viernes, 16 de abril de 2021

PROMETEDORAS


En la vida hay cosas prometedoras. Cosas buenas que acaban haciéndote el día a día mucho más llevadero. A veces son cosas pequeñas, una flor nueva en una planta, comer con un amigo aunque sea con hora de salida (en Catalunya los restaurantes siguen cerrando a las cinco de la tarde) o que te pongan la vacuna. Bueno, la verdad es que esto último, además de prometedor no es precisamente pequeño, más bien es grande. Porque que te pongan la vacuna contribuye a que la pesadilla en la que vivimos y a la que por desgracias nos hemos acostumbrado, tenga un posible final. No, no es una cosa pequeña que te vacunen. Y por eso esta semana estoy contenta y prometedora, porque en casa ya nos han vacunado a cuatro de los seis que vivimos. Los dos que faltan corresponden a esa franja maldita que era demasiado mayor para tener una vacuna hace un tiempo y ahora son demasiado pequeños para que les pongan la otra. Pero se la pondrán, seguro.

Todo esto de las cosas prometedoras viene a cuento del estreno esta semana de una película estupenda. Se llama Una joven prometedora, y ha servido para inaugurar el BCN Film Fest que promete cine y alegría durante una semana, poco antes de dar paso al otro gran festival de la primavera cinematográfica barcelonesa el D’A Film Fest que empieza el 29 de abril. Promesa casi cumplida de volver a las salas, con todas las restricciones debidas a la que me sumo con mucha más tranquilidad. El pinchazo en mi brazo izquierdo me da una seguridad añadida.

 


(me encanta esta imagen de Emerald Fennell)

Una joven prometedora

Una joven prometedora es una película entretenida, brillante, inteligente. La joven prometedora es Cassie, la estupenda Carey Mulligan a la que vimos hace poco en La excavación en un personaje muy diferente del que asume en esta historia. Cassie era una joven prometedora, brillante estudiante de medicina, que por culpa de un hecho traumático abandonó ese futuro. Tiene 30 años, vive con sus padres y trabaja en un café. Pero Cassie tiene un propósito que la lleva a mantener una doble vida. La primera vez que la vemos está sentada, o más bien derrengada y borracha en un sofá de color rojo donde destaca su rubio cabello y su frágil figura vestida con un traje de chaqueta negro. Un grupo de jóvenes la mira y hacen comentarios sobre su estado. Uno de ellos se acerca a ayudarla. Hasta aquí cuento porque vale la pena ir descubriendo los cómos y porqués de todo lo que pasa y le pasa a Cassie. Lo que sí puedo y quiero destacar es la espléndida puesta en escena de esta historia más o menos conocida, más o menos previsible, más o menos compartible. No me extrañó que fuera tan buena cuando descubrí que la directora era mucho más que una joven prometedora. Era una realidad completa. Se llama Emerald Fennell y los que han visto The Crown la pueden recordar como la eterna novia del príncipe Carlos, Camilla Parker Bowles. Pero lo que da más pistas para entender su debut en el largo es que Esmeralda es la guionista de la segunda temporada de Killing Eve. Si conocen la serie, reconocerán en Cassie muchos rasgos de las dos protagonistas; los que no la han visto (aprovecho para volver a recomendarla) descubrirán en Villanelle algunas cosas de Cassie. La manera como Esmeralda encuadra a Cassie casi siempre en el centro del plano tanto en una vida como en otra; los colores con los que la viste: la buena, o mejor dicho la apagada de la vida diaria siempre en tonos pasteles, con vestidos de florecitas y lazos en el pelo; la mala de la noche siempre con trajes de chaqueta negros y pelo recogido, son elementos que cuentan mucho del personaje. Una joven prometedora promete entretener, promete una historia de amor, promete una venganza, promete una polémica, promete hacernos pensar y mirar a nuestro alrededor de otra manera. Y todo lo que promete lo da.

 

Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan

El otro buen estreno de la semana es un documental que también promete lo que nos da. Se titula Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan. Está producido por Johnny Depp y fue uno de los grandes éxitos del pasado Festival de San Sebastián. Mientras la veía, pensaba que este retrato de un cantante irlandés y su banda haría un buen programa doble con Otra ronda. Shane MacGowan es un ejemplo viviente de lo que se cuenta en el film de Vinterberg: el alcohol ayuda a la creación. Aunque pasa facturas, como la pasa el consumo de drogas (ahí está Miguel Bosé para demostrarlo públicamente). Pero Shane, a pesar de haber pagado esas consecuencias, sigue siendo un personaje interesante, irónico, lúcido, brillante y su carrera al frente del grupo The Pogues, una de las más estimulantes en la difícil fusión de música popular irlandesa y la poesía punk más dura. Dirigido por Julian Temple, el film combina animaciones, entrevistas, cervezas, whiskies, diálogos, canciones, y un inédito material de archivo personal y de conciertos de este especial y único duende que se erige en el guardián de la olla de oro de los cuentos tradicionales irlandeses. El documental tiene tres efectos colaterales: te despierta las ganas de tomarte una copa nada más salir (como el film de Vinterberg), corres a escuchar canciones de Shane MacGowan y The Pogues y te planteas encontrar una edición del libro The Keeper Of The Crock Of Gold: Irish Leprechaun Tales. Tres cosas prometedoras.

El regalo de esta semana es un cuadro prometedor



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