Antes
de nada pido disculpas si esta entrada es muy larga. En estos quince días que
no he escrito en el blog han pasado muchas cosas en el cine. Pueden leerla
entera o saltarse los párrafos que no les interesen. Se trata de hacer un
repaso de forma rápida y por fuerza escueta de algunas de las películas vistas
en tres festivales. Si, tres. Porque a los dos de Barcelona, tengo que añadir el
festival CLAM de Manresa/Navarcles que el destino me ha hecho conocer y del que
no sabía nada hasta ahora. Los tres han
tenido lugar a finales de abril y principios de mayo. Sin olvidarme de los estrenos de estas dos semanas entre los
que hay algunas películas muy interesantes.
Me
ha parecido que una buena manera de hablar de todo esto era titular la
entrada Caras
y Lugares, robándole el título a la última y maravillosa película de
Agnès Varda que se ha visto en dos de
estos festivales. Empiezo por las que he visto en el BCN Film Festival, sigo
con el CLAM y acabo con las pocas que he disfrutado en el D’A. Para que sirva
de guía, al final de cada texto pondré las siglas BCN, para el BCN Film Fest;
D’A, para el D’A Film Festival, CLAM, para el de Manresa/Navarcles y E cuando
se trate de un estreno. Allá voy.
Cara. Es evidente que
hay que empezar por la cara de Agnès
Varda. La veterana directora a sus 90 años había anunciado que vendría a
Barcelona. Al final no pudo, pero envío un vídeo que se pasaba antes de su película
donde su cara de niña traviesa, ingenua, inteligente, saludaba a la ciudad y al
festival y explicaba qué era el experimento vital tanto como visual que es Caras
y lugares, un trabajo a dos voces, emocionante, divertido,
brillante. Un viaje por los rostros y los paisajes de la gente de Francia, esa
que nunca sale en el cine, ni en la televisión. La gente de verdad. (BCN y CLAM)
Cara. La de Gloria Grahame encarnada en Annette
Bening en Las estrellas de cine no mueren en Liverpool, donde
se cuenta la historia de amor entre una de las actrices más hermosas y perturbadoras del Hollywood
clásico, con un joven actor británico del que la separaban casi treinta años. Los
últimos días de su vida, Gloria Grahame decidió pasarlos al lado de Peter, en
su casa de Liverpool, junto a su familia. Fue una buena decisión que la ayudó a
morir en paz. (BCN)
Cara. La de la gran María Callas, La Callas en María
by Callas. Su nombre evoca, incluso entre los más jóvenes,
desinformados y operaescépticos, la idea de una gran diva. María Callas fue la
gran estrella de la opera, su reina absoluta en los años cincuenta del siglo
pasado. Este documental que se estrena el día 11, le da la voz a ella
misma. La coloca en primera persona. (BCN y E)
Cara. La de Mary Shelley, autora de Frankenstein
de la que se sabe mucho menos que de su famosa criatura. Mary
Shelley nos cuenta quien era esta joven educada y sensible antes de
escribir su Moderno Prometeo. Cine clásico bien contado, con actores
estupendos. (BCN)
Lugar. Ronda. Málaga. La semana santa de Ronda
es el lugar y el espacio donde se ambienta Mi querida cofradía, una
comedia negra teñida del morado de los capirotes de la hermandad pero también
del feminismo convencido de la directora y las protagonistas. En un contexto
inesperado y poco habitual, se establece una dura guerra de sexos entre Carmen,
que quiere ser Hermana Mayor de su Cofradía, e Ignacio, un hombre petulante
insulso y sobre todo vacuo que sale elegido precisamente por eso, por tonto y
por hombre. Pero si solo fuera esto, la película no sería tan divertida. Lo que la hace digna de ir cosechando premios del público es la
comicidad de los personajes, especialmente esa vecina que no sabe hacer
torrijas, de las situaciones nunca llevadas al extremo, y las soluciones imprevisibles.
Una excelente opera prima de Marta Díaz
de Lope Díaz. (BCN y E esta semana)
Lugar. Berlín. El Berlín de Les
distàncies, un Berlín de vida cotidiana donde aterrizan cuatro
amigos para darle una sorpresa a un quinto que vive en la ciudad desde hace
años. La segunda y esperada película de Elena Trapé es un retrato de la
decepción, la sensación de fracaso de una generación, la que tiene entre 30 y
40 años, que ha visto como se iban derrumbando una a una sus ilusiones y
esperanzas. Pero el que sus personajes se sientan acabados no quiere decir que
la película sea pesimista. El solo hecho de existir es la prueba de que no hay
derrotas posibles. Siempre se puede hacer frente a lo que no funciona. Volveré
a ella cuando se estrene en otoño (BCN)
Lugar. Navarcles y Manresa, dos
poblaciones de la Catalunya interior donde se celebra el Clam Festival Internacional de Cinema Social de Catalunya
que ha alcanzado su 15 edición. Un importante esfuerzo colectivo de un grupo de
personas que quieren ofrecer en las dos sedes del festival una selección del
mejor cine comprometido y preocupado por los problemas más acuciantes del
mundo. Un descubrimiento
Cara. La de Agustí Villaronga a quien el CLAM ofrecía un homenaje por su
trayectoria. Villaronga es un director de una larga carrera. Hace treinta años
deslumbró a todos con Tras el cristal, un debut inclasificable, Desde entonces, alterna films personales con
encargos donde su presencia se trasluce aunque no haya nada suyo en la
historia. Agustín es uno de esos directores, diría que es de esas personas, que
sabe reconocer los esfuerzos colectivos. No importa que un festival sea pequeño, lo que
cuenta es apoyar iniciativas que abran horizontes, sea en el sitio que sea.
Cara. La de la actriz
Rosa Novell. Para acompañar su
homenaje, Agustí pidió proyectar uno de sus trabajos menos conocidos, El
testament de la Rosa. No es fácil hablar de esta película. En
el año 2013, Rosa Novell empezaba a ensayar la obra El Testament de Maria de Colm Tóibín, cuando le detectaron un
cáncer a raíz del cual perdió la vista. Se quedó ciega. Pero eso no la doblegó.
Villaronga le propuso entonces filmar con ella los ensayos de la obra de
Tóibín. En blanco y negro, en una casa, con la ayuda de su buena amiga Cesca,
Rosa Novell fue recitando los estremecedores textos de la obra dejando que la
cámara la mirara, la siguiera, grabara la belleza del dolor en su rostro, la mirada interior de sus ojos claros, la
verdad de la interpretación en sus manos. Dejando, en definitiva, que el
testamento de María fuera su propio testamento: un retrato del alma.
Emocionante y hermoso, este film conmovió a todos los que lo descubrieron por
primera vez en el el CLAM de Navarclés y Manresa.
Cara. La de Harry Dean Stanton en Lucky, su último film como
actor. Es imposible ver esta película y no emocionarse cuando el viejo Lucky
canta la ranchera Volver en un
español mexicano lleno de matices; o cuando escuchamos a Tom Skerritt contando
la historia de una niña budista que sabía que iba a morir y sonreía; o cuando
David Lynch, preocupado porque su tortuga ha desaparecido, acepta que en
realidad lo que ha hecho es irse a vivir una vida mejor y por eso él debe estar
contento. Ver a Lucky haciendo gimnasia o crucigrama es compartir con el actor
y con el personaje un fragmento de vida. El film de John Carroll Lynch recuerda
Una historia verdadera del Lynch mas
famoso. En esta como en aquella, la serenidad de la vida y la sonrisa ante la
muerte es un aliento de felicidad y de aceptación del paso del tiempo y de la
inevitable llegada de la muerte. Casi al final, Lucky mira a cámara, sonríe,
nos mira y se da la vuelta. Es un hasta luego más que un adiós. (CLAM y E esta
semana)
Cara. La de Charlotte Rampling en Hanna. Un film casi mudo, que explora la piel no solo del rostro, de
todo el cuerpo, de una actriz que transmite desolación, soledad, pero no miedo.
No es importante saber qué es lo que ha llevado a Hanna a esa soledad, a esa
marginación. Lo que cuenta es su mirada, su caminar, su manera de dejar que la
vida salga por los intersticios menos esperados. Es una película dolorosa, pero
no es una película pesimista. (CLAM y D’A)
Cara. La de Jean Pierre Leaud en el film de
Nobuhiro Suwa El león duerme esta noche. En su larga,
larguísima filmografía, Jean-Pierre Leaud ha sido un actor y un personaje
permanentemente enfadado con el mundo. Hasta ahora. En esta historia veraniega
y feliz, de fantasmas, casas abandonadas, películas infantiles y canciones,
Leaud se permite sonreír, colaborar, mirar de frente a la vida y a la muerte.
Hay algo en este personaje que le acerca al de Harry Dean Stanton en Lucky, Los dos saben que van a morir,
los dos saben que la muerte no se puede filmar. Los dos saben que una canción
es la mejor manera de transmitir una emoción. Preciosa. (D’A y E la semana
pasada)
Cara(s). Las de Éric Caravaca, Esther García, Louise
Chevillotte en Amante por un día, el último trabajo de Philippe Garrel.
A sus 70 años, Garrel sigue contando la misma historia de amor y desamor entre
un hombre y una mujer, o dos. Con la variante añadida que en este caso hablamos
de un hombre, su amante y su hija, la hija del personaje que es la hija del
propio Garrel. Blanco y negro, rostros puros, emociones a flor de piel, en una
puesta al día de La maman et la putain que podría llamarse muy bien La fille et la putain. (D’A y E esta
semana)
Cara. La de la vieja Carme, la Penélope de Eva
Vila. Una versión de La Odisea de Homero en la que Penélope es una mujer muy
vieja que encarna la sabiduría, la tierra, los orígenes, lo perdurable y
verdadero, y Ulises es un hombre perdido que vive en una ensoñación. Todo ello
enmarcado en una Itaca que es una Montaña Sagrada y mágica (Montserrat) y
un palacio que es un pequeño pueblo de la Catalunya rural con sus tradiciones,
sus fiestas y sus gentes, entrevistas siempre desde la casa de esa
Carmen/Penélope que lo llena todo con su humanidad. Eva Vila film las montañas
con el mismo amor y la misma belleza que filma el rostro y las manos de su
Penélope particular. Y escucha el silencio y el sonido de la naturaleza y
observa la niebla y el paisaje. El mito
es mito precisamente porque se puede abordar desde muchas perspectivas. La de
esta película es muy hermosa. (D’A)
Cara. La de Charlie, el adolescente desorientado de Lean on Pete, un
film que se puede definir como una horse
road movie. Un viaje con un caballo, no a caballo, que no es nunca un western.
Retrato de un chico que crece ante nuestros ojos a medida que adelgaza su cara
y su vida se va simplificando en los problemas. Nunca melodramática, nunca
miserable, solo eso: un adolescente que se ha quedado solo, un caballo que le
sigue y el paisaje de Wyoming. (D’A)
Cara(s) y Lugar(es). Los de películas que no he
visto y me habría gustado ver en este D’A que acaba esta semana. Son muchas
porque no he podido ir todo lo que hubiera querido. Espero recuperarlas de una
u otra manera porque el hecho de que el D’A
haya seleccionado estos films hace que ya me resulten interesantes.
Cara y Lugares. La de Cate Blanchett multiplicada por trece personajes en Manifesto,
el film/arte de Julian Rosefeldt que recoge trece manifiestos
político/artísticos del siglo XX. Lo mejor de este experimento: ella y sus
caracterizaciones junto con los lugares escogidos para cada discurso. Lo peor,
lo viejos que se han quedado la mayoría de estos grandilocuentes discursos
situacionistas, futuristas, dadaístas, surrealistas, Dogma 93, Fluxus…. El
tiempo es implacable con ideas que recogen el último momento sin una proyección
hacia adelante. Recomendada para estudiosos del arte, amantes de los ensayos
políticos y nostálgicos de movimientos bien definidos, no como nuestro tiempo
que debería tener el Manifiesto de la Fluctuación
y la falta de límites constante. (E)
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