sábado, 30 de mayo de 2015

VICENTE Y EL CINE FÍSICO


(Con Vicente Aranda en una exposición de Ramon en Madrid)
Si algo explica el cine de Vicente Aranda es su lado físico, tangible. Aranda hace, debería decir hacía, un cine que se toca, se huele, sobre todo cuando habla de sexo, pero también cuando habla de otros temas (recuerdo El Lute y su miseria, o Tiempo de silencio y sus ratas). Aranda era una rara avis en el cine español. Y merece ser revisitado, revisado y reivindicado. Aranda se ha muerto a los 88 años. Era muy mayor, más de lo que yo pensaba y más de lo que aparentaba hasta hace muy poco. No sé si en sus últimos años conservaba el mismo humor y la fina ironía que le caracterizaba. Pero en todo caso yo le recuerdo así. Divertido, inteligente, mordaz. Fue José Luís Guarner el que nos presentó a Aranda al que le dedicamos un ciclo en la Filmoteca el año 1979. Allí nació una amistad que se mantuvo durante muchos años. Ya como crítica seguí sus rodajes muy de cerca, le hice varias entrevistas y sobre todo hablé mucho de cine con él. Recuerdo especialmente el rodaje de Libertarias,  una película que él necesitaba contar. No le importaba si era una buena o mala, tenía que contar aquella historia de su infancia barcelonesa durante la guerra. Lo encontré muchas veces: un divertido viaje a Moscú; en San Sebastián cuando presentó Si te dicen que caí; en Madrid siempre que Ramon exponía allí. Ahora hacía mucho tiempo que no sabía nada de él. Por eso, quizás, no notaré tanto su ausencia.


Cine físico 1
Si Aranda hacía cine físico en España, Doillon lo hace en Francia. Mis escenas de lucha su última película y una de las pocas estrenadas en España donde no se veía nada de él desde Ponette en 2007, es la prueba de este cine físico. Él y Ella empiezan peleando como un juego liberador  y acaban haciendo el amor salvajemente, luchando, confundiendo sus cuerpos en una mezcla de curvas y de sudores. No hace falta más. En la crítica de la web de Fotogramas he escrito: un realizador que consigue poner a flor de piel los sentimientos, descarnarlos de cualquier sentimentalismo y dejarlos en el hueso. Doillon se acerca a sus actores, explora su piel, su sudor, su aliento. La depuración de un estilo que empezó a formarse cuando debutó en 1973, y que alcanza sus más altas cotas en títulos como La Femme qui pleure, La Fille de quinze ans, Le Petit criminel o Ponette, llega en estas escenas de lucha a una sublime fisicidad
Doillon tiene ya 71 años. Pero igual que Aranda, sigue sin tener miedo a la carnalidad de los cuerpos y la descarnalidad de los sentimientos.



Cine físico 2
El camí més llarg per tornar a casa
En este caso lo físico se muestra en esa incapacidad del protagonista para resolver su problema. Tropieza una y otra vez. Y el perro pesa, pesa mucho. Pesa físicamente y pesa anímicamente. Asistí a un pase de El camí més llarg per tornar a casa hace un tiempo, cuando aun no tenia distribución. Después de verla escribí a Sergi Pérez y Aritz Cirbian, director y productor de la película. He vuelto a leer lo que les dije entonces y sigo pensando que refleja muy bien lo que me produjo esta especial película.

La verdad es que la película me gustó, aunque no sé si esa es la palabra adecuada para una historia que te encoge el corazón. Me interesó mucho la manera de explicar la soledad y el vacío sin decir nunca claramente que ha pasado, ¿esa herida, por ejemplo, como se la ha hecho? Me dolió pero entendí la relación con Elvis, el perro. Él no puede soportar lo que le pasa al perro. Pero el perro es él. Él que intenta encontrar el camino de vuelta como hacen los perros cuando los abandonas. A él le han dejado sin agua y sin comida y le han dado patadas. Pero vuelve. Como Elvis.

El camí mes llarg per tornar a casa es una de esa películas que abre puertas, o caminos aunque sean largos. No se la pierdan. Sobre todo si tienen animales, da igual perros o gatos o lo que sea y especialmente si han sufrido una pérdida reciente y aún se lamen las heridas. Este camino es largo, pero ayuda a volver a casa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario