Mujer
1: Agnès Varda
En este blog he escrito dos
veces sobre Agnès Varda, una el 28 de mayo de 2018, cuando se estrenó Caras y lugares y otra del 29 de marzo
de 2019 con motivo de su muerte. Pero ahora vuelvo a ella porque se estrena su última
película, esta vez sí, ya no habrá mas. Un retrato autopersonal (no creo que
autobiográfico) que se titula Varda por
Agnès. Digo que es un retrato hecho por si misma porque, como ya es
habitual desde el año 2000, ella está presente en primera persona, pero en este
caso como narradora. Sentada en el escenario de un teatro, frente a un público
entregado, Agnès Varda, va desgranando su memoria no de una manera cronológica,
pero si lógica, apoyada en fragmentos de su vida, de su cine, de sus amigos, de
sus gatos, de su espacio y sus paisajes. Poco a poco se va desplegando un
recorrido vital que abarca sesenta y cinco años divididos en dos siglos y en
dos mundos: el analógico, que va de 1954, cuando una menuda y delgada jovencita
de grandes ojos descubre el cine a través de la fotografía, hasta el año 1995
cuando el fracaso del documental (tratado con enorme sentido del humor) Las cien y una noches, la obliga a
replantearse su trabajo; y la digital, que va del 2000 al 2018, cuando a los 72
años descubre las pequeñas cámaras digitales que le abren una nueva perspectiva
de libertad con Los espigadores y la
espigadora y acaba con este especialísimo documento. Varda por Agnès no es una master class, no es un documental
biográfico, no es una lección de cine. Es todo eso y mucho mas. Es una charla
con una amiga en la que se perfilan los tres conceptos que han regido su vida:
inspiración, creación, compartir. La inspiración es la curiosidad que provoca
en ella el deseo de hacer un film, una instalación, un libro. La creación es el
rico proceso de búsqueda de cómo y con qué medios llevar a cabo ese trabajo.
Compartir, es algo fundamental para una cineasta, para una artista que no
trabaja para si misma, sino para mostrar ese trabajo. Varda ha compartido su
trabajo con mucha gente a lo largo de su vida, algunos de ellos la acompañan en
este film, desde su hija Rosalie Varda como productora hasta Sandrine Bonnaire,
con la que recuerda Sin techo ni ley.
Pero sobre todo, Agnès Varda ha compartido su inspiración y su creación con la
gente normal, esa que se cruza con ella en Los
espigadores y la espigadora o en Caras
y lugares, gente que caminaba por París cuando filmaba Cleo de cinco a siete
o que la acompañaba en Jaqcuot de Nantes.
Varda por Agnès es una reflexión
divertida, sorprendente, inteligente y necesaria que permitirá a los que no la conozcan
enamorarse de ella y ayudará a los que la han seguido a despedirse de una mujer
que ha llenado un espacio irrepetible en el mundo del cine. Este es sin duda el
mejor regalo que nos podía dejar Agnès Varda,
directora, artista, mujer indispensable que moría a los 90 años el
pasado 29 de marzo.
Mujer
2: Desiree Akhavan
Esta joven iraní nacida en
Nueva York,a la que descubrimos con una serie (véase Rincón de las series) en Filmin, estrena su segunda película como
directora La (des) educación de Cameron
Post. Antes de seguir unos pocos datos sobre esta mujer de 35 años. Desiree
Akhavan nació en 1984 de padres
iraníes. Empezó a actuar cuando tenía 13 años, antes de estudiar cine y teatro
en Nueva York y Londres. En el 2014 realizó su primera película, Una chica de Brooklyn, (se puede ver en
Filmin) donde contaba las desventuras de una joven bisexual en una familia muy
tradicional iraní interpretada por ella misma. La frescura y la naturalidad de
este film hicieron que Lena Dunham la llamara para hacer el personaje de Chandra,
una de las protagonistas de la cuarta temporada de la serie Girls. En la vida de esta polifacética
mujer todo sucede simultáneamente. Mientras trabajaba en Girls, escribía con su fiel coguionista Cecilia Frugiuele la serie The Bisexual, que al final tuvo que
rodar en Londres. Y mientras rodaba The
Bisexual leía la novela de Emily Danforth La (des) educación de Cameron Post que decidió convertir en su
segundo largometraje. La gran aportación de esta norteamericana iraní es la del
humor. Akhavan trata los temas de la sexualidad y sus variantes (homosexualidad
y bisexualidad en este caso) con un enorme sentido del humor, sin dramatismos,
no sin dolor, (lo hay) pero sí sin tragedia. La historia de esta (des)
educación sucede en 1993. Es importante el año, porque ahora mismo esta
historia sería muy distinta. Cameron Post es una adolescente perfecta en
su último año de instituto. Pero cuando la pillan en el asiento trasero de un
coche con otra chica la noche del baile de fin de curso, su rigurosa y
evangélica tía no duda en mandarla inmediatamente a un centro de terapia especializado
en adolescentes “con problemas de atracción por el mismo sexo” donde,
paradójicamente, Cameron encontrará su lugar en el mundo al encontrarse con
gente como ella con las que establece complicidades y alianzas. Lo mejor del
film de Akhavan es que no es ni
moralista ni doctrinario, no se trata de dar lecciones, lo importante es
mostrar con total naturalidad el proceso de aceptación de distintas
sexualidades. Este es sin duda el principal atractivo de este film que como la
serie The Bisexual y su primera
película Una chica de Brooklyn, se
acerca a una realidad cotidiana sin dramatismos y con gran ligereza.
EL
RINCÓN DE LAS SERIES
The Bisexual
Era
obligado recuperar esta semana la serie de Desiree Akhavan estrenada en Filmin
hace unos meses. Desde su mismo título sabemos de qué va: The Bisexual es suficientemente explícito. Pero no debemos caer en
la tentación de reducirla a un simple ejercicio de narcisismo sexual, que
explora en profundidad el tema que ya trataba en Una chica de Brooklyn. Esta divertida serie de seis capítulos de
media hora que, como Cameron Post, se mueve entre la comedia y el drama, es
toda una declaración de principios de la directora que se declara bisexual y es
consciente de que esta definición provoca cierta extrañeza e incomodidad.
Historia de amor, de amistad y de relaciones profesionales, The Bisexual quiere contribuir a acabar
con las etiquetas y la estigmatización de este tema. Cosa no tan sencilla como podría
parecer y que obligó a la directora a realizarla en Londres porque en Estados
Unidos, nadie se atrevía a hacerlo. El tema está bien para tratarlo en el cine,
pero en una serie… es otra cosa. En Londres Desiree encontró el espacio para
contar la historia de Leila (ella misma) y Sadie, dos mujeres que viven juntas
desde hace diez años. Pero Leila no se siente preparada para convertir su
relación en un matrimonio estable. Por eso decide tomarse un tiempo y se va a
vivir con Gabe, un chico en la treintena, neurótico, escritor en potencia, que
nunca ha convivido con una mujer. Leila empieza a meterse en la cama con
hombres, defiende su bisexualidad frente a su ex y sus amigas lesbianas, y
encuentra en Gabe a un impredecible aliado. Todo contado con humor, distancia, con
una ligereza que se transmite de la historia a la cámara casi sin darnos
cuenta. Pocas veces tenemos la oportunidad de ver toda la obra de un
director(a) a la vez por eso vale la pena aprovechar la ocasión y descubrir a
Desiree Akhavan en su integridad: Una
chica de Brooklyn, 2014 (Filmin) , The
Bisexual, 2018 (Filmin) La
(des)educación de Cameron Post 2018 (cines).Y si alguien aun quiere mas, Girls temporada cuatro en HBO.
La Deseducación de Cameron Post es una película sencilla, sincera y amable sobre esa maravillosa etapa de la vida llamada adolescencia que es cuando uno elige su camino.
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