(este era uno de los cuadros de Ramon que mas le gustaban a Daniel)
El 2 de noviembre me llegó un mail:
“Daniel se ha
ido esta pasada noche.
Se ha marchado
tranquilo, feliz y acompañado.
Ha sido un gran maestro hasta el último suspiro”
Ha sido un gran maestro hasta el último suspiro”
Daniel era
Daniel Hernández, uno de los dos puntales de Alea Films.
Daniel se ha ido y no me lo puedo creer. Le vi a principios de verano y estaba bien, pero
la vida (y la muerte) tienen sus propias reglas.
Le conocí hace
años, cuando él y Pablo Usón me enseñaron Ordinary
Boys, una ficción documental inclasificable y apasionante. Nos hicimos
amigos. A Daniel le gustaba mucho la pintura de Ramón. Vino al estudio varias
veces y siempre disfrutaba con la belleza y la serenidad de sus cuadros. Daniel
y Pablo estuvieron entre los primeros en leer La piedra negra. Les encantó. Conectaba con una manera de pensar y
de vivir que tenía puesta su mirada un poco mas allá del horizonte mas cercano. Daniel era un maestro en eso.
Sabía ver lo que no se veía. Y sabía vivir de acuerdo con sus ideas de respeto
y armonía. Me gusta pensar que este espíritu le acompañó en estos últimos meses
y le ayudó a dar el salto mas grande de todos: el segundo nacimiento que es la
muerte de esta vida para pasar a otra distinta, desconocida. Le voy a echar de
menos, no tanto como los que le tenían al lado día tras día. Pero si mucho.
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