Esta
semana todo el mundo ha hablado de Fernando Fernán Gómez. Pero el año pasado,
adelantándose a su centenario el 28 de agosto del 2021, Manuel Hidalgo me
invitó a dar una charla en un curso sobre el actor/director que organizaba en
la Universidad de Verano de El Escorial. La maldita Covid19 impidió que se
hiciera, pero yo ya tenía escrito el texto de mi intervención, centrado en el
cine más comercial y menos valorado de Fernán Gómez. Me gusta mucho este texto,
larguísimo, del que extraigo algunos párrafos como homenaje y recuerdo de…
EL
MALVADO FERNÁN GÓMEZ
Entre
las 26 películas que dirigió Fernando Fernán Gómez a lo largo de su larga
trayectoria, hay unas cuantas, más de las que seguramente él habría deseado,
que se pueden considerar encargos o simples productos alimenticios. Son sus
películas más olvidadas, incluso las más maltratadas por la crítica. Es cine,
en muchos casos, realizado a disgusto, sin ganas. Pero incluso en este grupo,
donde se puede enmarcar casi la mitad de las que dirigió, hay grandes
diferencias. Para esta conferencia en la que, como diría el propio Fernán Gómez,
me ha tocado bailar con la más fea, he escogido ocho títulos que me parece
merecen una revisión, o por lo menos una mirada con ojos nuevos, sin prejuicios
añadidos. Son películas rodadas entre 1956 y 1971, dos fechas importantes en su
vida y en su carrera, las ocho corresponden a los años que compartió con Analía
Gadé. Una época feliz en un primer tramo, 1956- 1965, muy dura en el segundo y
último tramo, 1966-1971.
Tener una idea de su vida es imprescindible para entender este periodo, pero también hace falta contextualizarlo en lo que pasaba en España en esos momentos. En 1956, cuando realiza El malvado Carabel, tuvieron lugar las famosas Conversaciones de Salamanca que dieron un vuelco al cine español; la fecha de 1971 que he escogido para cerrar este periodo, también es significativa. A finales de 1970 se celebra el Juicio de Burgos y la lucha antifranquista se extiende, incluso en los ambientes culturales y cinematográficos de los que Fernán Gómez no era ajeno.
En
estos primeros años de su carrera como director, Fernán Gómez no rechazaba los
encargos porque le gustaban las cosas que le proponían. Más tarde, a mediados
de los sesenta y con la decepción de los dos grandes fracasos de sus obras
maestras, El mundo sigue y El extraño viaje, no los rechazaba
porque necesitaba trabajar. Por eso estas ocho películas se pueden dividir en
dos grupos: las que le gustaban: El
malvado Carabel, Solo para hombres, La venganza de Don Mendo, Ninette y un
señor de Murcia. Y las que no le gustaban o le gustaban menos: Los palomos, Mayores con reparos, Crimen
imperfecto, Como casarse en siete días. (En este blog recordaré solo las
cuatro primeras, en la conferencia de El Escorial, hablaba de todas.)
Fernán
Gómez irrumpe en 1956 con una adaptación de la novela de Wenceslao Fernández
Flores, El malvado Carabel, el mismo
año que se encuentra con Analía Gadé en el rodaje de Viaje de novios de León Klimowski. Fernán Gómez conoció a Wenceslao
Fernández Flores cuando participó en El
destino se disculpa, de Sáenz de Heredia, en 1945. Crítico con la
República, el escritor gallego convivió con el franquismo no sin ciertas contradicciones.
De talante liberal, nunca fue bien visto ni por las izquierdas que le acusaban
de adicto al régimen, ni por la cultura oficial a la que no le gustaba la
mayoría de sus ideas. En palabras de Fernán Gómez, gran admirador de él y su
literatura, Wenceslao Fernández Flores “era un autor de derechas con ideas de
izquierdas.”…
Después
de realizar el díptico de las dos vidas, Fernán Gómez volvió su mirada hacia el
teatro popular de Miguel Mihura, adaptando Sublime
decisión, obra estrenada en el teatro en abril de 1955, bajo el título de Solo para hombres, con Analía Gadé y él
mismo como protagonistas. La película empieza con un recurso cinematográfico
que utilizó en muchas de sus películas: dirigirse al público directamente para
situarlo en el contexto. En este caso contarles la historia de la sublime
decisión de Florita, una señorita del Madrid de 1895 que decide trabajar en
lugar de casarse, poniendo en evidencia a sus compañeros de la oficina de Obras
Públicas, ejemplos perfectos del funcionario vago e inútil que La Codorniz dibujaba en La oficina siniestra…. La verdad es que
sin ser, ni pretenderlo, una película feminista, Solo para hombres no deja de tener una actualidad prolongada en el
tiempo, tanto en la España de principios de siglo que retrata la película, como
en la de los años cincuenta cuando se rueda o incluso ahora mismo en que, a
pesar de los muchos avances en las conquistas laborales de la mujer, sigue
habiendo un comportamiento muy machista en muchos sentidos y sobre todo, una desigualdad
salarial inaceptable en pleno siglo XXI. Al margen de la ingenuidad de algunos de sus gags, Solo para hombres sigue siendo una película con muchas cosas que
funcionan y en la filmografía de Fernán Gómez se puede colocar como una
precuela de su díptico sobre la Vida, por
delante y alrededor. En el fondo, Florita y Pablo podían ser los abuelos de
Antonio y Josefina, con parecidos problemas y dificultades frente al mundo.
Un año después de Solo para hombres, Fernán Gómez se embarca en un proyecto que
podemos calificar de delirante: la adaptación de la obra de teatro La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz
Seca. Primero dudó, pero aceptó el reto. Lo explica muy bien en El tiempo amarillo. “La eficacia cómica
de La venganza de don Mendo seguía
estando vigente. Creo que esta eficacia, este éxito de la obra ante los
públicos de este siglo, tiene su origen en el odio, el aborrecimiento que
siente el público normal hacia nuestro teatro clásico. Odio que les viene a
unos de no haber ido al colegio y no haberse enterado de en qué consiste y a
otros de sí haber ido y sí haberse enterado.” Estrenada a finales de 1962, la
película fue un gran éxito que sorprendió al mismo Fernán Gómez. No hay una
explicación clara para este éxito. Reírse de lo que se consideraba teatro
serio, puede ser una causa, pero la película también conectó con un público
joven a través de los números musicales que recuerdan a los de Escala en Hi Fi, un popular programa de
la televisión en 1961. Muchos críticos cargaron contra la película por motivos
extra cinematográficos, (la figura de Muñoz Seca, fusilado en 1936 en Paracuellos, no estaba bien vista entre la izquierda)... Pero lo
mejor fue el público que cayó rendido, como la reina Berenguela, Magdalena y
Azofaifa, ante el apuesto trovador con sus largas melenas rubias, una de las
caracterizaciones que más han divertido a Fernán Gómez. Vista ahora, La venganza de don Mendo tiene la gracia
de ser un producto kitsch, absolutamente encantador en su inocencia
transgresora.
Entre La
venganza de don Mendo de 1961 y Ninette
y un señor de Murcia, de 1965, no solo pasan cuatro años, pasa una vida
entera para Fernán Gómez. Es en esos años cuando dirige las que se consideran
sus dos mejores películas: El mundo sigue,
en 1963 y El extraño viaje, en 1964.
Fernán Gómez llega a Ninette, su segundo Mihura, muy decepcionado por el doble
fracaso de las dos películas que ni siquiera se han estrenado, y por el
principio del fin de su relación con Analia Gadé…. Estos dos hechos se aprecian
en cierta melancolía y tristeza que recorre la comedia de Miguel Mihura. Ninette y un señor de Murcia, no es una
de las mejores películas de Fernán Gómez, pero si es una buena comedia nacida
de un encargo al que se prestó con ganas por el respeto que le tenía a Miguel
Mihura. (Escribí el texto de la conferencia durante el confinamiento del año
pasado y he de reconocer que me sentí muy cerca de Andrés, el señor de Murcia “confinado”
en un piso de París del que no consigue salir en ningún momento).
Acabo este pequeño homenaje a Fernán Gómez con la
frase que cerraba esa conferencia “no nata”: “Yo le tenía mucho respeto a
Fernán Gómez, como actor, como director y como persona. Pero después de volver a
ver o incluso descubrir por primera vez estas películas alimenticias, además le
he cogido mucho cariño. No hay nada mejor que ver cómo se las ingenia alguien
inteligente para sobrevivir en medio de la mediocridad para animarme y
animarnos a superar nuestra propia realidad.”
En FlixOlé se pueden ver estas y otras muchas
películas de Fernán Gómez.
EL RINCÓN DE LAS SERIES
The White Lotus HBO
Creo que a Fernán Gómez le habría gustado mucho esta serie de Mike White. Como alguna de sus películas alimenticias, también The White Lotus nació como un relleno estival de la cadena; como algunas de sus películas alimenticias, se ha convertido en un éxito inesperado y sorprendente. La historia de este hotel para ricos en Hawai se puede ver resumida en sus preciosos créditos (son los más bonitos que he visto en mucho tiempo). Todo empieza con flores hermosísimas, frutas apetecibles, animales felices, pero poco a poco, la podredumbre se va apoderando de las piñas, los gusanos se comen las hojas y los peces mueren en el mar, para acabar con una misteriosa imagen de unos nativos remando en una canoa contra las olas. Ahí está contado todo lo que pasa en esta comedia negra y delirante que empieza con un cadáver en un avión y dedica sus seis episodios a contarnos el misterio de esa muerte, jugando con nosotros, provocándonos para intentar adivinar quién de todos los seres despreciables que pululan por el hotel es el muerto. Pero hay muchas más cosas en el lujoso hotel The White Lotus. Se puede hacer una lectura marxista de la serie: los blancos ricos simbolizan el colonialismo depredador que llegan a los lugares vírgenes para explotarlos sin piedad (la irresponsable Paula y su relación con Kai, la tremenda Tania y su manipulación de Belinda o la peor de todas, el insoportable Shane y la persecución de Armond). Se puede hacer una lectura sociológica: las relaciones de poder en una familia disfuncional; los nuevos ricos que se creen con derecho a todos los abusos; las inseguridades y los controles de las madres, incluso desde el más allá. Pero la lectura más interesante de todas fue la que hizo Ramon: lo que muestra la historia de las siniestras vacaciones de estos personajes en un supuesto paraíso es la incapacidad de ver el mundo que les rodea. Incapacidad de entender lo que le pasa a una joven camarera, incapacidad de ver el paisaje maravilloso, incapacidad de disfrutar del lugar y de la naturaleza; incapacidad, en definitiva, de vivir. Todos los turistas de lujo del White Lotus están ciegos y todos, menos uno, seguirán más ciegos si cabe al final de esa semana inolvidable. El ritmo, la música, los propios personajes, todo es perfecto en esta serie que tiene una de las imágenes más chocantes, inesperadas y contundentes de la historia de la televisión. ¡Larga vida al White Lotus!
El regalo de esta semana son una hojas de las que puede nacer
un loto blanco
Me ha encantado este resumen de la frustrada conferencia, y me ha inspirado para ver todas las pelis a que se hace referencia más la interesante serie de HBO que le hubiera gustado a Fernán Gómez. La observación sobre la ternura que produce ver cómo uno intenta ganarse la vida de forma decente en circunstancias mediocres me ha gustado mucho también.
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