(un paseo por Santa Coloma)
1.
Andar por placer o para hacer ejercicio por un lugar, generalmente al aire
libre, despacio y sin un destino determinado.
Esta es la definición de la palabra Pasear que se
encuentra en cualquier diccionario. Pasear es caminar por gusto, no por
obligación. Pasear es ir despacio, mirando a tu alrededor. Es mirar el cielo y el
suelo; es detenerte a ver una flor o una ventana; es sentir el viento en la
cara o el ruido de la ciudad. Pasear es una de las mejores cosas que se pueden
hacer en la vida. No cuesta nada. Solo tener ganas y un poco de tiempo. Es algo
que se puede hacer en compañía o solo. Son paseos diferentes. En compañía el
ritmo se tiene que acoplar, las respiraciones se tienen que conjugar. Hay que
compartir lo que se ve, lo que se descubre. Cuando paseas solo, todo fluye de una
forma mas sencilla. Yo he paseado mucho en compañía de Ramon. Somos asiduos
paseantes de la ciudad, desde lo más cercano que es nuestro barrio, hasta lo más
alejado. Hace poco, hicimos un larguísimo paseo por Bellvitge y Hospitalet. Fue
un descubrimiento: desde el contraste entre el futuro y el pasado que
representa el Hotel Hesperia al lado de
la ermita románica, hasta el viaje en el espacio a una especie de Texas de
bolsillo con sus almacenes y edificios bajos, pasando por un resto de gótico
enclavado en una ciudad que crece con alegría. También fue muy bonito un paseo
por Santaco, Santa Coloma, ese barrio de colores que trepa por la montaña al
norte de la ciudad, sobre el rio Besos, subiendo y subiendo. Pasear por
Barcelona es muy interesante y, aunque no lo parezca, es muy relajante.
Pasear por el campo o por la montaña o por el bosque,
produce otras sensaciones. Desde la paz al miedo, el desconcierto de no saber
dónde estás, la sorpresa de descubrirlo. Ir de un sitio a otro, a veces sin
objetivo, por casualidad. Recorres caminos que rodean pueblos o te pierdes en
senderos que suben por la montaña y apareces en una cumbre desde la que ves el
horizonte. Pasear es algo que recomiendo a todo el mundo.
Todo esto viene a cuento de la película Un paseo por el bosque. No es un gran
film, no es uno de esos títulos que se quedan en la memoria. Pero tiene la
virtud de despertar el deseo de salir a andar, de buscar los caminos que crucen
tus propios Apalaches, a veces tan cercanos como Collserola. Redford está acartonado,
Nolte esta gordísimo, no son tan adorables como Lemmon y Matthau; no son tan
guapos como Newman y el propio Redford. Pero son humanos y vulnerables. Y
pasean juntos por los bosques y las montañas.
si quieren saber mas de paseos les recomiendo entrar
en el post del blog de Ramon Herreros que habla precisamente de esto: http://ramonherreros.blogspot.com.es/search?q=pasear
(el dibujo que hizo Ramon del paseo por Santa Coloma)
2
Otro tipo de paseo es el que invita a hacer La novia, libre adaptación de Bodas de sangre de Federico García
Lorca. Un paseo de dos tipos. Literario, al provocar el deseo de volver a leer
a Lorca desde una perspectiva nueva: la de un poeta libre y con un lenguaje muy
rico. Paisajístico, al utilizar como escenario de esa apasionada y trágica
historia no la Capadocia, (sería demasiado simple y eso implica viajar antes
que pasear) sino los Monegros, mucho más cercanos y asequibles, mucho más secos y
misteriosos, mucho más extraños y lunares, como la propia Novia que se mira en
la luna.
La novia de Paula Ortiz y de Inma Cuesta es una novia
hermosa, mejor dicho bella. De una belleza extrema que a veces molesta. En esta
sociedad nuestra vende más la fealdad y
el supuesto realismo sucio que la belleza y el supuesto realismo mágico. No es
un film fácil. Exige del espectador el deseo de establecer estos dos paseos
mientras se deja arrullar por los versos y las estrellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario