(recupero el dibujo de unas hormigas que hice hace unos años)
El
despertar de las hormigas
Las hormigas son animales
tenaces, que saben lo que quieren. Son pequeños y se necesitan unos a otros
para sobrevivir. Pero incluso entre las hormigas hay algunas –en femenino– que
se arriesgan a salirse de la fila. Son esas hormigas que a veces vemos
solitarias explorando territorios antes de que la tribu, –el resto– se adentre
en el nuevo mundo. Isa es como esas hormigas. Forma parte de la tribu, es una más,
sigue las normas. Pero Isa es también una exploradora que busca nuevos caminos
para ella y para sus hijas. ¿Quién es Isa, se preguntarán? Isa es una mujer
joven, vive en un pueblo de Costa Rica, está casada con Alciste y de paso con
toda su familia/hormiga. Tiene dos hijas que ella no quiere que sean aprendices
de hormiga. Y sobre todo, no quiere tener más niños/hormiga solo porque no hay
ningún hombrecito en la familia. Isa
quiere tener su propia vida sin que eso signifique que no quiera a su marido y
a sus niñas. Y poco a poco, como una hormiga exploradora, va encontrando su
camino: un trabajo casero, es modista, que piensa puede convertirse en algo
más; una amiga poco convencional que la apoya; unas hijas que la comprenden y
al final… bueno el final no se lo cuento.
El despertar de las hormigas o
mejor dicho el despertar de Isa, es una película pequeña (me pregunto qué
queremos decir con esto los críticos, quizás que no es pretenciosa o que
consigue lo que quiere con muy poco). Es también una película de mujeres, (no
sé si feminista, pero si femenina). Es la historia de una vida que despierta en
un contexto de tranquilidad donde no hay grandes dramas. Costa Rica es un país
donde se puede vivir siendo una hormiga con ganas de salir adelante. Bravo Isa
y bravo la directora Antonella Sudasassi Furniss, otra hormiga exploradora a la
que habrá que tener muy en cuenta.
(no sé si es un peral, pero es una imagen que evoca muy bien la película)
El
peral salvaje
“Los perales silvestres no son
bonitos y dan frutos muy amargos, pero necesitan poca agua. Son solitarios y
crecen en terrenos áridos. Cuando aparece uno cerca de un pueblo, los
habitantes suelen hacer injertos para convertirlo en un peral de huerto”. Así define
el director turco Nuri Bilge Ceylan el árbol que da título a su última película.
Un árbol libre que crece solitario en medio del campo, como su personaje, o
mejor dicho sus personajes: un hijo y un padre (no un padre y un hijo, porque
el padre existe gracias a que el hijo le hace presente). Todo sucede en un
lejano pueblo de Turquía. Un lugar hermoso y lleno de colores dorados, de
horizontes y tierra seca que sin embargo sentimos llena de vida. Es la historia
de un joven que quiere ser escritor y antes de verse forzado a integrarse en la
vida (hacer la mili, ganar unas oposiciones para ser maestro) pasa unos días en
su pueblo natal intentando encontrar el dinero para publicar una novela que ha
escrito y que se llama, El peral salvaje.
Pero Sinan, como su padre Idris, maestro de primaria y jugador empedernido, es
un peral salvaje: no encaja. Ni allí ni en la ciudad. Ni con su familia ni con
sus amigos. Ni con los imanes ni con los escritores. El film se desarrolla en
un conjunto de conversaciones entre Sinan y distintos interlocutores (una chica
de la que estuvo enamorado, su amigo Riza, el alcalde del pueblo, un escritor
famoso, dos jóvenes imanes, su madre) y con cada uno de ellos, Sinan se
enfrenta y plantea sus diferencias y con cada una de estas largas
conversaciones nosotros aprendemos algo de ese extraño país que es Turquía, un
país que como los perales salvajes no encaja en ningún sitio: ni es asiático ni
es europeo, ni es musulmán ni es laico, ni es oriental ni es occidental. Un
árbol que se resiste a ser injertado de otros árboles, que no quiere dar frutos
como todos. Como Sinan y su padre, que por su condición de perales salvajes, de
ser distintos, están obligados a sentirse cercanos uno del otro. Por eso no es
extraño que la última conversación de la película, la que mantienen padre e
hijo, sea la más importante de todas. Y que el final del film cierre el círculo
de esa soledad en la que el hijo hereda y comparte la obsesión del padre.
Porque como dice el director “Todo lo que el padre esconde aparecerá un día en
el hijo. Nos guste o no, nada podemos hacer para impedir que heredemos algunos
rasgos de nuestros progenitores, algunas de sus debilidades, sus costumbres y
una multitud de otros detalles”.
Ah y también hay hormigas ¡y
son importantes!
EL RINCÓN DE LAS SERIES
Endeavour
Filmin suele tener muy buenas
series británicas. Endeavour es una
de las mejores. La descubrí hace un par de años, cuando ya tenía cuatro
temporadas que devoramos seguidas enganchados a la vida de ese detective tan
poco convencional. Ahora ya son seis temporadas con 27 capítulos. Un
auténtico atracón si se tiene tiempo de
verlas seguidas. Porque Endeavour no
decepciona en ningún momento. El nombre de la serie lo toma del protagonista
Endeavour Morse, un joven policía decepcionado de su trabajo que antes de
abandonar el cuerpo acepta colaborar en la investigación de un asesinato en
Oxford bajo el mando del veterano comisario Fred Thursday. Este será el inicio
de una relación conflictiva y complicada que les llevará a desvelar distintos
crímenes a lo largo de las seis temporadas, mientras sus personajes crecen y
sufren profundos cambios en sus vidas. Ambientada en su primera temporada en el
año 1965, la época, la música y las costumbres de los años sesenta en una Inglaterra
gris, casi, casi pre Beatles, es uno de los elementos mas interesantes de la
serie que empezó a emitirse en el año 2013. Endeavour es un personaje muy
difícil de querer, no produce ninguna empatía con sus silencios y su
comportamiento asocial, pero a medida que avanzas con él en sus investigaciones
y en su propia vida le vas tomando cariño a ese hombre al que Shaun Evans le
ofrece una ambigüedad y fascinación a partes iguales. Pero Endeavour no sería
lo mismo sin el veterano Thursday interpretado por Roger Allam. Una serie para
dejarse envolver.
El despertar de las hormigas es una película maravillosa. El personaje de Isa está muy bien construído: solo con sus gestos sabemos lo que le pasa, no hace falta que lo diga. Ese entorno familiar y laboral que busca más aire para poder desarrollarse, es un escenario perfecto para cualquier drama; pero la directora tiene la suficiente inteligencia como para no crear conflicto y darle alas a su personaje y así ir ganando terrenos de libertad poco a poco.
ResponderEliminarEndeavour...
ResponderEliminar... moltes gràcies per donar-la a conèixer. És una meravella de la que te'n vas enamorant més a mesura que van passant els capítols.
No em perdré "El despertar de las hormigas"... cada diumenge ets un regal! Moltes gràcies! Feliz Agosto caluroso!