Espías en el
cielo
Un
ojo en el cielo que lo ve todo. Un ojo que vigila cualquier espacio por pequeño
que sea. Eso es lo que cuenta este interesantísimo thriller bélico y político.
La guerra en el siglo XXI no tiene nada que ver con las guerras anteriores. Es
una guerra global que se organiza desde espacios cerrados y muy alejados entre
si, conectados por la tecnología. Una guerra del futuro para combatir la barbarie
del pasado, una barbarie que hace que sus gentes vivan en el miedo y el atraso
más absoluto, que obliga a sus soldados a sacrificarse en nombre de una religión mal entendida. Hay en esta película dos momentos que para mí
son los más terribles: en esa ciudad de Nairobi, en una barriada dominada por
las corrientes islamistas más extremas, un padre intenta enseñar a su hija de
nueve años a leer y a jugar, pero debe esconder los libros cuando llega
cualquier extraño y debe regañar a su hija por jugar cuando hay visitas. Otro
pequeño apunte: en el mercado, un soldado recrimina duramente a una mujer
porque enseña las muñecas. Son dos momentos que pasan casi desapercibidos en
medio de la tensión dramática de esa operación global en la que una coronel británica
dirige desde una base inglesa un ataque a una casa en Nairobi donde se
encuentran cinco terroristas, con la ayuda de un dron americano manipulado
desde Las Vegas, el control de datos desde una base en Hawai, y con el apoyo
directo de los militares africanos que operan en el territorio gracias a
pequeños artilugios que lo ven todo. La pregunta que plantea el film y que se
plantean políticos y militares con respuestas distintas en función de los
intereses de unos y otros es ¿se puede sacrificar una vida humana para salvar
la de ochenta? ¿Es más importante salvar una niña que acabar con cinco de los
terroristas más buscados del mundo que están a punto de cometer dos atentados
suicidas? La película no da respuestas
claras, ofrece los argumentos de todos y deja que sea el espectador el que
decida si vale la pena o no. Estamos ante un film que nos obliga a pensar y a
tomar posiciones.
High Rise/Rascacielos
¿Qué
habría hecho David Cronenberg con esta novela de Ballard? Si recordamos Crash, podemos imaginarlo. Y si lo
imaginamos, mejor que no lo haya hecho. La película sería insoportable. Ben
Wheatley no es Cronenberg, pero no puede evitar ilustrar a Ballard y Ballard es
implacable. Uno de los aciertos de la película es estar situada tanto por
vestuario como por lenguaje, en los años setenta (la novela es de 1975). El
otro acierto es el de no perder nunca de vista el personaje guía que nos
conduce en ese rascacielos de podredumbre y de ruina del que es prácticamente
imposible salir. Un rascacielos que se convierte en símbolo de la sociedad de
clases, arriba los poderosos, abajo los explotados, sin que unos sean mejores
que otros; un rascacielos donde la tribu se impone a la colectividad. Cuando el individuo desaparece, la
sociedad tiende a convertirse en caos. Rascacielos de Ballard lo cuenta muy bien en ese espacio que
podría ser el de El ángel exterminador.
Historia
de Nuestro Cine
El
programa de la 2 de TVE que desde hace justo un año ofrece cada semana la posibilidad
de recuperar cinco películas españolas del siglo XX agrupadas de forma
temática, está siendo sin duda una enorme fuente de sorpresas. Cada semana presenta películas de distintas décadas, cine de los años cuarenta y cincuenta, hecho en
pleno franquismo, junto al cine de la transición y de la democracia. Un cine
del que nos hemos olvidado y al que una serie de tópicos encierra en un gueto
histórico/ideológico que el programa se encarga de demostrar semana a semana
que debe ser revisado con ojos no condicionados por las ideas políticas. Esta
semana en concreto, Historia de Nuestro Cine la dedica a las películas
españolas que han estado en el Festival de Cannes y no tengo ningún reparo en
recomendar que no se pierdan la primera: Doña
Francisquita, de Ladislao Vajda, 1952. Una película moderna en su
estructura, divertida en su argumento, arriesgada en su estética y colores y
con una secuencia absolutamente insólita en el cine español de entonces (y de
ahora).
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