A veces no sabes muy bien como
se encadenan las ideas. Esta semana, por ejemplo, no tenía nada claro de qué
hablar en el blog. Y, de repente, ¡Zas! Una idea se abre camino. Bueno se abre
porque le doy pie al juntar una película de estreno, La mujer que escapó, y un documental que he visto para escribir una
pieza del programa La Cartellera, Liv
& Ingmar. ¿Por qué he unido estas dos películas? Pues muy sencillo.
Porque las dos tienen que ver con la intensa relación de un director con una
actriz, no solo en el terreno profesional (hay ahí muchos ejemplos posibles)
sino en el sentimental.
La
mujer que escapó es la séptima película que el director coreano
Hong Sang-soo hace con su actriz favorita, Kim Min-hee; Liv & Ingmar traza un recorrido en la vida de Ingmar Bergman y
Liv Ullmann a lo largo de los cuarenta años que compartieron juntos en los que
hicieron diez películas, aunque solo vivieran como pareja cinco. Podríamos
añadir a esta lista de directores/actrices/ pareja a Ingrid Bergman y Roberto
Rossellini. Pero eso se escapa de la actualidad de mi semana.
La mujer que escapó
Nunca sabremos exactamente
quién es la mujer que escapó en esta película minimalista y preciosa como una miniatura. Es tan sencilla en su estructura y en su desarrollo que acaba por ser
casi transparente. Parece aire, o palabras que se pierden en ese aire, o
sentimientos que se diluyen en una taza de té. El papel de Kim Min-hee en este
nuevo trabajo con Hong Sang-soo es el de una mujer que visita a otras mujeres. Gamhee
es una joven esposa. Lleva cinco años casada y nunca se ha separado de su
marido. Pero un viaje de negocios que él ha emprendido sin ella, la impulsa a
visitar a algunas amigas. La primera es una divorciada. Vive en una casita con
jardín y huerto compartida con otra mujer; la segunda es una mujer soltera,
profesora de pilates, con una relación particular con los hombres de su
entorno; la tercera es la propietaria de un café/cine casada con un hombre que
años atrás había sido novio de Gamhee. Las tres historias tienen constantes
parecidas que se repiten con ligeras variaciones. El encuentro de las amigas,
las charlas sobre el pasado y el presente entorno a una mesa donde se come y se
bebe, la súbita interrupción de un hombre que viene a estorbar su calma,
siempre enfocado de espaldas, estorbando. En las tres hay una ventana abierta
al paisaje, a las montañas en las dos primeras visitas, o en el caso de la
tercera, al mar en la gran ventana que es una pantalla de cine. Los animales
juegan un papel importante, las gallinas, los gatos, los pájaros. En las tres,
comer una manzana compartida es el momento de máxima intimidad entre ellas.
Todas podrían ser la mujer que escapó, aunque solo una, la vecina de la divorciada,
haya escapado de verdad. Al final de este viaje compartido con Gamhee podemos
pensar que es ella la que escapa de no se sabe bien el qué en ese refugio
seguro que es un cine y una pantalla donde susurra el mar. Esta es una película
de mujeres hecha por un hombre que las escucha cuando hablan de los hombres, y
que sabe que cuando ellas están juntas, la presencia masculina es un ruido
molesto y fuera de lugar. He dicho que era como una miniatura y en cierto modo
lo es. Porque hay que fijarse en los detalles; las gallinas, los gatos, las
tazas, como se pela una manzana, el paisaje intuido, lo que pasa fuera de
campo, para apreciar toda su riqueza. La depuración del relato que Hong Sang-soo
y su actriz favorita han conseguido corre un peligro. Igual que Malevich acabó
pintando un cuadro blanco sobre blanco, la pareja coreana puede acabar haciendo
una película tan sutil y transparente que no se vea. La mujer que escapó todavía se ve y se disfruta.
Este documental de Dheeraj Akolkar rodado en el 2012, recoge la intensa y larga relación que la actriz noruega Liv Ullmann mantuvo con el director sueco Ingman Bergman. Diez películas en 42años, una hija en común y una amistad a prueba del tiempo, son el resultado de una de las más ricas asociaciones profesionales y sentimentales del mundo del cine. Pero si fuera un simple documento sobre dos personas famosas, no estaría hablando aquí de Liv & Ingmar. Lo que me gusta de este trabajo es ella, es Liv Ullman a sus73 años, con sus arrugas, su mirada y su sonrisa, recordando y repasando una vida entera junto a Bergman.
Liv tenía 25 años cuando
conoció a Bergman gracias a su amiga Bibi Andersen. Durante cinco años,
vivieron juntos en la Isla de Faro, y rodaron tres películas importantes. Persona, La hora del lobo, La vergüenza. Después, se separaron.
Ella con su hija volvió a Noruega, él siguió haciendo cine con otras actrices,
con ella también. El documental la lleva a la misma Isla de Faro, y a la casa
de Bergman y poco a poco, nos va contando el camino que hicieron durante toda
la vida. Hay imágenes de las películas, hay imágenes de los rodajes, hay
imágenes de la vida. Hay sobre todo una voz que recuerda y momentos de una
emoción extraordinaria. ¿Cómo no sentir emoción cuando Liv Ullmann cuenta que
Bergman, muchos años después de separarse como pareja, pero con una relación más
profunda como amigos, le dijo que ella era su Stradivarius?. ¿Hay algo más
bonito que eso? No sé si es posible encontrar ejemplos como éste de amor y
amistad entre un hombre y una mujer (o cualquier combinación sentimental que
nos apetezca imaginar). Liv & Ingmar
es belleza serena, es memoria, y es más que nada, la reivindicación de que el
amor tiene muchas maneras de manifestarse. Ha sido un gran descubrimiento.
Liv& Ingmar se puede ver en Youtube en este enlace
https://www.youtube.com/watch?v=X4QW94thuuc
El regalo de esta semana son dos
manzanas que Ramon ha dibujado para mí y que muy bien podrían compartir las
mujeres que escapan con la pareja de la Isla de Faro.
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