Coincide esta semana una
película en las salas y una serie en plataformas que tienen un único, pero
importante, punto en común. La película es la opera prima de Carol Rodríguez, Chavalas; la serie de Amazon, Cruel Summer. El punto de contacto entre
ambas, es la necesidad de sus protagonistas de ser otra persona diferente de lo
que son, lo que lleva a una a desclasarse y a la otra a despersonalizarse. Más
allá de esto, la película y la serie son completamente distintas.
Chavalas
La protagonista de esta
película con aroma autobiográfico es Marta, una excelente Vicky Luengo en un
registro muy diferente al de Antidisturbios.
Marta tiene 27 años y es fotógrafa, lo que le permite a la directora hacer un
apunte, no va más allá, ni hace falta, de esa Barcelona cool y modernilla de
artistas locales. Marta quiere ser uno de ellos, pero no puede. Ni por
formación, ni por contexto, consigue integrarse en ese mundo ficticio. Porque
Marta es una chica de barrio, una de tantas que intenta dejar atrás la pátina
del bar de la esquina y la ropa tendida. Cuando la crisis, esa que ha llevado a
las martas de medio mundo a darse de bruces con la realidad de un espejismo, la
obligue a volver al barrio, es decir a Sant Ildefonso de Cornellá, empezará de
verdad la película. Lo que cuenta Chavalas
no es ni nuevo, ni original. Marta es acogida por sus amigas de toda la vida,
las chavalas del título, a las que ella en cierto modo desprecia y de las que
se siente superior. Es evidente que Marta aprenderá en ese viaje al fondo de su
barrio que hay cosas más importantes que la fotografía artística y los círculos
de falso cristal de la Barcelona cool. Es evidente que las chicas, estupendas
Desi, Carolina Yuste, Bea, Elisabet Casanovas, y Sori, Ángela Cervantes, le
demostrarán que la dignidad no está reñida con las ganas de triunfar en la vida
y que no hace falta irse del barrio para encontrar una voz propia. Todo
bastante previsible. Pero Chavalas
tiene algo especial que va más allá de su argumento. El retrato del barrio, esa
Cornellá desconocida para tantos barceloneses (como lo son Bellvitge, Santa
Coloma, o Sant Adrià) se presenta como un lugar cotidiano, lejos de los
estereotipos tanto del cine de quinquis (drogas) como del cine social (clase obrera
como el paraíso). El escenario es un paisaje que, como Marta, el espectador va
descubriendo (ella redescubriendo) poco a poco de la mano de esas amigas que no
han tenido la necesidad de salir de allí para ser ellas mismas. Y aun hay algo
más que hace que Chavalas me parezca
una película interesante. Lejos de caer en la fácil lectura del barrio es
bueno, la clase obrera es buena, las amigas son buenas, no duda en mostrar los
claroscuros de sus rincones tanto paisajísticos como humanos. Y acaba
demostrando que hay una salida integradora entre ambos mundos, que en realidad
las fronteras están para saltárselas y crear puentes entre espacios
aparentemente irreconciliables. Eso es lo que aprende Marta y eso es lo que
aprenden, también, sus amigas. Y eso es lo mejor que nos deja esta sincera y
muy fresca película.
Cruel Summer,
Amazon
Esta serie de 10 episodios que se puede ver en Amazon, es algo muy distinto. Primero las protagonistas son adolescentes que viven en una pequeña ciudad de Texas. Segundo, sus problemas no son los de buscar una mirada, sino algo mucho más importante: ser. Una, Jennifer, porque no le gusta lo que es y quiere ser otra, es decir, quiere ser Kate. Kate, porque tras sufrir un trauma brutal, no quiere volver a ser lo que era, pero necesita encontrar qué ser. Perdón por este galimatías, pero eso es lo que explica esta serie juvenil con formato de thriller. La línea argumental es muy simple. Kate es la chica más popular del instituto, guapa, lista, tiene un novio fantástico: Jennifer es un patito feo con gafas y aparato en los dientes que la admira y la envidia. El verano que desaparece Kate sin dejar rastro, la vida de Jennifer cambia y se convierte en la nueva chica popular, guapa y con el mismo novio que tenia Kate. Jennifer parece haber conseguido lo que quería. Pero la reaparición de Kate tras un largo secuestro y una terrible acusación, hará que la vida de Jennifer se convierta en un infierno mientras Kate no consigue encontrar el equilibrio tras su liberación. Todo esto se cuenta en el primer capítulo de la serie. Porque el principal atractivo, y al mismo tiempo fuente de cierta confusión, es que esta historia está contada a lo largo de tres veranos, los de 1993, 1994 y 1995, en los que conocemos a las chicas, vemos sus transformaciones y asistimos a sus infiernos. Cada capítulo sucede el mismo dia de cada uno de los tres años. Para diferenciarlos, el creador y guionista Bert V. Royal, recurre a los cambios de aspecto, vestuario y peinado de las chicas, pero sobre todo recurre a un tratamiento visual que sitúa inmediatamente al espectador en cada uno de eso veranos noventeros. Luminoso y dorado el de 1993, más oscuro y contrastado el de 1994, azul y glacial el de 1995. En cada uno de ellos vemos a los mismos personajes, los padres de Jennifer y Kate, sus hermanos, y sus amigos, estupendos secundarios que roban más de una escena. La solución puede parecer un poco artificial y de hecho lo es, pero funciona y facilita al espectador seguir esta rocambolesca historia de secuestro, amistad, amor y obsesiones que tiene como trasfondo el poder de destrucción de la calumnia (en tiempos donde las redes sociales no existían, no quiero ni pensar lo que sería ahora) y la responsabilidad de los medios de comunicación como conductores e incitadores de esa calumnia. Hay otros temas latentes en este verano cruel: el de los padres, mejor dicho las madres, que proyectan en sus hijas sus deseos (la madre de Kate) y sus frustraciones (la madre de Jennifer), el de las amistades tóxicas y dependientes; el de la dificultad de mantener las distancias entre profesores y alumnos. Quizás la solución al misterio del secuestro sea un poco forzada, no digo que no, pero no importa demasiado para seguir la serie con interés y ganas de saber más. Hasta el último plano del último capítulo.
El regalo de esta semana son
unas flores dedicadas a todas las chavalas
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