Gent Gran, así se define en
catalán a las Personas Mayores. Gente Grande en castellano queda raro, no se
entiende, pero en catalán sí y además tiene otra connotación; la gent gran es
también grande. La palabra viejo no me gusta demasiado, implica algo
deteriorado, en mal estado; en catalán viejo se dice vell y si cambiamos la v
por la b se convierte en bell, bello, hermoso. La gent gran es grande y
hermosa. En cambio me gusta mucho la palabra anciano, me suena a un gran árbol
de tronco formidable y rugoso, con ramas que se bifurcan y hojas perennes que
dan una protectora sombra. También me gusta la palabra abuelo, más que avi, que
es su traducción al catalán. Abuelo es una palabra acogedora, cálida, avi es más
frío e impersonal. Se preguntarán a qué viene esta introducción, pues viene a
cuento de un re-estreno estupendo, Dersu
Uzala, de Akira Kurosawa, un festival nuevo y muy bonito, La Gran Pantalla que se puede ver en
Filmin hasta el 17 de julio y una reflexión sobre lo que ha pasado este tiempo
maligno de la Era del Bicho (y sigue pasando) con los mayores, viejos, ancianos, en cualquier idioma.
Lo que ha sucedido en las
residencias debería avergonzarnos. Pero no ahora en que las muertes de los
mayores nos dejan con la mirada hundida. Debería avergonzarnos como sociedad comprobar
que no somos capaces de respetar, cuidar y escuchar a la gent gran. Mientras los
abuelos son útiles para cuidar a los nietos y compartir la pensión con la
familia, se les soporta, pero cuando dejan de servir, se les aparca en una
residencia y se les abandona. Ojo, no estoy en contra de las residencias, –como
no lo estoy en contra de las guarderías, que cumplen la misma función con los
niños–. Me parece muy bien que los niños se relacionen con otros niños desde
pequeños, como me parece muy bien que los abuelos vivan con otros abuelos y se
relacionen entre ellos. Pero hay muchas formas de hacerlo: apartamentos
individuales con servicios comunes, agrupaciones de amigos que se ayudan unos a
otros, o residencias públicas (y privadas) donde los mayores son cuidados y
respetados como se merecen. Sí, se puede tener residencias. El problema que ha
dejado al descubierto en toda su crudeza esta pandemia es la dejadez en que
estaban estas residencias, la falta de control sobre su funcionamiento, en
definitiva el desprecio hacia lo que les podía pasar a los allí encerrados. He
sentido ese desprecio varias veces durante estos meses en los que se ha tratado
a las personas mayores, las que estaban en residencias y las que no, como si
fuéramos débiles mentales, hablándonos como si fuéramos tontos, y dejando claro
que sobramos en esta sociedad. Es algo que me indigna y me duele. Por eso me gusta el estreno
de Dersu Uzala y el festival de La Gran Pantalla.
(el
auténtico Dersu Uzala y el capitán Vladimir)
Dersu Uzala
Dersu
Uzala es una película de Akira Kurosawa del año 1975 basado en
las memorias de Vladímir Arséniev, un militar ruso que a principios del siglo
XX mantuvo una profunda amistad con Dersu, un viejo cazador de la taiga
siberiana. Dersu Uzala es un film
ecologista antes que esta tendencia existiera como tal y desde luego mucho
antes de que los talibanes del ecologismo la convirtieran en una de las ideologías
más reaccionarias de nuestro tiempo. Dersu Uzala es un viejo cazador nómada que
conoce su mundo perfectamente, sabe leer la naturaleza, entiende el bosque y
los animales, respira la nieve y el frío. En el año 1902, Dersu salva de la
muerte en la estepa siberiana al grupo de militares geólogos capitaneados por
Vladimir Arseniev. Y lo hace gracias a entender que hay que respetar la
naturaleza si quieres que ella te respete a ti. Es una película preciosa, de grandiosos
paisajes y silencios blancos que se disfrutará mucho en una pantalla de cine. Hablar
de Akira Kurosawa me ha hecho recordar otra película suya, Madadayo de 1993, a la que he robado el título para esta crónica
porque Madadayo quiere decir “Aún estoy aquí”. Madadayo es lo que le dice el viejo
profesor retirado a sus alumnos cuando le van a ver y le preguntan cómo está:
Madadayo, sigo aquí. Los viejos, ancianos, gent gran siguen aquí por suerte
para todos.
La
Gran Pantalla
La película de Kurosawa, Madadayo, aparece también en una de los
seis films que componen la 2º Edición de
La Gran Pantalla, Festival Internacional de las Personas Mayores de Barcelona,
que este año, por razones obvias, se celebra on line en Filmin hasta el 17 de
julio. Se trata de una iniciativa que quiere poner de relieve el hecho de que
la gente mayor tiene deseos y sueños, es autosuficiente y libre y sobre todo es
adulta y responsable, en definitiva, quiere demostrar que ser viejo no es ser imbécil
(hay muchos más imbéciles en otras edades). La selección es muy interesante,
pero hay dos documentales que me han llegado al corazón. Uno se titula Las Cinéphilas, el otro, Cómo corre Elisa. Los dos son argentinos
con ramificaciones en Europa.
Las
Cinéphilas sigue a seis mujeres mayores, dos en Buenos Aires, dos en
Montevideo y dos en Madrid. Son mujeres jubiladas que viven solas de una manera
libre y autónoma y disfrutan de su gran pasión, el cine. Acuden a las Filmotecas,
a los cines de Versión Original, discuten y hablan. Están vivas, son
inteligentes y con un sentido crítico muy despierto. Son las espectadoras
ideales. Y supongo que también parte de las grandes víctimas del confinamiento.
El documental, dirigido por la argentina María Álvarez, se coloca a su lado,
ellas dialogan con la directora con naturalidad. No intentan mostrar que la cámara
no existe, al contrario, la dirigen hacia donde les interesa poner el acento.
Es una delicia. Acabas queriéndolas a todas, pero mis preferidas son la elegante
Lucía de Montevideo con su flequillo y su libertad y la sencilla Paloma de
Madrid, con su ingenuidad y sus ojos azules.
La Elisa que corre en el otro
título que me ha encantado, es una mujer de 82 años, toda fibra y voluntad. Nacida
en un pueblo del Lago de Como en Italia, Elisa emigró con su familia a Buenos
Aires cuando tenía 14 años. Elisa estuvo casada, tuvo cinco hijos y varios
nietos. Elisa empezó a correr a los 70 años. Y ahora, a los 82, ha
decidido correr la media maratón del Lago de Como., 24 kilómetros por las
tierras de su infancia. El documental la acompaña en este viaje que hace con
dos de sus hijos y dos de sus nietos. Es una historia de reencuentro con el
pasado, de reconciliación sin nostalgia. Y es una historia de perseverancia y
voluntad. Elisa corre la media maratón acompañada por sus nietos y por la
cámara y nos demuestra que la edad no es la del carnet de identidad, sino la del
corazón y la cabeza. Como dice en un momento determinado, “la edad está en lo
qué hacemos y en cómo lo hacemos”. Lucía y las chicas del cine, Elisa y su
carrera, pueden decir orgullosas Madadayo,
Aún estamos aquí.
(no sé de quién es este edificio, pero seguro que lo habría podido diseñar Bernadette)
Un
estreno Dónde estás, Bernadette
El estreno de la semana no
tiene nada que ver con este tema. Se llama Dónde
estás, Berandette, está dirigida por Richard Linklater y protagonizada por
Cate Blanchett. Es una película atípica, como casi todas las de este estupendo
director. Basada en una novela de Maria Semple que fue un auténtico best seller
en el año 2012, Dónde estás, Bernadette
es la historia de una mujer aún joven que fue una gran arquitecta,
revolucionaria y visionaria cuando tenía veinte años. Por razones que vamos
descubriendo poco a poco, Bernadette abandonó la arquitectura y todo tipo de
arte creativo para refugiarse en su familia, su marido y su hija adolescente.
Pero Bernadette es una persona insatisfecha, no encaja en ningún sitio, agorafóbica,
detesta a sus vecinas, en especial a su insulsa vecina Audrey. Bernadette es
divertida, inesperada, delirante, pero sobre todo, Bernadette es infeliz y hace
infelices a los demás. Un día, casi por casualidad, Bernadette desaparece y su
familia se pregunta dónde estás, Bernadette. Pero en realidad a Linklater y a
Semple y a Blanchett, lo que les preocupa no es tanto dónde ha ido físicamente
Bernadette, sino dónde se esconde en su alma y en su memoria la Bernadette
creadora, la artista que ha olvidado su capacidad de crear, provocando una
frustración en la persona que es ahora. Ese es el tema fundamental de esta
comedia divertida y dolorosa. Nunca hay que esconder tu Bernadette creativa,
hay que dejarla salir, ejercerla, disfrutarla. Da igual si es para construir
casas fantásticas, escribir novelas divertidas, pintar cuadros maravillosos o
simplemente hacer pasteles magníficos. No tenemos derecho a olvidarnos de esa
Bernadette escondida. En cierto sentido, también las bernadettes de cada uno
tienen que poder decir Madadayo, aún
estoy ahí.
Cumpleaños feliz
Una curiosa coincidencia ha
hecho que esta semana Jaume Figueras haya cumplido 80 años. Para celebrarlo
reunió a unos cuantos amigos con mascarilla y distancias. Jaume llega a los 80
mejor que a los 79, al menos es lo que demuestra el hecho de que en lugar de recibir
regalos haya sido él el que nos haya regalado un bonito libro de relatos que ha
escrito durante el confinamiento. Relatos cortos, de memoria privada y
colectiva. Divertidos, sencillos y claros. Relatos de vida. Jaume cumplió dos
deseos el día de su cumpleaños: ver publicado el libro que le abre una nueva
etapa como escritor y debutar como cantante con una personal adaptación de I’m Still Here, Soc aquí en su versión
catalana, es decir Estoy aquí, aún
estoy aquí. Sin saberlo Jaume nos regaló a todos un particular y único Madadayo. ¡Felicidades!
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