Más allá de las montañas
Más
allá de las montañas están los valles, más allá de las montañas está el mar,
más allá de las montañas a lo mejor encontramos el futuro. Jia Zhang Ke, uno de
los directores chinos más sólidos de la historia de ese enorme y diverso país,
plantea el relato de esta película en tres tiempos: el pasado (antes de las
montañas), el presente, (justo en la cima de la montaña) y el futuro (al otro
lado del mar y lejos de las montañas). La montaña nunca se ve, no hace falta.
La montaña en realidad es la mujer, o la propia China, o sin necesidad de
ponerse tan simbolistas, la montaña es la vida que está hecha de recuerdos que
construyen nuestro presente y se proyectan en nuestro futuro. La película es
circular, empieza y acaba con una canción de los Pet Shop Boys, Go West, una canción bailada con una
coreografía kitsch, absurda y completamente inesperada. Toda la primera parte,
la que pasa antes de las montañas, se sitúa en el año 1999, año crucial, cambio
de siglo, cambio de era, cambio de mundo. Cuenta una historia, en formato
cuadrado y estética feísta, que podría ser la de cualquier película de
adolescentes en cualquier lugar del mundo: una chica y dos chicos, tres amigos,
los dos enamorados de ella, ella enamorada de los dos. Intentan convivir, pero
es imposible, ella tendrá que escoger. La segunda parte se abre con el título
de la película: estamos ya en las montañas, en el presente, 2014. La vida ha
llevado a los tres amigos por caminos distintos, y aquí Jia Zhang Ke empieza a
sorprendernos. Primero porque nos engaña con el punto de vista; segundo porque
abre su pantalla a un formato más ancho y cuida mas la fotografía; tercero
porque muestra los cambios sucedidos en el país de Confucio y Mao, la
destrucción de la tradición, el auge del dinero fácil y la miseria y decadencia
de una sociedad escindida. Si la primera parte era una comedia rosada y gris,
esta segunda parte es un melodrama mas negro que otra cosa. Cuando pensamos que
ya hemos entendido la película y que ya sabemos lo que nos cuenta, Zhang Ke nos
vuelve a descolocar llevándonos más allá de las montañas, a Australia, a un
futuro reconocible y cercano, 2025. El mar separa China de ese este que no es
el oeste de la canción y en un scope
luminoso y azul nos cuenta una historia de amor imposible, directamente
conectada con los dos momentos anteriores. Y es entonces cuando vuelve la
canción de los Pet Shop Boys, Go West
y entendemos el sentido de ese ir al
oeste
Ir
al oeste- La vida es tranquila allí.
Ir al oeste- Al aire libre.
Ir al oeste- Donde los cielos son azules.
Ir al oeste- Esto es lo que vamos a hacer.
Ir al oeste- Al aire libre.
Ir al oeste- Donde los cielos son azules.
Ir al oeste- Esto es lo que vamos a hacer.
China
se ha convertido en su oeste, pero la China de Jia Zhang Ke no es demasiado tranquila
si no tienes dinero y formas parte de las elites del poder; no tiene mucho aire
libre, si no una naturaleza destruida;
los cielos no son azules, sino grises por la contaminación; y es
prácticamente seguro que ir al Oeste es algo que estos personajes no podrán
hacer. Esa es la grandeza de este film: hablar de ayer, de hoy y de mañana.
2
Reinas
Dos
películas muy distintas, unidas por la realeza y por una actriz. Las dos me
parecen recomendables: Noche real y Reina Cristina. Lo de la realeza viene
porque la primera es una especie de Vacaciones
en Londres que cuenta la aventura nocturna, feliz, ingenua y tierna de la
noche del 8 de mayo de 1945, cuando toda Inglaterra celebraba el final de la
guerra mundial y las dos princesas, Isabel, futura reina, entonces con 19 años,
y Margaret de 14, se perdieron en la ciudad de Londres mezcladas con la
multitud. No es una película memorable, pero es una historia de aquellas que
uno agradece ver: tranquila, sin lecciones morales, muy bien ambientada, con
toques de crítica y de rebeldía, los justos, y con una actriz estupenda, Sarah
Gadon. Es ella la que nos entronca con la otra reina, la Reina Cristina de
Suecia, una mujer adelantada a su tiempo, capaz de acabar con la Guerra de los
30 años, de cortar de raíz las guerras de religión y sobre todo de entender que
la cultura y la sexualidad eran dos armas de futuro y de independencia. Sarah Gadon
no es Cristina, sino su amante, la condesa Ebba, una preciosa mujer que
consigue enamorar a la reina y de paso comerse los planos en los que aparece.
Dos películas reales que vale la pena no perderse.
3
La bruja,
Corazón gigante, Esa sensación, El hombre que conocía el infinito, cuatro
películas que no he podido ver (si ni siquiera gente como yo que vivimos de
esto llegamos a ver todo lo que se
estrena, ¿cómo pretenden que las vea el público?). Las cuatro me apetecen, de
las cuatro tengo muy buenas vibraciones. Cuando las vea, las recuperaré en este
blog.
Zhang-Ke es un director poderoso, sin duda, del que solo he visto dos películas. Me llama la atención esto que dices, cito: "China se ha convertido en su oeste, pero la China de Jia Zhang Ke no es demasiado tranquila si no tienes dinero y formas parte de las elites del poder...". Es el tema, si no me equivoco, ya tratado en la película previa de este director chino, de la "occidentalización" de la China actual y, también, su progresiva conversión al capitalismo y ambigua huida del comunismo. Eso se veía en su película anterior, la notable "Un toque de violencia". Lo único que yo querría matizar es que me incomoda un poco que Zhang-Ke haga estas películas "críticas" con esas cuestiones ahora que, según estadísticas y expertos, la pobreza en China ha disminuido muchísimo en los últimos años y ha aparecido una clase media antes inexistente. Es decir, que parece que objetivamente China habría mejorado en los últimos diez años.
ResponderEliminarEn fin, no sé si esto último sale representado en sus filmes, yo creo que menos y me pregunto por qué.
Saludos.
Luis S.
Pd. Sobre "Un toque de violencia", por si algún curioso se asoma:
http://elcineenquevivimos.es/index.php?movie=2288