Completamente recuperada del
bicho aprovecho para “recuperar” dos estrenos de la semana pasada. Son dos
películas ibéricas, una española y una portuguesa, que merecen ser destacadas
en el aluvión de estrenos intrascendentes que nos invade. Es probable que ya no
estén en las carteleras, pero al menos pueden intentar pescarlas, si quieren, cuando aparezcan en las plataformas o en filmotecas o como sea. Son dos cuentos
de verano, aunque uno pase en invierno.
La
española: Las gentiles, de Santi
Amodeo
Antes de hablar de la
película, una pequeña excursión al pasado. Conocí a Santi Amodeo y a Alberto
Rodríguez en el año 2000 cuando presentaron en Barcelona el corto que habían
dirigido conjuntamente, Bancos. Era
un corto sorprendente en su eficacia y en su modestia. Contaba la cuidadosa
planificación del asalto a un banco por parte de un dependiente de
supermercado. Rodado en blanco y negro con fotografía de Alex Catalán (con el
que tanto Amodeo como Rodríguez siguen colaborando) el corto visto con la
perspectiva de estos veintidós años se revela como la semilla de dos carreras
fructíferas y poderosas, aunque muy diferentes: la de Alberto Rodríguez, el
mejor narrador de la crónica negra andaluza y la de Santi Amodeo, el más
inclasificable y personal cuentista de historias surreales. En Bancos están los dos muy presentes. Y si
lo quieren comprobar este es el enlace al corto que se puede ver en Youtube: https://vimeo.com/30871824
Bien. Dicho esto ya podemos
hablar de Las gentiles, el cuento de
verano rodado en una Sevilla invernal, protagonizado por dos chicas, dos
adolescentes que viven un momento de desconcierto y de dudas existenciales, tan
viejo como el romanticismo de la Ofelia prerrafaelita, tan actual como un video
de Instagram. Son dos chicas de un grupo de amigas, las gentiles del título,
que fantasean y juegan con la idea del suicidio. Un tema duro, más de lo que
nos gustaría, que Amodeo afronta desde su perspectiva de hombre y de adulto,
con un respeto absoluto, aunque, me temo, con una tremenda y comprensible
incomprensión de la dimensión del problema. Ana y Corrales se mueven por una
Sevilla muy poco turística, salen, van a la piscina, suben videos y fotos a
Instagram, y piensan en el no futuro que les espera. Lo que hagan una y otra en
esos días, determinará toda su vida. Sin perder nunca el punto de vista de Ana,
interpretado por África de la Cruz, una actriz que parece la hermana pequeña de
María León, y desde ya firme candidata a nominación como Actriz Revelación, la
película transcurre entre risas y tristezas, entre retos y huidas, entre
problemas y no soluciones. Las gentiles
es una pequeña sorpresa que viene a confirmar a Santi Amodeo como el director
menos convencional de los convencionales. Y no puedo acabar sin pensar, aunque
no se parezca en casi nada, en las Criaturas
celestiales de Peter Jackson, algo de ellas hay en estas gentiles.
La portuguesa: Diarios de Otsoga de Miguel Gomes y Maureen Fazendeiro
Que el cine de Miguel Gomes no se parece a nada, lo sabíamos desde hace mucho. En junio del 2016, hace justo seis años, escribí sobre su magnífica trilogía de Las 1001 noches. “Hablar de la crisis desde una perspectiva de denuncia social y de cine militante, es francamente aburrido y muy descorazonador. En cambio, hablar de la crisis como si fuera una aventura, erase una vez… con humor, ironía, imágenes sorprendentes, personajes inesperados, situaciones insólitas, todo absolutamente reconocible y real, basado en historias que han sucedido en los últimos años en un Portugal destruido por los recortes y la austeridad, no solo es mucho más eficaz para dejar constancia del momento que está atravesando Europa, sino que es mucho más entretenido y rico para el espectador.” Este párrafo puede aplicarse a sus Diarios de Otsoga, sustituyendo crisis por pandemia. En el verano del 2020, Miguel Gomes y su compañera Maureen Fazendeiro preparaban una nueva película que se vio directamente afectada por las medidas restrictivas y de confinamiento que el bicho impuso en todas partes. Ante la imposibilidad de rodar el film que querían, (¿una posible adaptación de un libro de Cesare Pavese?) los directores y todo su equipo se encerraron en una preciosa quinta en el campo donde convivieron durante 24 días, entre el 17 de agosto y el 10 de septiembre, rodando un film casi improvisado a partir de una premisa muy sencilla. Dos chicos y una chica se proponen construir un pequeño invernadero para mariposas en el jardín de la villa, mientras entre ellos se desarrolla una tierna y oculta historia de amor. Pero Gomes no es un director al que le guste lo evidente, así que usando como elemento dinamizador el propio encierro, va construyendo una película al revés. Aquí adquiere todo el sentido el misterioso titulo Otsoga, es decir Agosto al revés, como al revés se va contando este diario que empieza en el día 22 y poco a poco avanza hasta el día 1. A Gomes le gusta desconcertar al espectador, descolocarlo de entrada. Conocemos a nuestro trío protagonista, Crista, Carloto y Joao la noche del día 22 mientras celebran una fiesta en medio de colores y casi olores veraniegos. Y a partir de aquí, hasta el día 15, los vemos pelearse, construir el invernadero, comentar cosas un poco sin sentido, ir en bicicleta, jugar con los perros. Aun no somos conscientes de que están encerrados, pero sí de que parecen estar solos, hasta que poco a poco el escenario va cambiando y vamos descubriendo lo que en realidad está pasando en ese espacio suspendido en el tiempo de un agosto caluroso. Es ahí donde aflora el Gomes puro y donde el film da un giro que nos engancha hasta el final. Estos diarios requieren dejarse llevar (todo su cine requiere dejarse llevar) dejarse envolver por la atmósfera, el humor, la música, para compartir este fragmento de vida en un mes de agosto que es como el contra plano tranquilo de Aquel querido mes de agosto que en el 2008 puso a Miguel Gomes en el mapa del cine portugués.
EL RINCÓN DE LA POLÍTICA
Navalny, de Daniel Rocher HBO Max
HBO Max estrena Navalny, el documental de Daniel Rocher
que el Docs Barcelona escogió para su inauguración hace poco más de un mes. Retrato
del líder de la oposición rusa encarcelado por Putin desde enero de 2021, el
film se centra en la figura de Navalny durante su recuperación en Berlín
después del intento de envenenamiento con Novichok en agosto de 2020 cuando
regresaba de un viaje a Siberia. Apoyado por su mujer y un reducido equipo de
trabajo y con la ayuda inestimable del medio digital Bellingcat, especializados
en periodismo de investigación, el documental pone en primera persona al
abogado de 41 años, retrocediendo hasta 2017, cuando empezó su campaña de acoso
a la corrupción del régimen de Putin utilizando de manera muy inteligente el
poder de las redes sociales para escapar del control y la represión del
régimen. Rocher se enfrenta a Navalny en una entrevista muy poco complaciente
mientras sigue de cerca la investigación del equipo del político, para
desenmascarar a los responsables del envenenamiento. Sin perder el sentido del
humor y con un rigor documental absoluto, el film acaba siendo un apasionante
thriller político digno del mejor John le Carré. Navalny se revela un hombre cercano,
inteligente, con las ideas muy claras pero en ningún momento se le convierte ni
en un santo ni en un mártir. Es un hombre consciente del deterioro de la vida
política de su país, dispuesto a enfrentarse al poder de Putin denunciado la
corrupción y la ineficacia de un régimen que no solo se resiste a cualquier cambio, sino que, como ha
demostrado la cruel e incomprensible guerra en Ucrania, se refugia en glorias
de un pasado a todas luces poco glorioso Cuando rodaban el documental en el
verano del 2020 (al mismo tiempo que Gomes rodaba sus diarios en Portugal)
nadie podía pensar que iba a acabar como acabó: con el encarcelamiento de
Navalny a su llegada a Rusia en enero del 2021. En marzo del 2022, con Putin
metido ya de lleno en la guerra de Ucrania, Navalny fue juzgado y condenado a
nueve años en una farsa judicial digna de los tiempos soviéticos. Verlo ahora,
cuando las noticias de la guerra de Ucrania se han convertido en habituales, es
un recordatorio de que no debemos bajar la guardia, El hombre enfermo, física y
mentalmente que controla y domina el Kremlin, el hombre que es incapaz de pronunciar
el nombre de su enemigo, sigue ahí, como el dinosaurio de Monterroso cuando
despertamos. Navalny está en prisión en una colonia penal de régimen estricto,
pero en realidad es todo el país el que está encerrado en una colonia penal de
régimen putinesco. Navalny el
documental es una lección de historia viva. (una pequeña protesta, el
documental no está subtitulado, tiene voces sobrepuestas y eso dificulta un
poco su visionado, pero a pesar de eso vale la pena verlo).
El regalo de esta semana es una maravillosa mariposa que me ha regalado Ramon.
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