(no todos los negros son iguales)
El año pasado con motivo de las quejas sobre el supuesto racismo en
Hollywood por la falta de películas y nominados de color en la ceremonia de los Oscar,
escribí esto en el blog:
El espinoso asunto del
racismo en Hollywood y en las nominaciones a los premios. De las llamadas
al boicot, las bromas más o menos acertadas y las reivindicaciones
profesionales, me quedo con una idea: “señores de la industria, queremos las
mismas oportunidades”. Así que decidí fijarme que oportunidades habían perdido
los actores y actrices de color en las películas nominadas este año. Tomando
como referente los títulos en danza para los premios gordos me di cuenta de que
los actores de color no habían perdido oportunidades, simplemente porque no
tenían ninguna oportunidad. El problema no es que escogieran a un blanco
en lugar de un negro. El problema es que no había papeles para los negros. El
racismo, si es que existe, empieza en las historias que se filman.
Parece como si me hubieran hecho caso, aunque eso es imposible, porque en
el momento de la ceremonia, la mayor parte de las películas de negros y con
negros que se han estrenado este año y figuran en las nominaciones ya debían
estar escritas e incluso rodadas. El caso es que este año se han estrenado un
montón de películas Negras. Y siguiendo con el mismo método que utilicé
entonces para demostrar(me ) que no podía haber personajes negros en los films,
lo aplico ahora a los cinco títulos negros que están en danza en los que no
podía haber personajes blancos:
Moonlight, historia de un hombre
(niño, joven, adulto) de los guetos de Miami. Es la mas interesante de las
cinco películas negras. La que tiene un planteamiento mas arriesgado en estilo
y en contenido.
Figuras ocultas, historia (real) de
tres mujeres de color en la Nasa de los años sesenta. Es un biopic muy
convencional, incluso condescendiente, pero bienvenida sea la reivindicación de
estas mujeres.
Loving, historia (real) de
una pareja mixta hombre blanco/mujer negra en los años 50. Melodrama mas que
otra cosa, el film de Jeff Nichols (blanco) se aguanta sobre todo por su pareja
protagonista
Fences, obra de teatro del
gran autor de la negritud August Wilson. Denzel Washington tiene tanto respeto
a la obra que se le olvidó que estaba haciendo una película. De todos modos es
un gran texto,
El nacimiento de una
nación, historia (real) de un esclavo que protagonizó la primera revuelta contra
sus amos blancos. Si el primer Nacimiento de una nación, Griffith, 1915, era
una película ideológicamente marcada en su contenido pero absolutamente
revolucionaria en sus formas, esta de Nate Parker, es sumisa en su historia y
tremendamente convencional en su forma.
Lo que está claro es que son películas que solo podían hacer los afroamericanos.
Seguro que su presencia tendrá mucho protagonismo la noche del
domingo. Eso con el permiso de Donald Trump que se llevará la mayor parte de los minutos en los parlamentos de la ceremonia.
Mi vida como
calabacín.
No tenía ni la más remota idea de lo que se podía esconder detrás de este
título vegetariano. Podía ser cualquier cosa, menos lo que fue. No sé si quiero
escribir mucho más de esta triste y feliz película, de esta terrible y
esperanzada historia, de estos niños olvidados que encuentran un espacio de
complicidad donde menos se lo esperan. Vayan a verla y descubran ustedes mismos
que hay detrás del calabacín. Se reconciliaran con una parte de la humanidad,
detestarán a otra y saldrán con una sonrisa entre las lágrimas.
También están olvidados los niños de los Psiconautas, la película que ha ganado el Goya a la Mejor Animación.
Niños que intentan escapar de una isla destruida donde los psicopájaros
malvados, los estúpidos perros policías y las ratas avariciosas, no les dejan
vivir. Viajeros de la mente y del alma, Dinki, la ratoncita, Sara, la conejita,
Zorrito y sobre todo Birdboy, el Niño/Pájaro, emprenden una aventura para
liberarse de su entorno. Y nosotros con ellos, a su lado.
Dos
películas que demuestran que el cine de animación para adultos no solo es
posible, sino muchas veces es maravilloso.
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