viernes, 18 de agosto de 2017

LA SEDUCCION

(no tengo ganas de buscar una ilustración para este post, lo siento)
Escribí este texto el jueves por la mañana, pensando publicarlo, como siempre, el viernes o el sábado. El terrible atentado de Barcelona el jueves por la tarde me ha hecho dudar si hacerlo o no. Pero creo que sí, que debo ponerlo. Porque el día en que el miedo o la vergüenza o la cobardía, puedan conmigo, con nosotros, ese día sí que habrán ganado su guerra.

Sophia Coppola se atreve a todo, o a mucho. Sophia Coppola tiene las ideas muy claras y las expone en sus películas con relatos muy diferentes. Sophia Coppola tiene una mirada de mujer (no exactamente feminista, no es lo mismo) sobre el mundo y las relaciones. Sophia Coppola encierra a sus personajes femeninos en universos claustrofóbicos (una casa, un hotel, un palacio, una mansión sureña) donde deja aflorar sus virtudes y sus vicios. Por eso es completamente lógico que decidiera adaptar la novela The Beguiled de Thomas P. Cullinan, publicada en 1966 y que Don Siegel convirtió en vehículo estelar para Clint Eastwood en 1971 bajo el título de El seductor.
No hay que caer en la tentación de comparar las dos versiones por que no tienen nada que ver más allá de la anécdota: un soldado de la unión herido, acogido en un internado de señoritas sureño, desata los demonios sexuales escondidos entre las paredes. Eso es igual en las dos películas porque el argumento viene del libro. Pero nada más. Porque Sophia hace “otra” película. Una película tremendamente romántica, desde los paisajes brumosos de esos húmedos bosques, hasta los primorosos vestidos de sus protagonistas. La seducción es una película “dibujada” si me permiten la expresión. No hay nada físico en ella: no hay sangre, no hay suciedad, no hay violencia, casi no hay sexo, Solo los trazos de una fina línea sobre la pantalla que nos permiten imaginar todo eso más allá de lo que vemos. Esta seducción coppoliana es un film preciosista, y que cada uno decida si este adjetivo es bueno o malo. Para mi es bueno, muy bueno, y aún gustándome mucho el film de Siegel, tengo que reconocer que me gusta mucho también esta nueva mirada.

Coda 1
La historia de The Beguiled, el libro y las dos adaptaciones, sucede durante la guerra civil norteamericana. No conozco el libro, pero en la película de Siegel, la guerra está muy presente. En cambio, en la versión de Coppola, la guerra es algo lejano que pasa más allá de las puertas de ese castillo encantado poblado de hadas maliciosas. La guerra no existe, pero si existe el espíritu del sur, el respeto reverencial por el General Robert Lee.  Escribo esto después de leer lo que ha sucedido en Charlottesville provocado por la reacción de los supremacistas nazis ante la retirada de una estatua del general sudista (no quiero entrar en las lamentables palabras del payaso Trump). Pero  esta noticia me lleva a pensar en lo absurdo que puede ser intentar reescribir la historia a partir de criterios contemporáneos. La historia es la que es y hay que asumirla, no borrarla. Y esto viene a cuento también del dichoso informe del ayuntamiento de Sabadell que propone eliminar de las calles (de la enseñanza ya los han eliminado hace mucho) figuras como Machado, Goya, Quevedo, Góngora,… en aras de una limpieza de sangre catalana. La limpieza de sangre es muy peligrosa. Arrogarse quien debe y no debe estar en las calles y en los museos y en los libros, es propio de regímenes fascistas y dictatoriales. Es un ejemplo de exclusión y sobre todo es un ejemplo de estupidez y estrechez de miras. De incultura en definitiva. (No estoy en contra de que se revisen los nomenclátores, pero no para sustituir unos personajes por otros que dentro de nada podrán, a su vez, ser barridos)

Coda 2
Y ya que hablamos de remakes y de limpieza, no puedo evitar hacer una referencia al horroroso cartel de la CUP que se ganó portadas la semana pasada. Horroroso más que nada por lo feo y lo mal hecho que está. Todavía nadie se ha puesto de acuerdo en quien es la mujer de rojo ¿Rita Barberá, Ana Patricia Botín? Por favor, si quieren provocar que lo hagan un poco mejor. Lo de remake viene a cuento no por el antecedente leninista que tanto se ha aireado estos días y del que parecen sentirse tan contentos y orgullosos. El remake me viene a la cabeza por otro cartel, mucho menos publicado en la prensa, todo hay que decirlo. Se trata de un cartel franquista que tiene mucho que ver con su idea de barrer a los que no les gustan. Y es que ya se sabe que los pensamientos totalitarios, los cupismos, stalinismos y franquismos excluyentes y autoritarios, tienen mucho en común. Sus ideologías no están tan lejos.







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