viernes, 19 de octubre de 2018

PETRA



Solo unas líneas para esta película. No tengo mucho tiempo, pero no quiero que pase la semana sin por lo menos decir algunas cosas de este nuevo experimento de Jaime Rosales.
Primero. No hay en este momento (y creo que en ninguno) un director de cine que haya sabido transformar en imágenes el vacio geométrico de la obra de Mondrian. Las líneas rectas del espacio acotado, enmarcan las líneas rectas del vacío emocional de unos personajes abstractos.
Segundo. A pesar de esto, la historia nos sumerge en un melodrama, casi un culebrón con adulterios, padres escondidos, hijas que buscan un padre y mujeres que ocultan su pasado.
Tercero. La película mas vacía de emociones habla sin embargo de cuatro muertes, siempre en of nunca visualizadas. Tres muertes violentas físicamente, una violenta emocionalmente.
Cuarto. Y en medio de todo esto, el arte. Dos conceptos del arte, de la creación. El que solo piensa en el mercado, en el dinero, tan vacio como todo lo demás Y el que busca alcanzar a llenar ese vacío con la vida.
Quinto. Historia compleja en su ordenamiento narrativo, aunque nunca confusa, es en sus actores donde encuentra el mejor elemento del cuadro. Barbara Lennie estupenda, Marisa Paredes, brillante, Alex Brendemühl, imponente y Joan Botey odioso. Y junto a ellos, Oriol Pla y Carme Pla, víctimas del vacío.

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