(Colón
también dio un pequeño paso para un hombre que fue un gran salto para la
humanidad)
No sé
si es casualidad o no, pero el hecho de que First
Man se estrene el 12 de octubre no deja de tener su gracia. La llegada del
hombre a la Luna se estrena el día que de una manera artificial y absurda, pero
convencionalmente aceptada, se celebra lo que se ha dado en llamar el
“descubrimiento” de América. Es una bonita coincidencia que me ha llevado a
pensar en una película que me gustó mucho en su momento, aunque me produjo
algunas discusiones. Un film que este interesante retrato/relato de Neil
Armstrong me ha traído a la memoria, 1492,
La conquista del Paraíso, de Ridley Scott estrenada en octubre de 1992
coincidiendo con los 500 años del evento. Recuerdo que escribí entonces que el
Colón de Scott, con rasgos de un Depardieu aún capaz de moverse, parecía en su
llegada a tierra americana un astronauta pisando la luna por primera vez. Viendo
Fisrt Man me he acordado de esa película
y de esas palabras. Hay en la figura de Armstrong algo de ese Colón obsesionado.
Por distintos motivos seguramente, pero los dos están movidos por una urgencia:
la de ir más allá. Hay un diálogo muy importante en el film de Damien Chazelle.
Cuando Armstrong es entrevistado en la NASA, le preguntan más o menos esto.
–¿Por
qué cree usted que hay que ir al espacio?
–Para explorar
–Explorar
¿para qué?
–Para
ver las cosas como no las hemos visto nunca.
Creo
que este diálogo lo suscribiría Colón cuando le preguntaran porque quería ir al
otro lado del mar. Explorar, ver más allá de nuestro pequeño entorno, abrir el
horizonte. Darnos cuenta de que somos pequeños y necesitamos ir más lejos. Como
Armstrong necesita ir a la Luna para reencontrar la paz interior que ha perdido
por una historia dolorosa que Chazelle y Ryan Gosling nos cuentan sin sentimentalismo,
pero con mucha emoción. Explorar es algo que el hombre necesita desde los
albores de la humanidad. Si no hubiera habido exploradores, del pensamiento, de
la ciencia, de la geografía, del espacio, de la historia, aun estaríamos
moviéndonos en las cavernas. Nunca fueron muy bien entendidos y menos
aceptados. Colón lo sufrió en su vida y la carrera espacial lo sufre en su ralentización,
en las demoras que hacen que no se avance tan rápido como haría falta. El
argumento que Chazelle también muestra en el film sin demonizarlo ni convertirlo
en reaccionario, aunque lo es, de que se gasta mucho dinero en el espacio
cuando en la tierra hay gente que pasa hambre y frio, es una idea de atraso que
casi siempre esconde la conservación de los privilegios de unos sobre otros.
Porque la mayor parte de las comodidades que nos permiten vivir mejor ahora que
hace cien años, por ejemplo yo misma escribiendo en este ordenador estas
palabras, son resultado de la investigación en este caso espacial que abrió
nuevos caminos para el progreso. Que ese progreso sea bien utilizado y bien
repartido es otra cuestión que también debe preocuparnos. Pero nunca pararnos
como humanidad que avanza.
Bueno,
me he ido un poco por las ramas. Yo lo que quería era dejar claro que First Man me ha gustado mucho. Es una
película que habla de sentimientos sin sentimentalismo, de aventura sin épica,
de amor sin azúcar, de pérdidas sin parálisis. Y aunque sepamos ya como acaba
la historia, nos mantiene en vilo toda la narración, con el alma en un puño viendo
esa chatarra espacial casi tan endeble como las carabelas de Colón que navega
en el espacio infinito. Además le agradezco a Chazelle que me explique cómo se
filmó ese “pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”
que tanta tinta hizo correr. Y también le agradezco, que como hizo Scott con su
Colón, nos ahorre la bandera puesta en la Luna (o en San Salvador) dejando los patriotismos
fuera de campo. First Man es una
película importante. Al menos para mi.
(esto
es lo que escribí cuando se estrenó 1492)
Un
proyecto con futuro
Cuando
se supo, hace meses, que uno de los Colones que nos iban a invadir lo dirigiría
Ridley Scott, la pregunta que se planteaba era “¿Scott?, el mismo de Blade Runner, el de Thelma y Louise?” Pero un momento de reflexión permitía exclamar:
“!Scott¡ , claro”. En realidad sólo había cuatro directores de cine capaces de
enfrentarse –y salir airosos– a la figura de Colón y al hecho del
descubrimiento de América sin caer ni en la apología, ni “en la Historia vista
por Hollywood”. Uno es Francis Ford Coppola que habría podido hacer un Apocalipsis colombino; otro es Werner
Herzog que habría convertido a Colón en un héroe romántico, atormentado por el
destino; el tercero es Manuel de Oliveira que se habría acercado a Colón con
una mirada seca, sin adornos, pero rigurosamente histórica. El cuarto era
Ridley Scott. ¿Por qué? Sencillamente porque Scott es el único director capaz
de dar una visión futurista, capaz de convertir al navegante del siglo XV en un
héroe del siglo XXI. Scott es el mejor preparado para conferir una dimensión
épica y de gran espectáculo a una vida y una historia que se presten a ello
como pocas.
Ridley
Scott es un descubridor, como lo era Colón, no un creador, que es algo
distinto. Scott, como Colón, sabe que hay un sitio donde quiere ir –las Indias
o el cine del futuro– y hacía allí va convencido de lo que hace. Por eso su Colón
será un Colón importante. No sé si será respetuoso con la realidad histórica o
si se ajustará a las ideologías imperantes, lo que es seguro es que será una
película grande.
(El Observador, 10 de octubre, 1992)
No hay comentarios:
Publicar un comentario