JACKIE
Qué
difícil es contar algo muy conocido y ser capaz de decir algo nuevo. Qué
difícil es hablar de una situación y un personaje que todo el mundo tiene en su
imaginario y conseguir provocar la sorpresa, el descubrimiento. Es algo que
solo está al alcance de los grandes directores y de los grandes guionistas. Es
el caso de Pablo Larraín y de Noah Oppenheim que con Jackie trascienden el personaje y van mucho más allá de la
situación. Jackie es Jacqueline Kennedy
y la película cuenta que sucedió los días después del asesinato del presidente
Kennedy en Dallas. El film se articula en torno a una entrevista a la ex
primera dama. Hay una frase en esa entrevista que me impresionó. El periodista
le comenta a Jackie que su manera de hablar de Kennedy recuerda a la realeza. Y
ella contesta: “Para hablar de realeza se necesita tradición y para hablar de
tradición necesitas tiempo”. Tradición y tiempo, dos elementos que los Kennedy
no tuvieron y que Larraín, con su inteligencia hace que sean los ejes para
desarrollar el conflicto de esta mujer que tuvo que decidir si quería hacer un
duelo público o privado. Y optó por lo público en aras precisamente de esta
tradición y de ese tiempo. Contenida, austera, verdadera, aunque no se ajuste
la realidad ya que nadie sabe lo que le pasaba a esta mujer en su interior en
esos días terribles después de Dallas. Absolutamente absorbente, Jackie no es un biopic, no es una
película histórica, no es una más sobre el asesinato de Kennedy. Es el retrato
de una mujer que tenía muy claro que no tenía nada. “Hay dos clases de mujeres
en el mundo, las que quieren poder en el mundo y las que quieren poder en la
cama. ¿En qué me he convertido yo ahora?” le pregunta Jackie al sacerdote que
interpreta John Hurt. No hay respuesta.
Nota: la
presencia continuada de la música de Camelot, cuatro años antes de que
existiera la película de Joshua Logan, le da al film de Larraín un tono de
romanticismo y de nostalgia por un reino perdido. Pero lo mejor es que
despierta el deseo irrefrenable de volver a verla y de ponerse a cantar con el
rey Arturo, Ginebra y Lancelot.
(hace muchos años estuve en el rodaje de una película de Penélope Cruz en Túnez. No recuerdo donde estábamos, pero el hotel se parecía mucho al que aparece en esta película)
HEDI
¿Qué
diferencia hay entre un sueño y un proyecto? ¿Un proyecto es un sueño hecho
realidad? ¿Un sueño es un proyecto que no llegó a hacerse? Esta pregunta flota
en la película tunecina Hedi. Y flota
no solo por encima de su personaje, flota por encima de todo el paisaje del
norte de África. Hedi es un joven callado y aparentemente sin ambiciones,
fácilmente manipulable por su dominante madre, su despótico jefe y su
convencional hermano. Hedi es como Túnez, un país sin ambiciones. Pero no es
cierto, porque Hedi tiene un sueño y quiere que ese sueño se convierta en
proyecto. Como el país que tenía el sueño de la libertad y tras el estallido de
la revolución del 2011 que dio origen a las primaveras árabes y de paso a los
indignados europeos, empezó a convertirlo en proyecto. Aunque no siempre los
proyectos salen bien y además, exigen muchos sacrificios. Hedi debe enfrentarse
a su familia y a su entorno y debe renunciar a una aventura de amor y de
cambio: Túnez se enfrenó a una estructura de poder anquilosada y tuvo que
renunciar a su (falso) bienestar económico y cultural. Hedi no sabe si su
decisión ha sido la correcta; Túnez sabe seis años después, que el sueño se
hizo trizas y que el proyecto (el colectivo del mundo árabe) cayó en manos de
talibanes que lo han pervertido.
MIREIA
Pero
hay veces que los sueños se convierten en proyectos y los proyectos llegan a
hacerse realidad. “Para que recuerdes que remando con fuerza se puede llegar a
buen puerto”, escribió mi hermana Mireia en la dedicatoria que me hizo de su
libro La Capitana Dofi, un relato de
iniciación y de aventuras en el mar, de misterios y tesoros, de fidelidad y de
amor a la vida. Un libro que está pensado para los niños y los adolescentes,
pero que cualquier adulto puede disfrutar en su (aparente) sencillez y en su
(profunda) historia. Acaba de salir y desde aquí lo recomiendo a todos. Felicidades Mireia¡¡¡
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