(si hablamos de padres, es lógico que ponga una foto de mi padre, de cuando mi padre ya era mayor, pero aun conservaba toda su presencia)
Esta entrada va de padres. Los padres se han puesto de moda
en nuestras pantallas. Padres, no madres. Las madres aparecen en estas películas
como simples figuras en el paisaje. El conflicto es de, o con, el padre, en
masculino.
Hay cuatro películas que giran en torno a estas relaciones.
Dos se han estrenado esta semana, las otras dos se estrenan el día 29. Voy a
hablar de las cuatro relacionándolas entre si.
Las dos de esta semana son La por, de Jordi Cadena y Una
familia de Tokio, de Yoji Yamada.
Las dos de la semana que viene son De
tal padre, tal hijo, de Kore-eda y ¡Menudo
fenómeno¡ de Ken Scott. Cuatro films completamente distintos,
por procedencia, por calidad, por estilo y por forma de abordar el tema.
La por lo hace
desde una puesta en escena minimalista, casi sin palabras, utilizando el sonido
como elemento narrativo para crear una atmósfera de película de terror.
Una familia de Tokio,
retoma la historia de Cuentos de Tokio
de Yasujiro Ozu para contar el difícil encaje de padres e hijos desde una perspectiva
contemporánea que no es tan distinta de la de hace sesenta años.
De tal padre, tal hijo,
es un hermoso y sencillo melodrama lleno de ternura, de sensibilidad y armonía
que plantea un durísimo dilema ¿a quién puedes querer mas, a un hijo de tu sangre
o a un hijo con el que has vivido desde que nació?
¡Menudo fenómeno¡
es una solemne estupidez que vuelve sobre el tema de la paternidad cuando un
hombre, mas bien tonto pero bien dotado, descubre que es padre biológico de 533
hijos.
En las cuatro películas, tres de ellas absolutamente
recomendables, se plantea el problema de la paternidad, de la herencia, de los
genes como elementos determinantes de la relación. Tanto
para producir auténtico pánico por el miedo insufrible a parecerse a un
maltratador cruel y autoritario; como por constatar que es mas fácil que una
persona ajena, en el caso de la familia de Tokio Noriko, la nuera, demuestre
ser mucho mejor hija que las hijas naturales; o ver como el inteligente padre
que nos muestra Kore-eda se enfrenta a
un dilema moral profundo y dificilísimo de resolver cuando se entera que su
hijo no es su hijo porque en el hospital hubo un error y lo cambiaron por otro
bebe.
Estas tres películas merecen ser vistas y pensadas (la
cuarta no vale la pena) desde esta perspectiva: la del monstruo (La por no es una película sobre los
malos tratos o la violencia de género, es una película sobre el monstruo del
mal); la del amor y el respeto (de Noriko hacia el padre de Una familia de Tokio) y la de la
conciencia que acaba por encontrar una solución a un problema casi metafísico
(¿quién es de verdad mi hijo? en De tal
padre tal hijo)
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