Paco Betriu rodeado de amigos de la Plataforma de Nuevos Realizadores.
Paco Betriu
El miércoles por la noche me enteré de la muerte de Paco
Betriu. Fue un choque. No me lo esperaba. Hace ahora justo un año, en octubre
del 2019, coincidí con él en Madrid, en el homenaje que le dedicó La Plataforma
de Nuevos Realizadores en el marco del Festival de Madrid. De ese encuentro
escribí en el blog el 19 de octubre: “Con Paco compartí un coloquio después de
ver Furia Española en una copia inédita y única con alguno de
los 22 cortes de censura incorporados. Fue muy ameno y entretenido y sobre todo
fue interesante comprobar que la salvaje furia de esta película tan española
tiene una carga de transgresión que muchos directores de ahora mismo no se
atreverían ni a imaginar. Fue una estupenda ocasión de recordar que Paco merece
un lugar en la historia del cine de nuestro país.” Entonces estaba muy bien,
lleno de energía. Poco después se le concedió un Gaudí de Honor. Se lo merecía.
Pero Paco era para mí, para nosotros, algo más que un director de cine. Paco
era un amigo, y una buena persona, y alguien que se hacía querer. A veces me da
un poco de vértigo pensar el tiempo que hace de todo. También de nuestra
amistad con Paco que comenzó en los primeros años 70 aún en pleno franquismo,
se consolidó en los años de la transición en Comisiones Obreras donde todos
militamos intentando conseguir que el sector del cine no se quedará atrás y
luego, ya como periodista, en rodajes y estrenos y festivales… Tengo muchos
recuerdos de Paco y con Paco: el pase de Réquiem
por un campesino español en Venecia; el rodaje de Sinatra; una figuración sin frase en La Plaça del Diamant… Muchas cenas y risas. Pero sobre todo,
conservo algo que ahora, en el momento de su muerte, me parece casi un regalo.
Una entrevista de dos horas y media que le hice en su casa de Sant Pol de Mar
el 18 de diciembre del 2015, para el programa de la SGAE Memoria del Cine Español. Hacía tiempo que no le veía, pero ese
encuentro fue delicioso, se nos pasaron las dos horas y pico sin darnos cuenta
y creo que el resultado es un fragmento vivo de la historia del cine de nuestro
país en los últimos 50 años. Porque Paco empezó a hacer cine en 1970 y nunca
dejó de hacerlo, hasta ahora mismo en que estaba preparando una nueva película.
Siempre le recordaré con su ironía, su paciencia, sus ganas de vivir y de
aprender. Tenía 80 años muy bien aprovechados, muy bien vividos. Muy bien
compartidos. Adiós amigo.
Enola Holmes
Fue la curiosidad, algo muy importante para Paco Betriu, la
que me llevó a ver un estreno en Netflix que se llama Enola Holmes. No sabía nada de ella (tampoco leí el resumen que
ofrece la plataforma) por eso fue una sorpresa. Esta manera de descubrir
pequeños regalos ocultos en la maraña de las plataformas, es una de las mejores
cosas que tiene el cine On Line. La ves sin saber nada. Claro que si siguen
leyendo esta entrada, sabrán algo más. En fin, no se puede tener todo. Enola
Holmes es la hermana pequeña del famoso Sherlock y del estirado Mycroft. Vive
en una casa en el campo con su poco convencional madre que se ha encargado de
su educación, preparándola para enfrentarse al mundo. Cuando la madre
desaparece misteriosamente, Enola se lanza a buscarla en una serie de aventuras
que la llevarán a Londres y a una enorme mansión de la que ha huído un joven
Lord. La película está basada en la serie de libros juveniles Las aventuras de Enola Holmes de Nancy
Springer, pero la realización y sobre todo el humor y la ironía que desprende
el film hace que Enola sea atractiva para todas las edades. Parte fundamental
de este atractivo está en la estupenda Millie Bobby Brown, a la que recordamos
como la misteriosa Eleven de Stranger
Things, que aquí, con quince años, encarna toda la frescura y libertad de
esta adolescente que interpela directamente al espectador, le involucra en la
acción, le hace participar de su juego y sobre todo, reivindica su libertad
para encontrar a su madre y resolver los misterios que se cruzan en su camino.
No se si es una gran película, pero es absolutamente deliciosa en la inteligente
combinación de reivindicación feminista y sentido del humor, de realismo en
decorados y ambientes y antinaturalismo en la puesta en escena. Me ha
encantado.
ELRINCON DE LAS SERIES
Caza de brujas
El título de esta serie noruega que se puede ver en Filmin es
muy sugerente y muy apropiado a lo que la trama cuenta. Una auténtica caza de
brujas organizada en una gran firma de abogados cuando la directora financiera
descubre una oscura y muy bien construida trama de blanqueo de capitales y una
estafa en toda regla orquestada desde los órganos de poder del gobierno. Caza de brujas es la prueba de que la
corrupción a gran escala no es patrimonio nacional, existe en todas partes, es,
por asi decirlo, multinacional. Y la prueba también de que los mecanismos de
defensa de una sociedad bien constituida, pueden acabar derribando los
castillos de naipes de los entramados mafiosos. Aunque, no siempre ganan los
buenos y no hay nada mejor que esconderse unos meses esperando que llegue la
primavera para volver con nuevos castillos de robo organizado. La serie está
centrada en tres personajes principales que representan tres estamentos de la
sociedad. Ida Waage es directora financiera en uno de los mas famosos y
poderosos bufetes de abogados de Oslo; Aida Salim, es una joven periodista con
mucho olfato y tenacidad, empeñada en sacar a la luz la trama de corrupción de
un poderoso hombre de negocios; Eirik Brathen es un policía de la unidad de
Delitos Económicos, bastante poco ortodoxo en sus métodos. Los tres cruzan sus vidas
y unen sus fuerzas contra la caza de brujas desencadenada no solo en la firma
de abogados, también en la sociedad. Ambientada en el Oslo de los ricos y
poderosos, vale la pena verla atentamente para comprobar cómo una simple
irregularidad contable, puede desencadenar una auténtica catástrofe nacional
política y económica. Muchos de nuestros corruptos conocidos y por conocer, se
sentirán retratados en los abusivos comportamientos de esta gente que cree
tener derecho a hacer todo lo que quiera. Son los putos amos. Hasta que llega
alguna hormiguita, en este caso tres hormiguitas, que sacuden el nido y les
provocan un acceso de pánico. Pero que no tiemblen nuestros cazadores locales,
como decía antes, basta esperar a que llegue la primavera. Aunque ahora, con el
bicho desbocado y feliz, no sé si la primavera será un buen momento para nada.
Ni siquiera para corrupciones.
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