sábado, 14 de julio de 2018

PASEOS



(Manhee y Claire en un bar ce Cannes) 

“Todas las películas de Hong Sang-soo parecen la misma, y a la vez no hay ninguna que sea igual que la anterior.” Así empieza la crítica de La cámara de Claire que Josep Lambies publica en Time Out.  He querido usar su  primera frase porque resume muy bien lo que yo y tantos otros, pensamos del cine del director coreano mas francés del mundo. El Rohmer de Corea, como nos gusta definirlo para explicar su cine de una manera rápida y sencilla.
Sang-soo siempre está contando la misma historia de desamor o de amor frustrado, siempre utiliza un personaje -cámara, en esta ocasión de forma más que evidente ya que Isabelle Huppert se pasea toda la película con una cámara de fotos Polaroid en la mano, y siempre coloca a sus personajes en pequeños bares o restaurantes donde comen y beben sin parar. Da igual que estén en Corea o en Cannes, los bares acaban siendo territorio Sang-soo antes que Francia o Corea. Y las playas donde su protagonista, la hermosa y triste Kim Min-hee, pasea su abandono entre arena y rocas. Situar la pequeña historia de La cámara de Claire en el contexto del festival de Cannes le permite al director volver a hablar de cine, de sí mismo, el sempiterno director cobarde que es él mismo. Pero Sang-soo se aleja del Cannes de los oropeles y la alfombra roja y se adentra en las zonas de apartamentos más alejadas del festival donde los ecos de las fiestas apenas llegan a los oídos de esa mini tragedia de amor y desamor que Claire retrata con su cámara.
Y aquí me permito  una digresión. Cuando veía este film no era en Rohmer en quien pensaba sino en Roberto Rossellini y más concretamente en una película muy poco conocida suya que me divierte mucho. Se llama La macchina amazzacativi,  es de 1952 y no es precisamente un film neorrealista. La macchina que amazza cativi, es decir la maquina que mata a los malos, no es otra que una cámara de fotos capaz de descubrir la maldad de la gente y de castigarlos convenientemente. Claire y su cámara que transforma a los que retrata y a los que mira a los ojos directamente para convencerlos de que son diferentes después de pasar por su objetivo, retrata a los dos malos de la función, el director de cine pusilánime, borracho y lleno de dudas y la vendedora de films, celosa y posesiva armada detrás de una supuesta honestidad. También retrata a inocentes, como el amigo de Manhee o la propia Manhee, víctima de los dos cattivi del film que Claire desenmascara limpiamente. No hay films menores en la filmografía de Hong San-soo, y este aun lo es menos. Sus diálogos entre divertidos, surrealistas y metafísicos, y el personaje de Claire con su impermeable amarillo paseando por las calles y las playas de Cannes, cuentan mucho mas de la vida y del cine que muchos films pretendidamente más importantes. Me encanta.



(Plano del tráiler de la película Yo la busco que provocó una reprimenda y una advertencia por parte de  Facebook por mostrar una chica desnuda. Una prueba más de la ola de conservadurismo y moralismo ultramontano que acecha en todos los rincones)

Otra clase de paseo es el que nos plantea Yo la busco  debut en la dirección de Sara Gutiérrez Galve, estrenada la semana pasada. Film generacional, salido de las tripas de los que como Max y Emma aun no han decidido como quieren vivir, parientes del Zurdo del que hablaba hace un par de semanas en Desaparecer, Yo la busco es además un viaje al final de la noche. No exactamente la de Celine, sino la de una Barcelona distinta, escondida, la de bares que abren toda la noche, la de calles vacías y regadas, la de barrios periféricos donde el protagonista se adentra como en una aventura medieval (ha sido Jordi Costa el que ha comparado la película con una novela de caballerías en su crítica en El país) tras la pista de un cuaderno que se convierte en “quete” y macguffin para escapar o entender esa relación tan extraña de dependencia, amor, amistad, compañía (se puede hacer el amor con quien quieras, pero no se puede ver una película en la cama con cualquiera) que tan bien representa el momento de incertidumbre emocional de una o de varias generaciones. Un film más que interesante, entretenido, imprevisible, que viene a sumar el nombre de Sara Gutiérrez Galve al de estos jóvenes (ellos y ellas) que están buscando su lugar en el sol de medianoche del cine.



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