( este cuadro de Ramon explica muy bien esta película)
Hotel
by the river
Hay algunos directores que son
habituales en este blog. No lo puedo remediar, me gustan y me gusta hablar de
sus películas. Uno de ellos es Hong Sang-soo. El coreano tiene una capacidad de
fascinarme con su cine pausado, reflexivo, de miradas y de paseos. Se estrena
esta semana su última película, Hotel by
the river que se pudo ver en el DA de este año. Entonces escribí en el
blog: “Cualquier película de Hong Sang-soo me gusta. Lo dejo
claro. Y ésta también. Rodada en blanco y negro en un paisaje nevado, con
poquísimos escenarios, cafés, restaurantes y habitaciones de hotel, donde sus
personajes no dejan de hablar, como siempre, y de cruzarse entre si, como
siempre. El coreano tiene la capacidad de hacer siempre la misma película y ser
siempre diferente. Me gusta mucho.” Ahora vuelvo a ella para profundizar un
poco más. Estamos en un hotel junto a un rio que se esconde bajo la nieve que
todo lo cubre. En ese hotel blanco, luminoso, limpio y silencioso, se entrecruzan
cinco personajes y dos historias. Un poeta ya mayor que, ante la idea de la
muerte, decide convocar a sus dos hijos para aclarar pasajes de su propia vida.
Uno de los hijos es un director de cine, podríamos decir que es el director de
cine que protagoniza todas las películas de Sang-soo, a veces presente a veces
ausente. La reunión de los tres estará teñida de melancolía, de reproches, de
humor y de conciencia del paso del tiempo, en conversaciones a dos o a tres en
cafés y restaurantes. Los otros dos personajes son una mujer joven que ha
sufrido un desengaño amoroso (prolongación de los personajes que viene
interpretando Kim Min-hee en el cine de Sang-soo desde hace varios años) que se
encuentra en el hotel con una amiga que está ahí para ayudarla a pasar ese mal
momento. Unos y otros se cruzan en el paisaje nevado sin que sus historias
interfieran unas con otras, como palabras de una frase que no tiene sentido
aparente y que solo se entiende cuando nos despedimos de ellos al final de la
película. Poética, hermosa, sutil, un nuevo cuento moral del director coreano,
quizás su película mas serena y callada, (a pesar de que no dejen de hablar).
Tu
fotografía
La segunda película de la
semana es de un director del que nunca he hablado: el indio Ritesh Batra. No es
una obra maestra ni mucho menos, pero tiene el encanto de mostrar un cine indio
poco habitual en nuestras latitudes donde lo normal es asimilar el cine que
allí se hace con Bollywood, el cine más negro o el cine de denuncia social. En
este caso estamos ante una comedia agridulce que contada parece una película
antigua, casi del cine español de los años sesenta. Para entendernos, la podría
hacer Rocío Durcal o Marisol, pero sin cantar. Y sin embargo, algo tiene esta
fotografía que la hace sumamente agradable. Cuento la historia en pocas líneas:
un hombre que se gana la vida haciendo fotos a la gente en una populosa plaza
de Bombay, hace una foto de una chica de aspecto triste y melancólico. El hombre
está presionado por su abuela para que se case; la chica se resiste a ser
casada con un joven al que no conoce. Para librarse de la abuela, el hombre le
manda la foto de la chica y le dice que es su novia. Cuando la abuela decide ir
a la ciudad por sorpresa, el hombre busca a la chica y le pide que se haga
pasar por su novia para hacer feliz a su abuela. Ella acepta y lo que sigue ya
se lo pueden imaginar. Pero todo está contado con sencillez, con ternura, sin
juzgar a nadie, sin acusar a nadie. Casi sin darnos cuenta, la película nos
ofrece un retrato de la India contemporánea donde convive la modernidad con la
tradición; donde la clase media acomodada sigue siendo profundamente
ritualista; donde la mezcla es posible aunque sea con grandes dificultades. Una
película tranquila.
EL RINCÓN DE LAS SERIES
La
voz mas alta
Esta es una miniserie política
que se puede ver en Movistar. La historia cuenta como el todopoderoso Roger
Ailes se inventó la cadena de noticias Fox News que ha sido desde el año 1997
el soporte ideológico del partido republicano, azote de demócratas y
progresistas y creador de figuras terribles como el propio Donald Trump. Son
siete episodios que siguen al personaje al que da vida Russell Crowe en un
cruce entre Ciudadano Kane y el Orson Welles verdadero, gordo, seboso,
desagradable, inteligente, oportunista, depredador y ante todo ambicioso de
poder, simplemente de poder. La tesis de su cadena es muy sencilla; nosotros no
seguimos la noticia, la creamos (recuerden como Charles F. Kane provoca una
guerra para vender periódicos, pues algo así, pero de verdad). Es una lección
de manipulación de la opinión pública que podemos reconocer en muchas cadenas
de televisión (algunas muy cercanas, por cierto); también es una lección de
cómo contar la historia reciente de Estados Unidos y de explicar el inmenso
soporte popular de alguien tan impresentable como Trump. Ailes lo tenía muy
claro. Las cadenas de noticias que existían en 1995 estaban destinadas a los
habitantes de las grandes ciudades: Nueva York, San Francisco, Chicago, donde
la mayor parte de la gente es demócrata, intelectual y progresista. Él iba a
crear una cadena de noticias para todos los demás, los habitantes de la América
profunda, olvidada, marginada. Esas masas que encontraron en su oferta la fuente
de desinformación perfecta para sostener su racismo, su supremacismo, su
cultivo de la mala educación. En este sentido es impresionante y perfecta.
Russell Crowe hace una interpretación que debería reportarle todos los premios
habidos y por haber; la denuncia que hace la serie de los abusos sexuales que practicó el
magnate, es contundente. No todos los capítulos son redondos y el final es hasta
cierto punto precipitado. Pero es una serie política de las que solo pueden
hacer los americanos. Quizás por eso también es una serie que ha despertado en
la crítica de televisión de Estados Unidos un rechazo notable.. Casi todos los
grandes diarios la han despreciado por “aburrida, sin chispa, poco agresiva,
plana, repulsiva, poco sutil, que no aporta nada nuevo”. Puede ser que sea todo
esto, pero es curioso que haya generado tanto rechazo. A mí me ha enganchado
precisamente porque no oculta ningún mecanismo de manipulación y porque retrata
un hombre y una época que es parte fundamental del desastre mundial en el que
poco a poco estamos cayendo. Que cada uno decida qué le parece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario