Uno de los espectáculos de la
ciudad de San Sebastián son sus cielos y sus mares. El cielo y el mar son el
complemento perfecto al espectáculo que ofrecen las salas de cine del Festival
donde me he reencontrado con las gentes, con el ambiente, casi, casi normal.
Pero aun no, aun estamos sumergidos en la extrañeza. Aunque parezca que todo ha
pasado, la huella de la COVID está ahí, presente. La mascarilla en todas
partes, los aforos limitados, y especialmente la falta de ese otro lado tan
necesario y tan importante en un festival, el de socializar con los demás en
reuniones, celebraciones, fiestas, nos recuerdan que vivimos tiempos muy raros.
Pero vamos a lo importante, lo
esencial de un festival: las películas. Este año he visto muchas, de todas las
secciones. Cuando escribo esto no se saben aun los premios. La verdad es que no
me importa mucho. Para mí, los premios son los que da cada espectador y cada crítico
según sus gustos y sus deseos cumplidos. Y en ese sentido puedo dividir mis
principales destellos de este San Sebastián en dos grandes grupos. Los destellos
de los cielos españoles y los destellos de los cielos franceses, con alguna
otra estrella fugaz que llegaba de otros cielos distintos. Muchas películas se
estrenaran muy pronto y ya hablaré de ellas en profundidad cuando lleguen a las
pantallas. Aquí y ahora, solo una líneas para recordarlas y para apuntarlas en
el carnet de baile de los estrenos de las próximas semanas.
Cielos españoles
La abuela
Paco Plaza llega al festival
por primera vez. Que una película de género, de terror en este caso, esté compitiendo
en la sección oficial es una buena noticia. La
abuela es puro Plaza mas unas gotas de Carlos Vermut, una combinación como
mínimo curiosa. Un tanto por ciento de miedo, otro tanto por ciento de ensayo.
Y en medio dos brujas y una doncella.
El buen patrón
León de Aranoa vuelve a San Sebastián
veinte años después de ganar la Concha de Oro con Los lunes al sol. Su buen patrón, con Bardem al frente como lo
estaba en los lunes, es la prueba de cómo han cambiado los tiempos. Se ha dicho
que El buen patrón es el contra plano
de Los lunes al sol, pero a mi me
parece más el contra plano de Parásitos
. El buen patrón con su humor, ironía
y crueldad es una comedia negra más cerca de La Codorniz que de Berlanga. La belleza de esos polígonos horrendos
de extrarradio de una pequeña ciudad es el escenario ideal para que reine la hipocresía
y el oportunismo de este parásito mediocre y gris, este falso buen patrón que tiene
el rostro camaleónico de Bardem, siempre buscando el equilibrio de sus
balanzas, aunque sea con trampas.
Competencia Oficial
Gastón Duprat y Mariano Cohn
son dos directores argentinos, especialistas en un tipo de comedia centrado en
los personajes. En este caso, tres: la directora Lola Cuevas, una desmadrada
pero adorable Penélope Cruz; Félix Rivero, el superficial actor de Hollywod, estrella
del cine comercial, al que Banderas aporta todo su encanto; y el intelectual y
muy pedante, incluso insufrible, Iván Torres, un personaje al que Oscar Martínez
llena de humanidad. Los tres están encerrados en un decorado fantástico donde
ensayan para una película. Estos ensayos harán aflorar las contradicciones, las
envidias, los recelos de sus competencia en un film lleno de humor, entretenido,
divertido y muy lúcido sobre el mundo del cine visto desde dentro.
Distancia de rescate
Claudia Llosa en estado puro.
Claudia Llosa sumada a Samanta Schweblin, una novelista que parece haber
escrito una novela para ella. En medio de paisaje tan idílico como peligroso,
dos mujeres, Carola y Amanda, es decir Dolores Fonzi y María Valverde encarnan
dos maneras de entender la maternidad tóxica. Un misterio que iremos
descubriendo poco a poco en un relato fantasmagórico que nos pide fijarnos en
los detalles, porque son los detalles los que cuentan. Envolvente y fascinante.
Las leyes de la frontera
Daniel Monzón sigue revisando,
o reformulando los géneros. En este caos el cine quinqui de los setenta a
partir de un relato de Javier Cercas ambientado en la Girona de 1978. Unas localizaciones
únicas, una ambientación cuidada y unos actores perfectos en sus papeles son
los tres pilares para que esta historia de amor y de amistad, este triangulo romántico
y quinqui funcione como un western urbano. Cine de acción setentero, homenaje a
un género con ecos de ahora mismo.
Quien lo impide
Jonás Trueba se sumerge en la
adolescencia de ahora mismo, en definitiva muy parecida a la adolescencia de
cualquier tiempo, con un experimento fascinante de cuatro horas divididas en
tres partes. No es un documental aunque todos los que aparecen son reales y lo
que les pasa es de verdad; no es una ficción aunque hay un fragmento que lo
sugiere; no es un ensayo sobre el qué y el cómo. Nadie le impide a Jonás y a estos
chicos dejarse llevar por el relato a lo largo de cinco años, los que van de un
2016 en plena crisis económica, a un 2021 en plena crisis de pandemia. En este
momento en que es fácil criminalizar a los jóvenes, o como mínimo etiquetarlos,
el film de Trueba nos da argumentos para intentar entenderlos, aprender de
ellos y dejar que ellos aprendan de nosotros. Para mi uno de los mejores
destellos de estos cielos donostiarras.
Cielos
franceses
Arthur Rambo
Laurent Cantet nació
cinematográficamente en San Sebastián cuando ganó el Premio Nuevos Directores
en 1999 con Recursos humanos. Ahora, más
de veinte años después, ha vuelto a la competición con un film que se llama Arthur Rambo, una mezcla de la provocación
intelectual del poeta francés y la violencia del personaje de Hollywood. Arthur
Rambo es el pseudónimo de un escritor magrebí que está triunfando con una
novela basada en la historia de su madre. Pero Karim D, tiene un Mr Hyde en
forma de Arthur Rambo, un twitero compulsivo capaz de decir las más espantosas vilezas.
Xenófobo, racista, machista, antisemita, Arthur Rambo lo tiene todo. Cuando se
descubre que Rambo es Karim, se desata sobre él una tormenta perfecta de
contradicciones que van desde la hipócrita actitud de sus editores y amigos, hasta
la toma de conciencia de lo que sus twits han provocado entre la gente que se
los ha creído de verdad. Una película imprescindible por muchos motivos.
Benedetta
Cine de monjas, cine de época,
cine de humor y de provocación, Paul Verhoeven está en su mejor momento en esta
deliciosa y erótica historia basada en el proceso a la monja Benedetta a
finales del siglo XVI, quizás el primer proceso centrado en el lesbianismo que
ha habido en la historia. Benedetta con sus visiones y sus estigmas, su poder de
seducción y manipulació, es Virginie Efira, una actriz de belleza exuberante y
mucho sentido del humor que nunca pierde de vista que lo importante es creer en
lo que estás haciendo. Como Benedetta.
La Croisade
La cruzada de los niños es la excusa
que encuentra Louis Garrel para hacer esta segunda entrega de las aventuras de Abel
y Marianne con su hijo Joseph. En este caso, Joseph y sus amigos están dispuestos
a salvar el planeta en una nueva cruzada de los niños. Y para hacerlo no dudan en
tomar medidas muy drásticas. Fábula moral más que otra cosa, Un pequeño plan… como salvar el planeta es
un cuento lleno d encanto, un recordatorio de las muchas cosas que aún nos
quedan por hacer.
Petite maman
Lo que más me ha gustado del
festival. Un film delicioso, un cuento que visualiza un deseo que yo al menos,
he tenido alguna vez: como sería encontrarse con tu madre siendo niñas las dos.
Céline Sciamma lo cuenta en una hora y diez minutos, con la colaboración de dos
niñas maravillosas, madre e hija a los ocho años, en un bosque fantástico y una
casita de chocolate. Sensible, emocionante y divertida, Petite maman es un film que se te queda dentro.
Un monde
Esta película pequeña es de la
directora belga Laura Wandel. Pequeña no solo por sus dimensiones, pequeña
porque trata de dos hermanos pequeños en sus primeros días en el colegio. El
acoso escolar está presente en ese patio de la escuela que es un mundo donde se
reproducen todas las cosas buenas y malas de la vida. Sin perder jamás el punto
de vista de la niña, con la cámara siempre a su altura y los adultos cortados
por la mitad, Un monde es uno de los más
hermosos y duros films sobre la infancia y lo complicado que es aprender a
vivir y entender los porqués de ciertos comportamientos adultos. Sin olvidarnos
de la crueldad ingenua pero dolorosa de los niños con los otros niños. Es
preciosa, una pequeña joya
Otros cielos
Drive My car y La
ruleta de la fortuna
Dos películas del mismo
director, el japonés Ryûsuke Hamaguchi.
Drive
My car es un film de tres horas que se pasan volando. La historia
necesita ese tiempo para desplegarse en toda su grandeza. El protagonista es un
actor y director de teatro que tras perder a su mujer, ensaya la obra de teatro
Tío Vania de Chejov, con la
particularidad de que los actores hablan cada uno en un idioma, incluso hay un personaje
que habla en la lengua de los sordomudos. Y se entienden y se comunican y la
obra fluye y funciona como fluye y funciona el dolor de Yusuke Kafuku y como fluye y
funciona la relación con uno de los actores dentro y fuera de la escena. Drive My car, basado en un relato corto
de Murakami es uno de esos extraños films que te invitan a caminar a su lado. Una
prueba de que un cuento puede dar para una película de tres horas y de que el
tiempo es algo profundamente elástico.
La ruleta de la fortuna juega con tres cuentos cortos unidos por el
azar y las coincidencias. El primero es un triángulo azaroso e involuntario
entre un hombre y dos mujeres; el segundo es un intento de acoso desde un punto
de vista muy poco convencional; el tercero, el mejor, cuenta el encuentro
fortuito e inesperado entre dos desconocidas que se confunden y a pesar de eso
consiguen establecer una relación de complicidad. Mentiras y engaños, azar y
fortuna, en tres historias perfectas.
Red Rocket
Sean Baker, el director de The Florida Project vuelve a hacer una película
luminosa, de colores fuertes, en un
ambiente de ruina industrial en la Texas de la era de Trump. Una ruina muy en
consonancia con la del personaje central, un actor porno en horas bajas que
vuelve a su ciudad para recuperarse de una mala racha. Todo allí es feo y
hermoso, como Mickey, un tramposo y un manipulador que encuentra en la insinuante
Strawberry un sueño hecho realidad, una fantasía imaginada en una tienda de
Donuts. Red Rocket no te deja
indiferente y se pega a la piel y al paladar como un buen donut.
MAIXABEL
En la magnífica serie documental
de Jon Sistiaga Eta, el final del
silencio, uno de los momentos más impresionantes es el encuentro en un
restaurante de Maixabel Lasa con Ibón Etxezarreta. Esa no era la primera vez que se
veían cara a cara la viuda de Juan Mari Jáuregui y el etarra
arrepentido que formó parte del comando que lo asesinó de un tiro en la nuca en
julio del año 2000. Maixabel, la
nueva película de Icíar Bollaín que se ha estrenado esta semana después de
pasar por el Festival de San Sebastián, cuenta cómo y porqué Maixabel aceptó encontrarse
con los asesinos de su compañero y cómo este encuentro sirvió para cerrar sus heridas.
El guión de Icíar, escrito en colaboración con Isa Campo, empieza con una rápida
sucesión de escenas que resumen diez años desde el asesinato a sangre fría en
un bar de Tolosa del concejal socialista Juan Mari Jáuregui, como reciben la
noticia su mujer y su hija, en paralelo a la celebración del comando por haber
tenido éxito en su crimen, la detención del comando, el juicio donde cruzan por
primera vez la mirada con Maixabel, y la larga condena en la cárcel, mientras ella
y su hija intentan seguir adelante con sus vidas. Y así llegamos al año 2011
donde realmente empieza la película. Once años después de la muerte de Juan
Mari, dos de sus asesinos están arrepentidos de la lucha, avergonzados de su
vida y sus actos y aceptan, primero Luis Carrasco y un poco más tarde Ibón Etxezarreta,
encontrarse frente a frente con ella en el marco de lo que se llamaron los
Encuentros de Restauración. Las entrevistas ente Maixabel con Luis Carrasco y con
Ibón Etxezarreta, son el núcleo central del film. Los silencios, el miedo, las
confesiones, de esos encuentros entre Blanca Portillo en su encarnación de
Maixabel, Urko Olazabal en el personaje de Luis Carrasco, y Luis Tosar como Ibón
Etxezarreta, están llenos de tensión y de emoción. Sin caer nunca ni en el
sentimentalismo ni en el mensaje fácil o la condena más obvia, Icíar pone las
herramientas del cine al servicio de esta historia, basada en hechos y
personajes no solo reales sino presentes en el rodaje. Maixabel es una película
sobria y respetuosa, oportuna y necesaria en unos tiempos en los que mucha
gente parece haber olvidado lo que fue ETA y la banalidad del mal que causaron
con una lucha estéril que ha dejado por el camino un reguero de violencia y de
vidas perdidas.
El regalo de esta semana son flores de Ramon
para Maixabel, Icíar, Isa y Blanca.
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