáculo de marionetas que representa El sueño de una noche de verano, es, en silencio, mucho más evocador.

No quiero decir que vayan al cine y se tapen los oídos, no. Lo que intento decir es que si van a ver esta interesante película sobre el psicoanálisis de un indio Pies Negros que vuelve traumatizado de la Segunda Guerra Mundial, no se dejen apabullar por las palabras y vean un poco mas allá.

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