Esta
semana sigue sin haber películas que me entusiasmen. En cambio la realidad ha
sido bastante peliculera, si me permiten la expresión. He encontrado dos
discursos en el cine que podían ser dos discursos en la realidad. Por eso , cualquier
parecido con la realidad NO es casualidad.
(he utilizado fragmentos de dos dibujos de Ramon que demuestran hacia donde nos conducen entre todos)
1
Sir
George Wheeler, el jefe de filas conservador en el Parlamento Británico, que
acaba siendo un topo soviético en El hombre de Mackintosh, John Huston, 1973
“El
Dr Johnson dijo que el patriotismo era el último refugio del sin vergüenza. Si
eso es verdad, tienen ante ustedes a un canalla. Al descubierto y avergonzado.
Solo
que para mí, el patriotismo, no es un refugio sino una posición ventajosa que
defiendo y de la que me enorgullezco. Siempre, a lo largo de los 25 años
que soy miembro del Parlamento, esa ha sido siempre mi primera prioridad. Mi gran prioridad, mi
primer esfuerzo y deber, y a mucha honra
Nuestra
nación ha resistido envites extranjeros durante siglos, pero hoy nos
enfrentamos a un enemigo más sutil y potencialmente mucho más peligroso. Me
refiero a nuestra complacencia, permisividad, y con demasiada frecuencia, entusiasmo
para renunciar a esos valores por cuya salvaguardia muchos hombres dieron la
vida. Debemos luchar amigos míos, debemos luchar contra todos los que quieren
socavar nuestra calidad de vida británica, ya sean pistoleros callejeros,
elementos subversivos extranjeros o hombres débiles de nuestra propia clase
política.”
2
Frank
Underwood en la tercera temporada de House of cards, cuando hace un discurso a
la nación. El cínico y ambicioso Underwood afirma que no se presentará a las
elecciones y por eso puede llevar el país a la ruina diciéndoles la verdad. La
verdad es que les miente y si se presenta a las elecciones.
“Durante
demasiado tiempo, en Washington les hemos estado mintiendo. Decimos que estamos
aquí para servirles, cuando en realidad nos servimos a nosotros mismos. ¿Y por
qué? Estamos motivados por nuestro propio deseo de ser reelegidos. Nuestra
necesidad de permanecer en el poder eclipsa nuestra tarea de gobernar. Pero eso
acabará esta noche. Esta noche, les diré la verdad.
Y
la verdad es esta: el Sueño Americano les ha fallado. ¿Trabajar duro? ¿Seguir
las normas? Eso no les garantiza el éxito. Sus hijos no tendrán una vida mejor
que la suya, Diez millones de ustedes ni siquiera tienen trabajo, aunque lo
deseen desesperadamente. Nos han perjudicado la Seguridad Social, Medicare,
Medicaid, el bienestar, los derechos sociales. Y esa es la raíz del problema:
los derechos sociales.
Voy
a ser muy claro: no tienen derecho a nada. No tienen derecho a nada.
Estados
Unidos se construyó sobre el espíritu de la industria. Ustedes construyen su
futuro. Nadie se lo da. Y el problema con Washington es que no les hemos dado
las herramientas necesarias para construirlo. La única forma que tenemos de
servirles, es dándoles los medios para servirse a ustedes mismos. Pues eso es
exactamente lo que pretendo hacer. Nada de limosnas. Trabajos. Trabajos reales
con salarios reales.
En
pocas semanas, la dirección demócrata presentará un programa llamado América Trabaja.
Su objetivo es simple: conseguir que los diez millones de estadounidenses que
están en paro puedan trabajar. Todos ellos.
Si
desean un trabajo, tendrán un trabajo. El coste es de quinientos mil millones
de dólares. Ya sé que es mucho dinero. Para pagarlo, hay que replantear la
Seguridad Social, la sanidad y las ayudas sociales desde cero. No podemos
mantener el estado de bienestar tal como lo conocemos. No es una medida muy
popular. Ningún candidato a la presidencia se atrevería a decir estas palabras.
Todo asesor, consultor y miembro del gabinete suplicaría a un candidato
presidencial que no las dijera.
Pero
yo puedo hacerlo, porque no voy a presentar mi candidatura demócrata en 2016."
3
¿Y
el cine? Mal gracias. Esta semana se estrenan dos películas que a priori eran
interesantes y a posteriori han resultado decepcionantes.
American
Pastoral
reduce la novela fundacional de Philip
Roth a un insulso melodrama familiar.
El sueño de
Gabrielle
solo se salva por la voluntariosa interpretación de Marion Cotillard, capaz de
brillar incluso en medio de una telenovela barata y de Álex Brendemühl que se
consolida cada vez mas como el heredero de Paco Rabal en el cine europeo.
Hay
otro estreno que promete y no decepciona. Se llama Testigo es la primera película de un joven
director francés, Thomas Kruithof. Es un thriller político que bebe en el cine
negro de Melville. Con un personaje que podría haber hecho Delon aunque François
Cluzet, con su apariencia de hombre normal, es mucho más inquietante. El director
demuestra que con un actor estupendo, una mesa, una máquina de escribir y un
guión que hurga en las cloacas del estado, se puede hacer una película muy
interesante. Y muy actual. ¿Quién nos garantiza que no hay un montón de Duvales
escuchándolo todo en todas partes? El título original es La mecánica de la sombra y es eso precisamente lo que hacen estos
guardianes de la seguridad nacional. Estar en la sombra y usar la mecánica para
arrogarse la potestad de decidir que nos conviene o no a los pobres ciudadanos.
“Yo dirijo un organismo de vigilancia y control que defiende los intereses de
nuestro país”, afirma el malo de la película. Pero ¿quién decide cuales son los
intereses del país? Buena pregunta, no creen.
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