sábado, 9 de julio de 2016

RAREZAS Y NOTICIAS



(un árbol de Ramon que también encierra sueños)

Calificar de rareza una película de Spielberg puede sonar raro, pero es que Mi amigo el gigante es una rareza. Y posiblemente un error. A mi me gusta, (yo soy rara) pero entiendo perfectamente que la película no encaje en ningún sitio. Si pensamos en los niños, es demasiado larga, le falta humor y no tiene ninguno de esos fieles acompañantes tan típicos de Pixar o Disney que hacen que el drama se convierta en comedia. Si pensamos en los adultos, el mensaje que lanza sobre la necesidad de salvar los sueños, de mantener una amistad entre diferentes, nada menos que entre una niña y un gigante¡¡¡, (políticamente muy incorrecto), de solidaridad entre individuos, no acaba de ser bien recibido. La película es muy hermosa, toda la secuencia del árbol de los sueños merece pasar a la antología de las más bonitas vistas en una pantalla, aunque en otros momentos no duda en caer en una cierta fealdad buscada. Pero el film tiene un problema: los protagonistas no producen gran empatía (no he leído el cuento, asi que no se si esa falta de empatía está ya en la narración de Roald Dahl). Sofia es una niña demasiado lista para ser niña, el amigo gigante es demasiado blando para ser un gigante. Entonces ¿Qué le encuentro yo para decir que me gusta? Lo primero la misma historia. Este es un cuento de dos marginados, Sofia en su mundo de huérfanos, el gigante bueno y vegetariano en su mundo de gigantes malos. Entre los dos acaban por formar un nuevo ser, el sofigigante si quieren, que conseguirá acabar con los malos gigantes e incluso acabar con la soledad de Sofia. Por otro lado, me gusta mucho el ritmo de la película, es pausado, sin sustos, lo que la hace mas difícil para los niños y, según como, para algunos adultos que necesitan un movimiento continuo. También me divierte mucho todo lo que pasa en Buckingham Palace con una reina madre con rulos y en bata; me gusta que sea la reina, en estos tiempos de tanto desprestigio de las monarquías, la que ayude a Sofia y su amigo a acabar con los malos gigantes comeniños.  Me cansa un poco la música, no porque no sea buena, sino porque está demasiado presente. He explicado un poco porque me gusta y porque creo que no gustará. Ahora, que cada uno decida.




(esta acuarela de Ramon no desentonaría en la merienda)

Otra rareza es la película chilena La Once, documental dirigido por una Maite Alberdi. Quedar para tomar la once es la manera como en Chile se dice quedar para merendar o para tomar el té. Durante sesenta años, es decir desde que salieron del colegio en 1950 más o menos, un grupo de mujeres de la burguesía chilena se reúnen todos los meses para tomar la once. Religiosamente, sin faltar un solo mes en todos esos años en los que Chile vivió tiempos convulsos y difíciles. Ahora son mujeres mayores, muy mayores. Una de ellas es la abuela de la directora que decidió filmar estas reuniones mensuales durante cinco años, entre 2009 y 2014. Cada reunión viene precedida de un preciosista mosaico de comidas deliciosas que se elaboran y presentan con un lujo versallesco. Las conversaciones entre ellas son a veces banales a veces no tan banales, siempre interesantes. Cuando vi la película no pude menos que sentir simpatía por estas viejitas burguesas  felices y entrañables. Pero cuando acabó, me quedé pensando en algo que me llamó la atención: nunca hablan de política, ni la de ahora ni la del pasado. No creo que estas mujeres ricas, católicas, a las que nunca les ha faltado la merienda de la once, sufrieran mucho durante la dictadura de Pinochet. Más bien me las imagino tocando las cacerolas contra el gobierno de Allende (creo que de este recuerdo me viene la aversión  que tengo a las caceroladas, unidas en mi memoria a la represión más dura) y celebrando el triunfo del general Pinochet. Pero es igual, el tiempo pasa, la gente sigue, Chile sigue y ellas, las que van quedando, siguen reuniéndose cada mes para charlar de todo y de nada.


Dos  noticias y una película
Las noticias son el caos provocado en el aeropuerto de Barcelona por la falta de planificación de Vueling y el doble asesinato seguido de suicidio que ha tenido lugar en la parte alta de Barcelona cuando un mayordomo filipino mató a otro mayordomo filipino y después apuñaló a la directora de una sucursal bancaria, antes de lanzarse a la Ronda del Mig donde murió atropellado. ¡Vaya, escrito así parece el argumento de una película!  La realidad, tantas veces se ha dicho, supera la ficción.

La película es Money Monster de Jodie Foster. Es una película entretenida, Clooney y Roberts están estupendos, pero si la traigo aquí unida a estas dos noticias es porque me ha parecido que había una conexión. Mas de uno y de dos de los  pasajeros afectados por el desastre organizativo de Vueling ha debido tener la tentación de asesinar a los directivos de la empresa. Cosa que quiere hacer el protagonista de Money Monster, Kyle, el joven que se siente estafado por haber seguido los consejos de un programa de televisión sobre inversiones para que comprara acciones de una compañía basura que le ha llevado a la ruina. Por suerte, un  billete de avión no son los ahorros de tu vida, pero lo que pasó el fin de semana puede arruinarte las vacaciones o los negocios o simplemente las ganas de ver a tu familia en otro punto del planeta. No digo yo que haya que seguir su ejemplo, cosa que hizo el mayordomo filipino matando a una mujer por el simple hecho de trabajar en el banco al que le debía dinero. En fin, todo es un poco enrevesado, el cine, la realidad, los engaños de la televisión, la manipulación de los medios, la avaricia de las compañías aéreas o las empresas fantasmas. Todo lleva a que de pronto alguien estalle y PUM. Ya está organizado el lío. Agravado por el calor sahariano que estamos padeciendo y por una creciente sensación de indefensión frente a la estupidez de la clase política. 

1 comentario:

  1. Suscribo lo que comentas sobre la creciente sensación de indefensión frente a la estupidez de la clase política, agravada en mi caso por una creciente sensación de indefensión frente a la estupidez en general, política y no. Creo que echar la culpa a los políticos de casi todo ya empieza a ser sospechoso.

    Sobre Spielberg, no sé, me gusta tu texto pero tengo dudas... ¿Volverá a hacer una película como "Duel" o "Tiburón"? Siguen siendo mis favoritas suyas a estas alturas...

    Saludos.
    El Cine en que Vivimos

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